Un conductor de Lugo dio positivo en un control rutinario de alcoholemia, el pasado día 25, cuando salía de la A-8, en la localidad asturiana de Tapia de Casariego. La sorpresa del hombre fue mayúscula porque es abstemio, y así lo hizo saber a los agentes. Sin embargo, el medidor marcó un resultado de 0,36. ¿La razón? El gel hidroalcohólico con el que se desinfectó el aparato para evitar contagios de coronavirus.

 "Yo ni siquiera sabía en cuánto estaba el límite para mí, (0,25), porque siempre me da 0,0 y no me preocupo de eso", explicó el sorprtendido conductor, en declaraciones recogidas por La Voz de Galicia.

El agente desinfectó el aparato con un gel

"Le dije al agente que el aparato debía estar mal, porque yo no bebo alcohol. Entonces, muy amable, quizá al verme tan confuso, dijo que no me preocupase, que traería otro alcoholímetro por si aquel estaba averiado", añadió el hombre.

El agente sacó otro medidor del coche, lo desinfectó con un espray hidroalcohólico, poniendo especial atención en los cantos del aparato donde tenía que poner los dedos para realizar una segunda prueba. "Soplé de nuevo y volvió a saltar la sorpresa: arrojé 0,04 de alcohol en aire espirado. Evidentemente, mucho menos que el límite de 0,25, y que 0,36 del otro resultado, pero inexplicable para alguien que no prueba el alcohol", narró el conductor.

Otros conductores pudieron dar resultados erróneas

El agente también estaba sorprendido por los resultados diferentes que marcaba el alcoholímetro. La razón, según el conductor, un funcionario con conocimientos de química, puede ser el gel hidroalcohólico con el que desinfectan los medidores, que tienen un 70 % del alcohol.

Entre una prueba y otra, los agentes aplican un chorro de gel desinfectante en los aparatos, que hace subrir la graduación de alcohol. "Seguro que eso ocurrió así hasta que llegó el primero que no prueba el alcohol y advirtió el error", reparó el conductor.