Los hábitos saludables ganan cada vez más adeptos, pero no todo lo que se publica sobre la temática relacionada con la nutrición es verdad. De hecho, más de la mitad de lo que se difunde, un 54%, carece de base científica, según el primer Estudio sobre Bulos de Salud, publicado por el Instituto #SaludsinBulos y Doctoralia.

Algunas de esas noticias falsas se difunde para crear alarma o desprestigiar a alguna marca producto. Según alertan estos expertos, entre los que se encuentran nutricionistas, farmacéuticos y médicos, la viralización de esa información “termina calando en la sociedad con una falsa imagen de verdad”, como los “alimentos supuestamente cancerígenos, infectados o peligrosos” o, por el contrario, los “llamados ‘superalimentos’, estrategias de marketing para colar en la lista de la compra productos que no son la base de la dieta mediterránea, más caros y no son imprescindibles para una alimentación sana”.

Las creencias más extendidas

En su Guía de Bulos en Alimentación, que puede consultarse completa en este enlace, los expertos desmontan creencias populares como éstas:

El azúcar provoca hiperactividad en niños

Se trata de un mito que se remonta a los años 70, cuando un médico sugirió la eliminación de algunos compuestos como tratamiento contra la hiperactividad. Entre los efectos perjudiciales del consumo de fructosa como azúcar añadido no se encuentra la alteración del comportamiento infantil, aseguran los especialistas.

Debido a la ruta metabólica de la fructosa, su ingesta en forma de azúcar añadido se relaciona con diversos efectos adversos como alteraciones en el control glicémico, hiperuricemia y elevación de los triglicéridos, pero estos no aparecen cuando se consume a partir de las frutas.

La panela es mejor que el azúcar blanco por “natural”

Según "el Códex Alimentarius, el azúcar blanco es sacarosa (un disacárido formado por glucosa y fructosa) y la panela es sacarosa cristalizada a partir de jugo de caña parcialmente purificado presentada como cristales de sacarosa cubiertos por una película de melaza de caña. Entre un 80% y un 90% de la composición de la panela es exactamente la misma que la del azúcar blanco (sacarosa), y el resto es agua, minerales (potasio, calcio, sodio, hierro), vitaminas (fundamentalmente del grupo B) y una pequeña proporción de compuestos fenólicos. No obstante, no puede considerarse una fuente dietética de estos micronutrientes, puesto que la cantidad que deberían consumirse de panela para obtener un aporte significativo de estos supera con mucho los límites máximos de azúcares libres recomendados", dicen los expertos.

Engorda menos la leche sin lactosa o desnatada

La presencia de lactosa no tiene relación con el incremento de peso. La lactosa es un azúcar simple formado por dos monosacáridos: glucosa y galactosa.

En la leche sin lactosa no se elimina este compuesto, sino que se rompe con la ayuda de una enzima (ß - galactosidasa o lactasa), de forma que, en lugar de contener el disacárido, la leche contiene los monosacáridos libres.

El contenido final de azúcares en la leche sin lactosa es el mismo que en la leche convencional y el valor nutricional es idéntico.

Consumir menos pollo si tienes un problema hormonal

Es falso porque la Comisión Europea “prohibió el uso de los anabolizantes tradicionales, los productos hormonales y los ß - agonistas como promotores del crecimiento en todas las especies productivas. Vamos, que no se pueden utilizar, están prohibidas”. Además, precisan los expertos, sería “absolutamente inviable pinchar pollo a pollo”.

No es saludable comer legumbres de bote o verdura congelada

Los especialistas recomiendan comer frutas, frutas y legumbres en cualquiera de sus formas y métodos de conservación. “En el caso de legumbres de bote, pueden tener aditivos para mejorar el aspecto, pero eso no hace que el producto sea peor, los aditivos son seguros y ésta es una forma muy sencilla de facilitar la elaboración. Ocurre lo mismo con la verdura congelada, antes de congelarla se le da un escaldado previo que facilita fijar algunos nutrientes (y disminuyen algunos, sí) pero en ningún caso justifica que no se puedan comer. Son una gran alternativa rápida y sana”.

El zumo del limón depura

No es cierto que el limón depure nuestro organismo, pero tampoco lo necesitamos, según los expertos, que recuerdan que “tenemos tres órganos en el cuerpo que se encargan de nuestra “depuración”: el hígado, el riñón y los pulmones”.

“El limón tiene una cantidad importante de E-330 (ácido cítrico), pero se puede encontrar también en muchos otros alimentos. No hay ningún nutriente en él que justifique cualquier efecto depurador en el organismo. Y no, no cura nada”, añaden.

¿Aceite de girasol o de oliva?

Sí existen diferencias entre uno y otro. “El aceite de girasol es más abundante en ácidos grasos poliinsaturados, sobre todo linoleico. En cambio, en el aceite de oliva la proporción es ácidos grasos monoinsaturados, como el ácido oleico, que le otorga características organolépticas distintas, es decir, color, olor, sabor y textura”.

Sin embargo, la diferencia más importante radica en uso para la fritura.  Aunque se cree que la opción más interesante es usar aceite de girasol, sobre todo porque es más barato, conviene tener en cuenta que “con el calor de la fritura del aceite de girasol, pueden formarse algunos compuestos que suenan fatal, los radicales libres”.

“Esto podemos minimizarlo utilizando el aceite de girasol alto oleico”, pero el problema es que es más caro. Lo ideal, según los expertos, es usar “aceite de oliva virgen extra”.

Los edulcorante son nocivos para la salud

Todos los aditivos son seguros, los edulcorantes también. La única precaución que deberíamos tener es la de no exceder la dosis de polialcoholes (xilitol, maltitol, sorbitol) porque pueden provocar diarrea.

Las mermeladas son perjudiciales

Los expertos explican que las mermeladas, una vez cocinadas, unas 2/3 partes de la mezcla final que la componen es azúcar. Sin embargo, no se trata de productos excesivamente calóricos, son bajas en contenido en grasas y proteínas. Por ejemplo, 25 g de mermelada (que es lo que utilizaríamos en dos tostadas) contiene 64,5 Kcal y 15,65 gr de azúcar, lo equivalente a dos sobres. Sí recomiendan que se consuma con moderación y las desaconsejan en personas diabéticas.

El plátano no es recomendable en las dietas

Los plátanos contienen carbohidratos, fibra, algunos nutrientes esenciales y antioxidantes. Un plátano de tamaño mediano proporciona 105 calorías. Los plátanos contienen mucha fibra, ésta es importante para mantener los hábitos intestinales regulares, desempeña un papel vital en la salud digestiva y aporta saciedad lo cual es muy importante en esa bajada de peso. Comer grandes cantidades de fibra incluso se ha relacionado con un menor riesgo de enfermedades cardíacas, diverticulares y algunos tipos de cáncer. Una ingesta adecuada de fibra también está vinculada a un peso corporal reducido.

El melón o la sandía en las noches

Una creencia extendida es que comer melón y sandía en las noches no es aconsejable porque son indigestos, algo que, según los expertos, es falso.

“Son alimentos perfecto para tomar en cualquier momento. Siempre hay que tener en cuenta que el componente principal en ambos es el agua por lo que si tomas una gran cantidad de estos puede que te tengas que levantar al baño en mitad de la noche”.

El zumo de naranja antes de comer estimula los jugos gástricos

Bien sabido es que los zumos, sean del tipo que sea tienen un alto contenido en azúcares libres, estos azúcares al ingerirlos hacen que tengas una subida importante de insulina, la cual al cabo del rato tiene un descenso llamativo por lo que es en ese momento cuando puedes tener esa sensación de hambre.

El problema es que la carga de azúcar que te metes en el cuerpo es muy importante, unos 25 gr por vaso y esto está relacionado con diversas complicaciones de salud, obesidad, colesterol, diabetes tipo 2, etc. Por lo que como técnica para tener más hambre no es aconsejable en absoluto.

La fruta fermenta después de las comidas

Los especialistas recomiendan consumir frutas en cualquier momento, y explican que “la descomposición, o fermentación, significa acción bacteriana en los alimentos que resultan en descomposición. Y debido a la presencia de ácido clorhídrico, el estómago tiene muy pocas bacterias”.

“Uno de los propósitos principales del estómago, es esterilizar los alimentos mezclándolos y batiéndolos dentro del estómago que contiene ácido. El lugar donde la fruta produce gas está en el colon, no en el estómago. El colon está cargado de bacterias y actúa como el sistema de alcantarillado del cuerpo”, añaden.