Más seguras, efectivas y afectivas. Así son las operaciones que se llevan a cabo en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, integrado en la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, gracias a un innovador Sistema de Trazabilidad Inalámbrica Quirúrgica (STIQ). “Lo que se ha hecho es aplicar la tecnología digital al entorno sanitario, centrada en la trazabilidad de los pacientes, e integrando los sistemas de información automatizados dentro del circuito quirúrgico”, explica a ELPLURAL.COM el doctor Juan Rey, uno de los principales investigadores y promotores del proyecto.

Información en tiempo real

El sistema, que lleva alrededor de 9 meses instalado en el centro de manera rutinaria, se fundamenta en tres ejes, que repercuten, de forma directa, en la seguridad del paciente.

Por un lado, se coloca a la persona que va a ser intervenida “una pulsera por la que se sabe en cada momento en qué punto del circuito quirúrgico está”, detalla este especialista.

Esta “información actualizada en tiempo real” está disponible para los familiares y para los profesionales. A los parientes les va a permitir conocer a través de su móvil cómo está su ser querido: en preparación, en quirófano, … “Ya no tienen que estar en la sala de espera, lo que contribuye a reducir su ansiedad”, precisa el doctor Rey, lo que hace la cirugía más afectiva.


Por otro lado, esa información, además, se actualiza también para el personal sanitario, de manera que “se reduce el importantísimo volumen de llamadas internas a través de las que se comunica que el paciente ya está preparado o que la intervención ha finalizado”, destaca.

“Todo el proceso se automatiza y no depende de ninguna acción manual”, resume el también Jefe del Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del citado hospital. “La gestión de los recursos es mejor y proporciona una visión global de cómo está funcionando el conjunto de los quirófanos”, precisa. De esta manera, “si uno se enlentece y otro va más rápido, se pueden reubicar procedimientos a lo largo de la jornada”, aclara. “Aunque hay unos tiempos medios de cada proceso, con un histórico anual, ahora, independientemente de eso, conocemos cómo se está trabajando ese día”, lo que permite mejorar el rendimiento. No en vano, éste ha sido en el HURJC, “del 92 por ciento”, celebra el doctor Rey. “Se pueden programar en el mismo tiempo mayor número de procedimientos al aumentar el tiempo disponible del quirófano, disminuyendo los tiempos muertos”, sostiene.

Un sistema de alertas

Por otro lado, cada pulsera, además, lleva asociado un sistema de alertas para saber si el paciente “precisa profilaxis antibiótica, es alérgico a algún fármaco o tiene alguna necesidad especial a la hora de planificar la actividad, como en el caso en el que se requiere un arco de rayos o un instrumental determinado”, apunta este especialista. Esta información actualizada, con todas las alertas asociadas, puede verla el personal sanitario en la pantalla de quirófano, en la que hay en el pasillo o en la de la sala de recuperación.

Pantallas Bloque Quirúrgico HURJC

Control por voz y gestos

Todo ello redunda en la seguridad del paciente. Uno de los aspectos en los que más se ha incidido en este sentido es el que permite hacer el llamado ‘check list’, listado de verificación quirúrgica, por voz. “A lo largo de todo el proceso se realizan tres pausas: antes de entrar en quirófano, antes de empezar la intervención y al finalizar ésta”, relata a este medio el doctor Rey. “En ellas hay que cumplimentar unos protocolos, responder a una serie de preguntas clave definidas por la OMS relacionadas con la identidad del paciente, los antecedentes, el tipo de intervención, el personal presente, la lateralidad, la disponibilidad de material o, por ejemplo, el contaje de gasas al finalizar la intervención”, insiste.

El sistema puesto en marcha por el Hospital Universitario Rey Juan Carlos permite optimizar estos procedimientos, ya que “la segunda y tercera fase se pueden hacer de forma automatizada por voz”.

“En todas las auditorías siempre salen cifras muy bajas en este sentido, y haciéndolo por voz se puede llevar a cabo de manera rápida y automática”. De esta forma “no se duplica el registro. Muchas veces éste se hacía en papel y se volcaba después al ordenador, por lo que la persona encargada de ello puede emplear su tiempo en otras funciones”, apunta este médico

Añadido a esta línea de innovación, se trabaja en el manejo de los dispositivos electrónicos del bloque quirúrgico, por medio de controles de voz o gestos. El cirujano “puede utilizar así el ordenador que hay en la pared del quirófano, consultando el historial, hacer peticiones; navegar por el visor de rayos, cambiando el corte, tomar medidas de una determinada lesión, o ir a ver una determinada prueba; asímismo puede manejar las luces del quirófano, el neuronavegador… todo ello definiendo en cada caso  comandos personalizables para cada usuario”.

“Hasta ahora tenía que haber una persona pendiente y encargada de las necesidades del personal estéril participante en las intervenciones, de transmitir la información desde la mesa de quirófano al ordenador”, recuerda el doctor Rey. Así, “eliminamos esta necesidad en gran parte de los casos. Simplificamos el trabajo y minimizamos errores”, concluye.