El pasado viernes el Tribunal Supremo revocó la sentencia de La Manada y elevó las condenas para los cinco acusados a 15 años de prisión por un delito continuado de violación. Aquella misma tarde fueron encarcelados -a pesar de que dos de ellos, El Prenda y el militar, fueron detenidos mientras intentaban huir-. El 21 de junio fue su primera noche en prisión, y según publica La Razón, no fue precisamente un cuento de hadas.

Desde el momento en que los reclusos pusieron un pie en la cárcel de Sevilla I, no cesaron los gritos en el patio: “¡Perras! ¡Violetas! ¡Os vamos a rajar!”. Este último término es el que acostumbran a utilizar los presidiarios para referirse a los violadores, un colectivo que despierta muchas reticencias en el ámbito penitenciario.

La Jefatura Superior de Sevilla fue quien condujo a los miembros de La Manada hasta la prisión. Una vez allí, se mostraron algo temerosos, según la información publicada por el citado periódico.

A las 21:00 horas quisieron realizar una llamada telefónica, pero no se les permitió puesto que tampoco se deja al resto de presos hacer llamadas a esas horas.

Los miembros de La Manada no gozarán de ningún trato especial, aunque sí que ocurrió algo extraordinario en su ingreso. El director del centro acudió al mismo para dar instrucciones, lo que “solo ocurre cuando entra alguien famoso o importante”, dicen fuentes a La Razón.

La cena constó de una ensaladilla rusa, cochinillo frito y revuelto de champiñones; tras lo cual, se acostaron.

Por el momento, José Ángel Prenda, Jesús Escudero y Ángel Boza se encuentran juntos, a excepción del guardia civil, Antonio Manuel Guerrero, y el ex militar Alfonso Jesús Cabezuelo, que se encuentran en el módulo de FIES 4 (Fichero Interno de Especial Seguimiento), para miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Queda pendiente asignarles una prisión puesto que dicho centro es para delitos con penas menores. Se barajan la cárcel de Sevilla II de Morón de la Frontera o la prisión de Huelva.

En cualquier caso, todos ellos serán vigilados prácticamente las 24 horas por “las ganas que les tienen” puesto que los delitos de violación son uno de los peores considerados dentro de las prisiones y quienes lo cometen no son aceptados por la comunidad carcelaria