España registra unas cifras inaceptables de pobreza infantil, una situación que se ha cronificado oscilando entre el 25 y el 30%. Encabezamos junto a Rumanía el triste ranking del mayor porcentaje de menores de 18 años en riesgo de exclusión. La pandemia, la guerra de Ucrania y la crisis energética han agravado la situación en los últimos tiempos, llegando incluso al 33% de niños, niñas y adolescentes a los que dejamos atrás. "No nos podemos permitir el lujo de dejar fuera del Estado de Bienestar, a nuevas generaciones", nos explica Jordi Riera, catedrático de Educación de la Universidad Ramon Llull y director científico del programa CaixaProinfancia, en una entrevista. Este experto urge a acabar con esta cronicidad persistente remando juntos en la misma dirección y bajando al territorio. "Recomendaría al nuevo gobierno bajar a pie de obra, bajar a micro", subraya. 

"Se trata de hacer que las cosas pasen, ahí, sobre el terreno las familias tienen nombre y apellidos y los niños y adolescentes de estas familias también", añade, convencido de que la única oportunidad que tienen estos menores es la de trabajar juntos. "No nos hace falta más acuerdo. Debemos bajar a ese micronivel y trabajar personalizada mente con cada uno de esos niños y niñas, argumenta al tiempo que insiste en la necesidad de salir del "cortoplacismo" y tener una "mirada valiente" para romper el círculo hereditario de la pobreza infantil. 

"Tenemos que actuar para salir de ese guion y acabar con el círculo de pobreza hereditaria que deja atrás a un tercio de los jóvenes, niños, niñas y adolescentes"

 

PREGUNTA.- Según Save de Children, que ha elaborado el último informe sobre pobreza infantil, dice que uno de cada tres niños en nuestro país está en riesgo de pobreza, un 28,3%. ¿Es compatible una situación así con el Estado del bienestar?

RESPUESTA.- No lo es, sin duda. No nos podemos permitir el lujo de dejar fuera del Estado de Bienestar, a nuevas generaciones.  Tenemos que actuar para salir de ese guion y acabar con el círculo de pobreza hereditaria que deja atrás a un tercio de los jóvenes, niños, niñas y adolescentes. En España la pobreza se ha cronificado y es lo más hiriente. Año tras año, nos situamos en la cola de los países de la Unión Europea donde los índices de pobreza son tan alarmantes y persistentes. O si quieres verlo al revés, en el top del ranking junto a países como Rumanía.

La cronicidad debe ser interpelada. ¿Por qué no hay forma de salir de los datos y de esa realidad? No se puede negar que ha habido esfuerzos diversos a lo largo de todo este largo recorrido de cronicidad, pero seguimos oscilando entre el 25 y el 30% de nuevas generaciones que siguen heredando la condición de desigualdad, inequidad e inviabilidad para romper ese círculo de pobreza.

"En estos últimos años hemos llegado casi al 33% de menores de 18 años en riesgo de exclusión"

P.- ¿La pandemia ha empeorado la situación de estas familias en riesgo de exclusión?

R.- Sí, pero no solo por el hecho de la pandemia, sino porque seguimos sin activar determinados dispositivos o mecanismos que nos permitan mirar con un mejorado optimismo al futuro. Con lo cual, con la pandemia han aparecido nuevas brechas que empeoran aun más las posibilidades de mejorar estos índices. En estos últimos años hemos llegado casi al 33% de menores de 18 años en riesgo de exclusión.

P.- ¿Cómo les ha afectado a estos menores la crisis energética, la subida de las hipotecas y del precio de los alimentos básicos?

Muy directamente. Su vivir cotidiano les impide pensar en otra cosa que no sea la supervivencia y el acceso a prestaciones como el ingreso mínimo vital que les permita, como digo, intentar sobrevivir. Casi el 50% de estas familias son monoparentales, normalmente mujeres con uno o dos hijos a su cargo. Son los que más estás sufriendo esta situación.

"Si estos menores no pueden encontrar un rumbo de éxito entre comillas, su capacidad avanzar en la vida, este tipo de situaciónes se van a reproducir más adelante"

P.- La crisis de 2008 destapó un nuevo perfil de pobreza, personas con trabajo que, sin embargo, no logran cubrir sus necesidades básicas y las de su familia. ¿Esto ha cambiado?

R.- Este perfil sigue estando ahí y pese a tener trabajo, la precariedad o la retribución bajísima que reciben, no les permite efectivamente salir del círculo. Son nuevos perfiles de familias que podrían haber sobrevivido mejor a estas circunstancias en otra época. Tienen altas dificultades para para poder progresar en la vida, especialmente, en el caso de sus hijos. Ahí está el problema. Si estos menores no pueden encontrar un rumbo de éxito entre comillas, su capacidad avanzar en la vida, tanto a nivel educativo, que es la mirada de ProInfancia, como en otros aspectos, este tipo de situaciones se van a reproducir más adelante.

"Deberíamos salir del cortoplacismo de las medidas que estamos tomando sistemáticamente en España"

P.- ¿Cuáles serían las claves para salir de esta situación?

R.- Hay muchas, pero en síntesis, deberíamos salir del cortoplacismo de las medidas que estamos tomando sistemáticamente en España. Salir del cortoplacismo significa tener una mirada valiente, consistente y robusta para ver cómo podemos trabajar con una pobreza que es multidimensional. Para poder avanzar en un reto complejo como es el de la pobreza infantil no nos queda otro camino que mirar más allá de cualquier evento electoral. Debería haber un gran acuerdo de Estado para que no se vieran recortadas las expectativas de intervenir a partir de los ciclos electorales. Esta problemática no se puede resolver por partes, de ministerio a ministerio, una comunidad autónoma, una provincia...

La solución es ponernos todos bajo un mismo proyecto de superación de ese círculo vicioso que se va generando en torno a la pobreza, planteándonos al mismo tiempo qué aporta cada una de las partes: el sector público, el sector privado, que tiene mucha responsabilidad social corporativa más allá de la propia organización o empresa y debería mirar también a la comunidad; el tercer sector, sin duda, claramente implicado en los  objetivos; y también el cuarto sector, del cual referenciamos poco, pero todas estas iniciativas que vivimos en positivo en nuestra sociedad se construyen desde la base de la pirámide, precisamente dando más oportunidades a esta población en alto riesgo.

Los cuatro sectores deberían estar sujetos a una gran alianza con unos objetivos compartidos y una forma de intervenir compartida. Cuando todo esto no sucede, encontramos soluciones a corto término de problemas que son complejos y de largo recorrido.

P.- ¿Qué consejo le daría al gobierno que se forme tras las próximas elecciones generales?

R.- Recomendaría al nuevo gobierno bajar a pie de obra, bajar a micro. En las afirmaciones globales estamos todos de acuerdo o deberíamos estarlo. Por ejemplo, hay acuerdo técnico, científico y político en torno a la importancia del hecho educativo como algo relevante para romper el círculo hereditario de la pobreza. Además del derecho a la educación, todos estamos de acuerdo con el derecho a una salud y bienestar sanitario.

"Se trata de hacer que las cosas pasen, ahí, sobre el terreno, las familias tienen nombre y apellidos"

¿Dónde tenemos el problema principal? Aconsejaría al gobierno que baje a los micro-territorios y micro-comunidades para establecer propuestas y políticas que aterricen en la acción de verdad. Se trata de hacer que las cosas pasen, ahí, sobre el terreno las familias tienen nombre y apellidos y los niños y adolescentes de estas familias también. La única forma de avanzar es juntos y bajando a pie de obra, porque en las macro declaraciones ya hay suficiente acuerdo, no nos hace falta más acuerdo. Debemos bajar a ese micronivel y trabajar personalizada mente con cada uno de esos niños y niñas. Usted me dirá es que son muchos porque estamos hablando de 2,2 millones de menores de 18 años, según los últimos datos, pero no nos queda otra. En ese nivel tenemos ya a profesionales de distintos sectores dándolo todo, también a instituciones y al sector de los servicios sociales, pero si nos ponemos todos a trabajar juntos, podríamos llegar al largo recorrido y erradicar el círculo vicioso de de la pobreza. 

"Hay una brecha digital de carácter socio-digital que impide a aquellos que más lo necesitan llegar a los recursos"

P.- ¿Cree que nuestro país es lo suficientemente garantista como para que las ayudas realmente lleguen a las personas que más lo necesitan?

R.- Es garantista, pero en muchas ocasiones nos encontramos con una problemática de carácter tecnocrático y burocrático que puede generar paradojas indeseables, que esas ayudas lleguen justamente a quienes menos lo puedan necesitar y dejen de llegar a aquellos que lo necesitan más. Por ejemplo, ha habido problemas en la gestión del ingreso mínimo vital, en algunos casos no ha llegado a las familias idóneas, en otros ha habido devoluciones y en otras no han llegado a quienes tenían que llegar.

¿Por qué cuando articulamos el cómo tecnocrático generamos errores? Una de las causas sería, por ejemplo, la forma de acceder a los recursos. Hay una brecha digital de carácter socio-digital que impide a aquellos que más lo necesitan llegar a los recursos. Si esto se gestiona a través de móviles o smartphones necesitamos una alta competencia digital. Por tanto, estamos estableciendo una nueva brecha que, por más que es bien intencionado el recurso, en la forma de hacerlo es llegar se generan nuevas brechas en el camino, a unas personas que ya de por sí tienen muchas dificultades para comprender si tienen derecho o no a ese apoyo. Lo que nos está impidiendo que seamos realmente garantistas tiene más que ver con los procesos, la tecnocracia asociada, etc, que es donde se producen distorsiones, paradojas de, digamos, cierta carga de inmoralidad.

"La repartición de recursos está sujeta a planteamientos que no hacen distinciones y, en caso de que lo haga, será porque un colectivo lo necesite más que otro, pero no por su origen o categoría de inmigrante"

P.- . Uno de los tópicos más repetidos es que estas ayudas sociales van solo a los inmigrantes mientras que los españoles se quedan fuera, un cliché incluso alentado desde determinadas fuerzas políticas. ¿Qué opina?

R.- Estos discursos justamente pecan de lo que pretenden defender. Son distinciones que contradicen la base del discurso de la dignidad humana y de los derechos humanos. Todos somos migrantes, todos migramos de un sitio para otro. La repartición de recursos está sujeta a planteamientos que no hacen distinciones y, en caso de que lo haga, será porque un colectivo lo necesite más que otro, pero no por su origen o categoría de inmigrante.

"Si sólo prestamos atención a la economía, nos olvidamos de todos estos otros ámbitos y no vamos a conseguir romper el círculo hereditario de pobreza"

P.- ¿La lucha contra el círculo de pobreza es una cuestión que va mucho más allá de la ayuda económica?

R.- Sí, y ojalá, hubiera un plan de trabajo compartido. Las ayudas económicas son fundamentales, sin duda, pero no es suficiente. La ayuda debe ser, como decía al principio, de carácter multidimensional. Tenemos que hablar de la generación de más oportunidades educativas, de más oportunidades de participación sociocultural, de más oportunidades de acceder a una alimentación sana.... Fíjese que los índices de obesidad infantil por mala nutrición y mala dieta, se dan justamente en estos colectivos. Es otra gran pandemia la de la obesidad infantil, porque no augura un futuro a nivel a nivel sanitario mucho mejor para estos colectivos. Tenemos que hablar también y mucho de oportunidades de vivienda. Muchas de estas familias viven en casas sobreocupadas. También el tema ocupacional es importante: deberíamos reorganizar y ordenar mejor el sistema ya que hemos mezclado demasiado la formación profesional reglada con los sistemas ocupacionales y la formación permanente. En este sentido, la nueva ley de Formación Profesional también nos pretende ayudar a avanzar en una línea más saneada de la formación para la ocupación.

Todos estos ámbitos son derechos y una mirada colectiva sobre ellos nos permitiría actuar a multinivel. Si sólo prestamos atención a la economía, nos olvidamos de todos estos otros ámbitos y no vamos a conseguir romper el círculo hereditario de pobreza. Es el camino que debemos recorrer. 

P.- ¿El acceso a la educación sería una de las claves más importantes para acabar con la desigualdad?

R.- No es el acceso, porque el derecho a la educación es un derecho universalmente reconocido. Es el derecho a tener la oportunidad de que el acceso a la educación finalice con éxito. Es decir, garantizar recorrido formativo de estos niños, niñas y adolescentes. 

"CaixaProinfancia desmuestra, después de 15 años de actuación, que es posible plantear este modelo de redes locales sobre el terreno, todos juntos, para lograr ese éxito educativo"

P.- Gracias a la labor de CaixaProinfancia hay chavales que han conseguido culminar de forma brillante su proceso educativo, etapa a etapa, teniéndolo todo en contra, ¿no?

R.- CaixaProinfancia desmuestra, después de 15 años de actuación, que es posible plantear este modelo de redes locales sobre el terreno, todos juntos, para lograr ese éxito educativo. Conseguimos, por ejemplo, que el niño o el adolescente no abandone sus estudios, algo muy importante en esta situación. El índice de abandono escolar en España es muy elevado, en torno al 14% en la población en general. Pero cuando uno entra en el colectivo del nivel más bajo de renta, se encuentra con un dato estremecedor, con un 50% de abandono escolar.

"Tenemos un índice de graduación en secundaria del 80%, que es equivalente a la población estándar en España"

Que no abandonen, esa palabra es muy importante, y que sigan luchando por su proyección formativa es vital. En CaixaProinfancia hemos conseguido que ese abandono hipotético entorno al 50%, que sería esperable para esta población se reduzca enormemente, se reduzca a menos de la mitad. Tenemos un índice de graduación en secundaria del 80%, que es equivalente a la población estándar en España.

Como mínimo hemos conseguido que no nos abandonen más que el grupo completo de chavales de esta edad. A partir de ahí, por supuesto, conseguimos que su interés por seguir formándose crezca, porque cuando uno está rodeado de problemas y consigue un un hito, casi una heroicidad en muchos casos, su motivación interna crece y busca seguir con sus estudios, etapa a etapa, y llegar también a la universidad. En estos recorridos de éxito esta parte de la solución de futuro.

P.- Ojalá pudieran extenderse a toda la población todos estos logros...

R.- Nosotros proponemos básicamente un modelo, una metodología y lo ponemos a disposición de los gobiernos tanto locales como autonómicos o estatales. No porque pensemos que hemos encontrado la solución, sino una parte de la solución. Esa es nuestra mirada, aportar nuestra experiencia en esta propuesta de primera línea, que parte del núcleo familiar hacia la comunidad y que pone en interacción a todos los agentes sociales para trabajar juntos en el mismo plan a largo término. Los resultados empiezan a mejorar y a indicarnos que se produce el deseado vuelco del famoso círculo hereditario. 

"Sí confiamos en que se pueda revertir, porque llegará un momento en que la herida duela tanto, que nos preguntaremos cómo hacerla cicatrizar y avanzar"

P.- ¿Confía que la situación pueda revertirse a gran escala?

R.- Cuando uno se mueve en el ámbito social y educativo debe tener siempre esta mirada rebelde, pero convencida de que está a nuestro alcance la posibilidad del vuelco. Sí confiamos en que se pueda revertir, porque llegará un momento en que la herida duela tanto, que nos preguntaremos cómo hacerla cicatrizar y avanzar.  Luego sí confiamos, no nos queda otra. Y hay otra razón, cuando estás en primera línea, sobre el terreno, y ves cómo cambian las caras y la alegría de vivir, en familias en contextos de alta dificultad, por fuerza y por deseo, estoy convencido de que entre todos podemos conseguirlo.