Benedicto XVI ha fallecido a los 95 años de edad este sábado 31 de diciembre de 2022. Una defunción que ha supuesto un hecho inédito en la longeva historia de la Iglesia católica, dado que su sucesor, el Papa Francisco, máximo representante actual del Vaticano, será testigo de su entierro.

Y es que el catolicismo ya acogió como algo inhóspito la abdicación de Benedicto XVI aquel 11 de febrero de 2013, cuando alegó “falta de fuerzas” para continuar en el cargo por motivos de salud después de casi ocho años como Papa al suceder a San Juan Pablo II, que falleció en 2005.

De este modo, su renuncia significó también su proclamación como el primer Papa emérito de la modernidad, ya que en la Edad Media, en 1415, fue Gregorio XII quien renunció en el Concilio de Constanza en aras de finalizar el Cisma de Occidente, aunque la primera de todas fue –por decisión propia- la de Celestino V, en el año 1294, para llevar desde ese momento una vida ermitaña.

Un ritual funerario de lo más inusual

Debido a la extrañeza de los acontecimientos, el funeral del Papa emérito no transcurrirá de igual manera que el de sus antecesores. El luto durara un total de nueve días, cumpliendo así lo que dicta el tomo Ritual Romano por el que se lleva a cabo este procedimiento litúrgico. Habiendo sido además el obispo emérito de Roma y exjefe de Estado hará que tenga mayor relevancia y numero de asistencia de delegaciones de todos los rincones del mundo.

De esta manera, sus restos descansaran alrededor de cinco días en la Basílica de San Pedro antes de su funeral, donde se leerá el testamento y sus últimas voluntades, las cuales pueden afectar a su propio entierro.

Sera en el momento del santo entierro cuando se dé el hecho inédito e histórico: un pontífice en activo oficiara las exequias de otro papa, una tarea que hasta entonces siempre había hecho el decano del colegio cardenalicio.

Posteriormente, Kevin Farrell, el actual camarlengo, será el encargado de destruir el Anillo del Pescador, el cual le es entregado a cada Papa en el momento de su nombramiento aunque, en el caso de Benedicto XVI, este sufrió daños y fue requisado en la Oficina de las Ceremonias Pontificias.