Netflix ha decidido que su segunda película española sea una comedia que gire en torno a un comando de la banda terrorista ETA en Madrid. El filme estará protagonizado, entre otros, por Javier Cámara, Miren Ibarguren, Gorka Otxoa y Julián López, entre otros. El argumento narra las peripecias del comando destinado en Madrid que aguarda órdenes para cometer un atentado. Sin embargo estas no llegan nunca y toda la trama transcurre en el piso franco del grupo. El título de la película será Fe de etarras.

La cinta no ha tenido una recepción tranquila en España, pues ya ha levantado ampollas. Al menos entre cierto sector de la población. Más concretamente 16.000 personas que han firmado la petición que el colectivo ultra Hazte Oir ha colgado en su página web, junto a un artículo en el que expresan su malestar hacia la Fe de etarras.

Hazte Oir, que ya fue protagonista hace escasos meses con su famoso autobús del odio, describe la película como una humillación de una empresa para que “se lucre a costa de las víctimas”, tal como recoge el comunicado emitido por el colectivo de unas palabras de Ignacio Arsuaga al respecto.

“Boicot a las empresas”

El colectivo ultra católico pretende boicotear tanto a Netflix como a Mediapro – metida en la producción de la misma – si no reconsideran su plan inicial para estrenar la película. “España entera tiene una deuda de gratitud con las víctimas del terrorismo impagable”, declara Arsuaga que reconoce su imposibilidad de callarse “ante el dolor que sé que su película provocará”.

En el artículo de su web, dudan de la gracia del título de la cinta. “No es una errata”, espeta la autora de la columna con particular sorna y devolviendo el juego de palabras de los miembros de la producción de Fe de erratas. Los ataques son constantes ante una película que sus creadores la comparan con la trama de Friends y las eventualidades que viven sus protagonistas dentro del piso - el piso franco en este caso -.

Además, como colofón, se cuestionan si Netflix sería capaz de producir una comedia sobre los atentados del 11S. A esta pregunta dan por hecho que se respondería con un no y finaliza con otra retórica: “¿Entonces por qué frivoliza con las víctimas de ETA?”