España afronta su primera semana sin Estado de Alarma con la resaca de las imágenes de fiesta y botellón en las calles que dejó la madrugada del sábado.

Al grito en Madrid de ‘Libertad’ muchos jóvenes tomaron la capital para celebrar el fin de esta medida excepcional; y el mismo ambiente festivo se repitió en muchas otras ciudades como Barcelona, Salamanca, Sevilla o Bilbao.
No solo dejaban atrás el toque de queda, sino también mascarillas y distancia social, lo que llevó a la policía a sancionar a muchos de los asistentes.

Del ‘No’ al Estado de Alarma a las críticas por eliminarlo

La lluvia de reacciones no ha tardado en llegar desde diferentes ámbitos. Los menos, han mostrado cierto grado de comprensión con quienes están deseosos de divertirse. Los más, han condenado las escenas, que han tachado de “lamentables”.

La preocupación que han dejado las imágenes festivas ha sacudido también el tablero político. PP y Cs no ha desaprovechado la ocasión para cargar contra Pedro Sánchez, al que responsabilizan de lo ocurrido. Curioso, si se tiene en cuenta que hace seis meses el líder de los populares consideraba la medida “un agujero negro para las libertades”. Este mismo domingo a través de su cuenta de Twitter, Pablo Casado ha atacado al jefe del Ejecutivo por lo contrario. "Con Sánchez pasamos del estado de alarma al caos; será el responsable si hay otra ola sin que las CCAA tengan la ley de pandemias que llevamos ofreciendo un año", ha escrito.  Y a continuación ha esgrimido una amenaza: "Responderá ante la Justicia y una comisión parlamentaria" por lo que él considera "la peor gestión del mundo".

En la misma línea, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León y portavoz, Francisco Igea, ha destacado que "era demasiado pronto para pasar de 0 a 100" y ha avanzado que "Sánchez debería presentar su dimisión si se vuelve a establecer" el Estado de Alarma.

Entre la incertidumbre y la esperanza de la vacunación

Habrá que ver qué repercusión tiene la nueva realidad en los datos epidemiológicos. Desde este domingo se puede circular libremente entre comunidades y cada gobierno autonómico ha impuesto sus propias restricciones. Sin embargo, ningún ejecutivo autonómico parece estar dispuesto a asumir el desgaste que la responsabilidad en la gestión de la pandemia puede ocasionar. El ojo está puesto, además, en los tribunales, que tendrán que avalar, llegado el caso, algunas de las medidas restrictivas que se quieran adoptar.

En un par de semanas se podrá hacer un primer testeo, pero ya se espera un incremento del número de contagios, al que, previsiblemente, seguirá el de ingresos hospitalarios y, a continuación, el de ingresos en UCI.

La esperanza está puesta en la vacunación, que avanza a buen ritmo. A ella se confía lo que nos depare el verano.