La invasión de Rusia a Ucrania ha abierto la mayor crisis humanitaria que se recuerda en Europa desde hace décadas y, como sucede siempre en estos casos, hay quien se vuelca para arrojar un poco de luz entre tanta oscuridad.

Es el caso de Pepe. Residente en Madrid y actualmente jubilado, es una de las muchas personas que esta semana parten a la frontera entre Polonia y el país arrasado por Vladimir Putin en el que es "el viaje de su vida" y para traer a España a “tantas personas y familias como se pueda” 

La iniciativa, propuesta por él mismo y otro compañero de Vigo, incluye a un total de 22 vehículos entre autocaravanas -la mayoría- y coches que se han ido sumando a través de las redes. Cada uno de ellos sale de un punto distinto de nuestra geografía. Así, Madrid,Toledo, Valencia, Valladolid, Santiago de Compostela o Algeciras son solo algunos de los territorios desde los que estos trotamundos arrancan y a los que esperan volver con sus ‘cuatro ruedas’ con personas que huyen del conflicto.

Salimos hoy de Barcelona, que es el punto que pusimos de encuentro, e hicimos noche allí”. Desde la ciudad condal, cuenta en exclusiva a ElPlural.com, irán hasta un pueblecito en la frontera entre Polonia y el país con capital en Kiev.

“Tardaremos alrededor de tres días y medio, cuatro. No sé si estaremos más tiempo allí por el proceso identificativo, de descarga… A la vuelta sí tardaremos al menos un día más porque las familias no se pueden pegar esa paliza, a pesar de que la autocaravana es muy cómoda; pero tienen que estirar las piernas y demás”, relata.

Recorrido que hará @caravanasporucrania
Recorrido que hará @caravanasporucrania. Instagram
 

Sobre las personas que esperan traerse del este del continente, Pepe es claro: “Las máximas posibles”. Aunque haciendo cálculos nos concreta que, más allá de que las caravanas tienen capacidad para cuatro o cinco “no pasa nada” si regresan con alguna más.

“Si tenemos que traer a cinco personas para que venga una familia entera se hará. La idea es que las familias no se dividan”, cuenta; a la vez que añade: “Vamos a dejar las camas para ellos y los conductores vamos a dormir en el pasillo o en el asiento del conductor”.

“Me han ayudado más de 100 personas”

El coste del viaje, estima nuestra fuente, ronda “entre los 2.500 y 3.000 euros”, pero puede variar en función de los peajes y también de si compran algo, aunque ellos ya van surtidos de comida y otros objetos de primera necesidad para quienes allí lo necesiten: “Por ejemplo, en Francia nos abren las barreras de los peajes, pero en Polonia creemos que no”.

Ayuda humanitaria
Ayuas humanitaria para Ucrania. @caravanasporucrania. Instagram.
 

Su modo de financiación para poder hacer frente a los gastos dista mucho de las asociaciones humanitarias al uso. Al tratarse de un proyecto completamente autónomo los pagos que reciben suelen llegar de parte de familiares o conocidos.

“A una persona lo que más le cuesta dar es una ayuda económica porque no están bien las cosas y porque nunca sabes si lo que das va a llegar o no. La diferencia con nosotros es que toda la gente que te da te conoce o conoce a tu familia y sabe que va a llegar todo", cuenta Pepe, que asegura que solo a él le han ayudado “más de 100 personas”.

Debido a la gran respuesta ciudadana que han tenido, están seguros de que superarán con creces las expectativas, por lo que sobrará dinero, pero jamás se perderá. “El dinero que sobre lo damos a las ONG que nos diga Ana, la cooperante. Al final las ONG tienen mucho material, pero nunca recogen dinero, por la razón que hemos hablado”.

Además, por si alguien aún y con todo no termina de confiar; han creado una cuenta de Instagram  -@caravanasporucrania- en la que se puede seguir el recorrido y las distintas acciones que van llevando a cabo. “Vamos en representación de todos”, dice incapaz de contener la emoción.

“Cualquier cosa es mejor que quedarse allí”

Las personas que vuelven se quedarán -esa es, al menos, la intención primera- con familiares o amigos que tienen en España. “Ana, que es polaca pero habla muy bien español, ha estado localizando con su espectacular trabajo a familias, amigos o alguien que los cuide”, expone; aunque se reafirma en que “cualquier cosa es mejor que quedarse allí”.

“Nuestra idea es traernos personas que aquí tengan familia, conocidos o las acojan de alguna manera. Si no puede ser… pues bueno, pero las autocaravanas nunca irán vacías. Eso está claro”, sostiene explicando que en este caso se quedarían en organizaciones o similares.

Así las cosas, y por sacar algo positivo aún a sabiendas de que el término nunca es compatible con lo propio de una guerra, el de los conductores de esta veintena de vehículos es un ejemplo más de lo que como sociedad somos también capaces y que durante estas semanas, aunque ojalá no tuviera que ser así, estamos demostrando.