La modelo e influencer Vanesa Lorenzo vuelve a sumergirse en el mundo de la escritura con 'Crecer Juntos', presentando un nuevo enfoque educativo para el cuidado de los más pequeños e introduciendo así la "disciplina positiva" y los beneficios del yoga como pilares de una educación que busca la dignidad y el respeto entre hijos y padres.

De la mano de la Editorial Planeta, la autora publica su segundo libro en el que relata cómo es el día a día con sus dos hijas y su crecimiento emocional a la par. Desde ElPlural.com hablamos con ella para saber cómo ha llevado el confinamiento, su estilo de vida basado en el yoga y algunas anécdotas de su propia cosecha.

P: ¿Cómo ha pasado su familia el confinamiento, ha supuesto alguna dificultad en la convivencia con sus hijas?

R: Claro, el “24/7” al que nos enfrentamos con el confinamiento fue todo un reto. En esa etapa estaba redactando los capítulos del libro, entonces fue como si los astros se alinearan para que en ese momento estuviera desarrollando un contenido que necesitaba más que nunca para la cooperación del hogar.

Imagino que al igual que todos, había mucha tensión e incertidumbre, había ansiedad también y es algo que los niños perciben un montón. Así que podía poner en práctica todo aquello que estaba redactando.

P: Entonces, ¿en qué sentido ha funcionado la “disciplina positiva” en estos momentos tan excepcionales?

R: Esta disciplina favorece mucho la cooperación. Era un momento en el que estábamos trabajando desde casa y los niños con el colegio pues la cooperación y el poder hacerles ver a los niños que debían cooperar en el hogar era un punto muy importante para poder llevar mejor el confinamiento. Por otro lado, el yoga también nos ayudó mucho a encontrar momentos de paz y tranquilidad, incluso divertidos.

Con respecto al confinamiento, ayuda a que el niño coopere porque se aleja un poco de esa educación de “los padres ordenan y los niños obedecen”.

El niño entiende que forma parte de ese grupo, se siente útil y se hace partícipe de lo que hay que hacer en el hogar para que luego todas esas tareas que tienen que hacer puedan favorecer la convivencia.

No consiste en que hagan las tareas porque me tienen que obedecer a mí o a su padre, sino que se lo toman como algo que tienen que hacer: los involucras en el listado de tareas, que las hagan suyas.

P: La incertidumbre que está sembrando el coronavirus en las familias españolas es más que evidente, tanto a nivel económico como en el cambio radical de la rutina de los niños. ¿Qué consejo daría a aquellos padres desesperados?

R: Hablando desde una postura privilegiada, porque al final yo sigo con mi trabajo y hay mucha gente que lo ha perdido, es una situación desesperante. Pero creo que es importante mantener la mente en calma para que no afecte también a la salud.

El yoga ayuda mucho en ese sentido, a mantener la mente en paz y en calma, para que todos esos pensamientos negativos y gestionar mejor la ansiedad se puedan reconducir en algo mejor.

P: ¿Cuál cree que es la mejor manera de afrontar ese “síndrome de la cabaña” o la ansiedad que han sufrido (o están sufriendo) muchos niños en los últimos meses?

R: Había veces que con mis hijas había mucha tensión, que tenían una mal comportamiento, porque ellos se impregnan de todo eso. La “disciplina positiva” defiende que cuando te acercas a un niño desde el respeto e intentas entender realmente lo que le pasa, evitando modificar esa conducta a toda costa a través de serios castigos, se llega al fondo del por qué el niño se está comportando así.

El niño tiene que darse cuenta de que tú tienes empatía hacia él, le preguntas cómo se encuentra. Es la capacidad de entender cómo se sienten los niños y de cómo nosotros podemos expresarles a ellos cómo nos sentimos para que entiendan las emociones negativas: nervios, llantos, gritos, intranquilidad…

Esa conversación con el niño es muy buena porque les enseñamos a que no es una cuestión de no sufrir, no es evitar que tu hijo tenga malestar en algún momento, pero sí a ayudarle a vencer esa noción y reducirla.

P: ¿Qué beneficios aporta el yoga a sus hijas?

R: Como adulta y como disfruto de los beneficios del yoga desde hace muchos años, quería que ellas se introdujesen en la práctica lo antes posible. Lógicamente, hay que adaptarlo al lenguaje y el desarrollo de los niños a través del juego.

Esto puede llevar a muchos beneficios: físicos, posturales (para crecer con una buena postura) y también están los beneficios con los que el niño aprende a respirar, es decir, cómo afecta la respiración a nuestras emociones.

También se les enseña con el juego a meditar focalizando la mente en un pensamiento, son ejercicios muy sencillos en los que se les introduce en un estado de calma, lo que luego les ayudará muchísimo a enfrentarse a exámenes y otros retos de la vida.

Vanesa Lorenzo presenta su nuevo libro, 'Crecer Juntos'. Fuente: Editorial Planeta.
Vanesa Lorenzo presenta su nuevo libro, 'Crecer Juntos'. Fuente: Editorial Planeta.

P: ¿Podría aplicarse este tipo de educación a niños más crecidos o adolescentes?

R: Sí, por supuesto. La “disciplina positiva” es un método educativo que forma a niños y adolescentes, pero también se puede aplicar en pareja e incluso en trabajos en equipo en el ámbito laboral.

La base es la misma: ¿Cómo te comunicas de una forma positiva teniendo en cuenta que tienes que respetar a los demás? Es tener empatía hacia ellos.

P: ¿Podría poner algún ejemplo práctico en el que observe la diferencia de comportamiento de sus hijas con respecto a otros niños?

R: Por ejemplo en casa, cuando se hacen las tareas de la mañana. A mí me dictaban las mismas tareas todos los días: “Lávate los dientes”, “coge la mochila”, “vístete”; es como que estás dando órdenes todo el tiempo.

El hecho de que hiciéramos un listado de tareas, que además era como un juego de tareas en el que incluíamos fotos y dibujos, yo decía “hay que hacer cuatro tareas antes de ir al cole”, entonces desarrollar las tareas con ellas ya no consistía en que yo tenía que ordenarlo, solo se lo recordaba. Ellas por sí solas aceptan esa responsabilidad como una propia, ya no les digo yo lo que tienen que hacer.

Otro ejemplo también, es una reacción que veo en mi hija que me gusta mucho: Cuando me equivoco le pido perdón, y ella está empezando a pedir perdón y rectificar cuando ve que ha hecho algo mal, porque lo ha visto de mí. Si yo en cambio le grito y pierdo las formas, luego digo “perdona hija, me he puesto muy nerviosa, no tenía que haberte gritado”, entonces ella reacciona con empatía y entendimiento.

P: ¿En qué consisten las “4R” de los errores que se mencionan en el libro?

R: Tiene que ver con el pedir perdón, algo que nos cuesta mucho, parece que te quita autoridad y en realidad es todo lo contrario.

Reconocer, responsabilizarse, reconciliarte y reparar.

La “disciplina positiva” busca soluciones y no culpables, se centra en que una vez ha pasado algo ya no tiene sentido buscar culpables. Las “4R” ayudan a intentar solucionar los conflictos.

Primero el reconocer el error es importante ante tu hijo, y no te quita autoridad, porque haces que ellos también puedan aprender a reconocer sus errores. Luego, el hecho de responsabilizarte, “yo debo controlarme si te grito”, no es culpa del otro; el niño tiene que entender que si se pone nervioso no es culpa de los padres, él tiene que entender que sus emociones son suyas. Por último, lo más importante es pedir disculpas e intentar resolver lo que se ha hecho.

Yo antes veía que mis hijas se escondían, pero si te centras en decirle al otro que ha hecho algo mal en plantearle cómo puede resolverlo, el niño ya no se va a esconder.