La entrevista a Meghan Markle y al príncipe Harry con Oprah Winfrey, en la que acusaron de racista a la Familia Real británica, ha caído como una bomba sobre Buckingham. El partido Laborista ya ha pedido investigar tales acusaciones, mientras toda la prensa en ese país, tanto la seria como la sensacionalista, han abierto hoy sus portadas con el tema.

La entrevista, emitida el domingo en Estados Unidos y la noche de este lunes en Reino Unido ha provocado un gran revuelo en este último país. En declaraciones a la prensa durante un acto en Londres, el líder del Partido Laborista, Keith Starmer, afirmó que las acusaciones "son muy, muy graves", por lo que hay que tomarlas "muy seriamente"

"Esto es más grande que la familia real. Por demasiados años, hemos desdeñado estas cuestiones y hemos estado dispuestos a dejarlas de lado", añadió el líder político.

La portavoz laborista de Educación, Kate Green, dijo a Sky News que espera que las "chocantes" acusaciones "sean tratadas por palacio con la máxima seriedad y sean plenamente investigadas" y porque "no hay nunca ninguna excusa para el racismo".

Boris Johnson guarda silencio

Desde el Gobierno, un portavoz del primer ministro señaló que Boris Johnson  no había visto la entrevista y añadió que, en cualquier caso, "son cuestiones de palacio".

En la conversación con Oprah Winfrey, Merghan Markle, hija de madre afroamericana, aseguró que algún miembro de la familia real expresó preocupación por el color de piel que tendría su primer hijo. También dijo que durante ese embarazo pensó en suicidarse.

El tema abre todas las portadas: "No aprendimos nada de Lady Di"

Toda la prensa británica se ha hecho hoy eco de la explosiva entrevista del príncipe Harry y Meghan Markle. El conservador The Times hablaba de "tormenta en Palacio por las acusaciones de racismo de Meghan".

El diario añadía una información en la que se aseguraba que "la pasada noche, la Reina se negó a firmar un comunicado oficial con el que su equipo confiaba en rebajar la tensión, recalcando el amor y la preocupación de la familia hacia la joven pareja. La Reina pidió más tiempo para reflexionar sobre cuál debía ser la respuesta adecuada”.

The Guardian, por su parte, publicaba que "ésta no es solo una crisis de la familia real, sino también del Reino Unido. Y en vez de usar la ocasión para embarcarnos en una discusión honesta sobre el racismo, me temo que lo que haremos será demonizar aún más a Meghan y a Enrique”.

“El comportamiento de los británicos hacia Meghan demuestra que no aprendimos nada del tratamiento que sufrió Lady Di”, se afirmaba en The Guardian.