Dignificar la esencia del ser humano demostrando la capacidad que tenemos cada uno de nosotros para hacer el bien. Éste es el legado que dejó Vicente Ferrer, cuando murió en 2009. En un momento dado, aprendió que la destrucción del ser humano no es tolerable. Este viernes, la Fundación Vicente Ferrer presentó en CaixaForum Madrid Viaje a la Ciudad del Infinito, una exposición que invita a sumergirse en sus 50 años de historia luchando en la India contra la pobreza extrema.

Repasamos con su director general, Jordi Folgado Ferrer, que además es sobrino de Vicente Ferrer, lo que supone el trabajo humanitario. Constantemente hace referencias a lo que decía su tío, aunque lo cita como “Vicente”. Se percibe su admiración por él. Físicamente, se parecen. También se lanza preguntas a sí mismo. Deja claro que conseguir el bienestar de las personas es una lucha continua contra la discriminación. Su vinculación con la Fundación se remonta a 1972 cuando viajó, por primera vez, a Anantapur, al sur de la India, y conoció de cerca lo que allí hacían. De los partidos políticos, subraya que se nutren de personas de buenas voluntades, pero que están, a veces, atadas por cadenas.

Pregunta (P) - Antes de nada, ¿es posible la erradicación de la pobreza?

Respuesta (R) - Claro que sí. Lo hemos constatado. Actualmente, no podemos decir que en el distrito de Anantapur (al sur de la India) tenemos pobreza extrema. Además, el concepto de pobreza es muy relativo. Para ti, no ganar diez dólares diarios puede ser pobreza. Ganar 100 dólares puede ser no suficiente. Pero, es un error cuando medimos la pobreza por recursos económicos. Esto me lo decía Vicente en 1995, cuando se estaban marcando los Objetivos del Milenio y pretendían que en 2015 no hubiera pobres. Vicente me comentaba: “¿Cómo pueden decir que no habrá pobres, si hasta ahora nadie ha sido capaz de definir qué es un pobre?”.

P - ¿Qué es un pobre?

R- Vayamos a donde estamos nosotros [Anantapur]. Un pobre es una persona que está en el campo, que le duele la barriga y no hay una mano que le atiende. Necesita un médico y no lo encuentra. Es una persona que ha de ir a trabajar, pero nadie le da trabajo. Es una persona que, cuando llueve, se está mojando y no tiene donde resguardarse. En estos momentos, es pobre. Si una persona, cuando le duele la barriga, tiene alguien que le atienda. Si llueve, está cubierta. Si cuando tiene hambre, tiene comida. Cuando tiene las necesidades básicas de subsistencia diaria, no es pobre. ¿Cuándo es pobre? Cuando, ante una necesidad que tenga, no hay una mano que le ayuda. Luego, este concepto de pobreza yo lo extrapolo a todas partes. Aquí tú puedes disponer de grandes recursos económicos. Pero, ¿de qué te sirve todo lo que tienes si no hay un médico que te encuentre la solución a una grave enfermedad que te surja? No podemos medir la riqueza en función de un parámetro económico. ¿Cómo van a encontrar soluciones en las grandes instituciones que diseñan grandes planes, que en las alturas funcionan muy bien, pero que cuando las quieren aterrizar en la gente normal, del campo, no las pueden aplicar? No pueden diseñar las grandes instituciones grandes programas basados en el mundo de la teoría. Ha llegado 2015 y han dicho que necesitamos 25 años más. En 1995, Vicente me aseguraba que en 2015 “se habrían logrado cosas, pero que no eliminarían la pobreza extrema ni por asomo”. Porque no han aterrizado los planes suyos a nivel de la gente que trabaja en el campo. Ahora, estos Objetivos del Desarrollo Sostenible sí que van a triunfar.

P - ¿Por qué?

R - Porque centran a la persona, al ser humano, como punto de referencia. La naturaleza como objetivo a conseguir. Bajar la contaminación. Cuidar el medio ambiente. Cuidar a la persona. La Sanidad. La Educación. Se han puesto focos concretos para atajar necesidades concretas. Pensamos que esto sí va a funcionar porque es lo que hemos hecho nosotros en estos 50 años y vemos los resultados. Centrarte en la persona, en el ser humano, en la Educación, en la Sanidad, en la ecología, en las personas con discapacidades diferentes, en los problemas que tienen y resolverlos, da resultados.

“Es un error cuando medimos la pobreza por recursos económicos”

P - ¿Se puede decir que es un problema político o que tiene una solución política?

R - Si entendemos política como lo que sucede todos los días. A la palabra política le tengo mucho respeto. Hace mucho tiempo, yo debía de tener 15 años, un catedrático de la Universidad de París me respondía a algo que le pregunté de la política, que no me acuerdo lo que era: “Jordi, no te compliques la vida en la política. Política es todo lo que tú haces todos los días”. Ahora, cuando nos referimos a la política, parece que estemos hablando de algo que no llegamos a entender, pero que nos afecta a todos en el día a día. ¿Qué es la política? ¿Lo que hacemos para subsistir? ¿Para convivir? ¿Para establecer relaciones? Esto es aterrizar. Sin utilizar palabras que asustan. Lo mismo que antes cuando hablábamos de la pobreza extrema, yo lo veía como un monstruo que no tenía solución. De estos 50 años, 25 los pasamos aprendiendo, creando con las personas de las comunidades formas de trabajar con ellos, formas que en un momento dado iban bien, otras que no, las modificábamos, las cambiábamos hasta encontrar la solución. Esto es lo que nos ha permitido hoy encontrar muy buenos resultados en las carencias del día a día de las personas.

P - La exposición que ha organizado en Madrid la Fundación Vicente Ferrer, en colaboración con “la Caixa”, Viaje a la ciudad del infinito, recorre medio siglo de acción contra la pobreza en la India. ¿Cómo han sido estos 50 años de trabajo humanitario en las zonas rurales del sur de la India?

R - Es un trabajo de mucha constancia, de mucha perseverancia y de establecer vínculos de confianza con las personas. Cuando al principio queríamos que los pequeños fueran al colegio, teníamos que vencer la inercia de las personas que eran de carencias extremas que argumentaban que su tradición de cientos de años era ir a trabajar. Que la educación no era para sus pequeños, sino para gente con una posición social más elevada, y que su obligación era ir a trabajar. Para convencerles para que estudiaran, porque tenían derecho a ello, tuvimos que subvencionar a las familias con unas pocas rupias para que intentaran compensar lo que el niño no aportaba a la familia. En los 60, teníamos un 3% de escolarización en las chicas y un 5% en los niños. Hemos logrado que hoy tengamos un 100% de escolarización, que pasemos del 70% en la Secundaria y que tengamos miles de chavales en estudios superiores. Es un trabajo de avanzar despacio, pero de ir dando pasos de confianza y que la gente pudiera ver resultados. Cuando entramos en una aldea, la primera condición que ponemos es que niños y niñas vayan al colegio. Y que las mujeres se agrupen en asociaciones. Para establecer confianza con ellos, estuvimos trabajando 15 años. Durante muchos años, teníamos que empezar a hablar con el marido, el marido hablaba con la mujer y ésta devolvía el mensaje al marido. Así hasta que empezamos a ganarnos la confianza de ellos y permitieron que pudiéramos tener una relación directa. Desde 1984, empezamos a tener ya una relación que nos permitía dar un paso más. Constituir asociaciones. Enseñarles temas de derechos.

P -Es decir, les empoderan con formación.

R - Ni más ni menos. El gran trabajo es el empoderar a la persona, hacerle ver que ella, su dignidad, le ha de permitir poder avanzar. Necesita un punto de apoyo, una palanca, para que ella se sienta más fuerte. Cuanta más enseñanza sobre empoderamiento, más enseñanzas de cómo podemos ayudarles a ellos a que aprendan a dar para ser ricos. La creencia es que, para ser rico no has de dar nada. Y Vicente les insistía en que, si queremos saber, hemos de dar, todos.

“El gran trabajo es el empoderar a la persona, hacerle ver que ella, su dignidad, le ha de permitir poder avanzar”

 

P - ¿Hablamos, en el fondo, del Estado del Bienestar?

R - Claro. Vicente les puso un ejemplo. El de diez campesinos a los que se informó de que habían hecho un pozo. Les anunciaron que harían más pozos. “Te he construido un pozo a ti y quiero que los beneficios de ese pozo no me los des a mí, sino al vecino que también necesita agua. Dentro de un tiempo, todos así tendréis un pozo. Yo sólo he pagado un pozo. Sin embargo, tendremos diez pozos construidos. Cada uno de vosotros, ayudará al vecino a la construcción y cada uno de ellos podrá cultivar su tierra”. Es el primer paso. Vicente decía que demos vida al campo porque el campo nos dará vida. La zona de Anantapur es de sequías cíclicas. Antes, cada cuatro años sufríamos una sequía. Hoy, tenemos sequías todos los años y sólo uno cada tres, cuatro o cinco años tenemos lluvias. Por el cambio climático. La gran lucha que tenemos en estos momentos es la conservación y la utilización del agua. Desde hace años, estamos construyendo embalses y desarrollando el riego por goteo. Esto hace que los campesinos tengan una, dos o tres cosechas. Hemos plantado más de diez millones de árboles. Poco a poco, vamos intentando encontrar la solución. Siempre, a cada problema, o buscas la solución, o estas tirando recursos y tiempo.

P - ¿Qué objetivos hay que marcarse cuando se realiza trabajo humanitario?

R- Vicente siempre nos decía que no perdiéramos tiempo en conferencias. Ni en grandes discursos con otras organizaciones, que no sirven de nada. Cuando Vicente falleció, en 2009, hubo un movimiento en España pidiendo el Nobel de la Paz. Bruselas estaba analizando a las grandes organizaciones del Desarrollo y nos llamaron para que les explicáramos nuestra forma de trabajar. Porque les había sorprendido gratamente. Se habían puesto en marcha grandes organizaciones internacionales y aseguraban que no veían resultados para los miles de millones que gasta la Unión Europea en Desarrollo. Nos pidieron que explicáramos nuestra organización en una reunión con embajadores. Y accedimos. Nunca había visto tanto embajador junto. Cuando expusimos la forma de trabajar, nos preguntaron si se podía replicar en cualquier parte del mundo. Yo pensé que era muy difícil. Primero, porque personas como Vicente Ferrer salen poco. Yo sólo he conocido a una. A nivel de preparación intelectual y de trabajo. Anna Ferrer destacó una cosa que era lógica aplastante. No puedes llegar y ser un nómada. No puedes llegar a un sitio donde hay carencias extremas y estar un año, dos o tres y marcharte. Tú ves una necesidad y tú te quedas hasta que el motivo por el que has ido está resuelto. O sea, dedicas tu vida. Tampoco puedes ser alguien que no esté integrado en su comunidad. Vives con ellos, comes con ellos, duermes con ellos. Eres uno más de ellos. Has de ver qué soluciones aportas con ellos para solucionar los problemas que tienen. Hoy por hoy, lo llamaríamos planes estratégicos. Estos sistemas que tú has creado tienen que tener la capacidad de modificarse cada día. Lo que hoy te funciona tendrás que modificarlo en cinco años porque habrás conseguido un pequeño avance. Con esto, no ser un nómada, integrarte con ellos, crear sistemas de trabajo que sean flexibles, que se adapten a las necesidades del día a día, consideramos que se puede replicar.

Folgado Ferrer en India 1

 

P - ¿Cambió algo en la forma de trabajar en la Unión Europea esa reunión con embajadores?

R - Lo desconozco. Sí que nos comentaron si nosotros podíamos ir a otros lugares del mundo y lo rechazamos. Tenemos tanto trabajo donde estamos, en India, que no nos podemos permitir el lujo de diversificar. En nuestro caso, es como aquel que va poniendo aceite y la gota se va ensanchando.

P- ¿Cuáles son sus retos de futuro?

R - Hemos hecho esta pregunta a la gente del campo y estamos recogiendo las respuestas. Repasando nuestros 50 años de trayectoria, nuestra percepción es que estamos bien y que hemos mejorado muchísimo. Por eso, quisimos conocer cuál es su percepción. Las respuestas nos ponen la piel de gallina. Son cosas muy simples, aunque con un significado inmenso. En una aldea, nos comentan: “Nos sentimos libres”. Cuando alguien afirma que él y toda su gente se ha sentido súbdito, atado, dentro del nivel de la sociedad en el que estaba y te asegura que se siente libre, me está diciendo muchísimo. Otra persona nos apuntó: “No sentimos que haya castas, ya todos somos iguales”. No hace muchos años, la gente de estatus de sociedad baja, cuando iba y encontraba algo que no era de su estatus social, no podía tomarlo. Es una de las partes más importantes que hemos trabajado, el que no reciban discriminación.

P - ¿Las mujeres indias demuestran diariamente una “valentía inigualable” en la lucha global contra el patriarcado?

R - Es que hay una cultura, no sólo allí, sino también aquí, patriarcal. Vicente nos indicaba que sólo podremos decir que la humanidad ha avanzado el día en el que no haya discriminación entre los seres humanos. El día en el que no haya discriminación entre hombre y mujer, entre blancos y negros, podremos decir que la humanidad ha avanzado. Conseguir el bienestar de las personas es una lucha continua contra la discriminación. Del tipo que sea.

Folgado Ferrer en India

 

P - ¿Qué motivos hay en España para seguir luchando por la igualdad entre mujeres y hombres?

R - Es algo tan innato que es lo que tenemos todo ser humano desde que nacemos. Cualquier ser humano, cuando nace, tiene necesidad de amar, de libertad, de justicia. Esto no te lo enseñan los libros. Lo tienes desde que naces. ¿La sociedad es solidaria? No es verdad. No somos solidarios. Porque solidario lo entiendo, con matices, eh, como algo que tú haces voluntariamente. La sociedad no es solidaria porque quiera, es que no puede dejar de serlo. Desde que naces, tienes necesidad de ayudar, de amar. Te pelearás, pero perdonarás. Si todo el conjunto de la sociedad tiene necesidad de ayudar, ¿qué es lo que está sucediendo? Llego a la conclusión de que, de las dos vidas que tenemos, la de la parte interna y la de la inteligencia, la vida de la inteligencia y la interna no van siempre de la mano. Cuando vamos bien, es cuando van de la mano. Si por una parte necesitamos ayudar, ¿por qué la parte de la inteligencia a veces nos hace tomar caminos distintos?

P - Este pasado jueves, José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, y Javier Ortega Smith, portavoz de VOX, discutieron tras el boicot al último minuto de silencio contra la violencia machista porque VOX no cree en la violencia de género.

R - Hay cosas que ni yo mismo entiendo. Sí sé de la necesidad de amar de todos.

P - ¿Hay violencia de género?

R - Por desgracia, sí que la hay. La padecemos en muchas partes del mundo. Estamos viendo las estadísticas mundiales que dan miedo. Hay una cantidad de violencia no asumible o no justificable. Una mente normal no puede entender esto. A mí me choca. ¿Cuándo tomamos decisiones malas? Cuando lo que te dice la inteligencia y lo que te dice tu máquina interna es diferente. La inteligencia se nutre de la información que recibe y, en función de cómo recibes la información, te dirige a un lado o a otro. Me gustaría ver cómo son a nivel individual, como ser humano, todas estas personas que hacen este rechazo. Vicente decía que confiaba mucho en las personas, no tanto en la sociedad. Porque, a veces, cuando nos juntamos, hacemos cosas que no entendemos cuando estamos solos.

“El día en el que no haya discriminación podremos decir que la humanidad ha avanzado”

 

 

 

P - ¿Confía en los partidos políticos?

R - Los partidos políticos se nutren de personas de buenas voluntades, pero que les atan unas cadenas. Vicente también me lo decía. Todos los políticos quieren, porque ésa es su esencia, ayudar a los demás. Por eso se meten en política, para ser gestores del bien común. Pero, hay unas cadenas que a veces nos atan y no les dejan ayudar.

P - En estos 50 años, ¿han percibido si el modelo de cooperación cambia según gobierne la izquierda o la derecha?

R - Yo no me atrevería a decir que cambia. Hay sensibilidades diferentes. Personas que en un momento dado creen que es mejor ayudar en un formato o en otro. Pero, en todos ellos prima el deseo de ayudar.

P - ¿Tanto en la izquierda como en la derecha?

R - El deseo de ayudar va en la humanidad. No va de izquierdas a derechas. Nunca he creído que, tanto en izquierdas como en derechas, haya alguien que piense sólo en beneficiar a unos y no a otros. Siempre han sido personas con más o menos aciertos. Han tomado decisiones que ayudan a muchos más o menos. No creo que alguien gobierne o legisle con ánimos de perjudicar.

P - ¿A la cooperación le convenía que se hubiera conseguido formar Gobierno en vez de ir a elecciones?

R - No olvidemos que esto, todo, son recursos. Si no hay alguien que diga cómo vamos a gestionar este volumen de recursos… Más que a la cooperación, al conjunto de la sociedad se le está dejando en una familia sin nadie que organice su gasto. Alguien tiene que distribuir el dinero que entra en la familia para que haya un buen reparto.

"No creo que alguien gobierne o legisle con ánimos de perjudicar”

 

P - Su Fundación cuenta con el apoyo de más de 130.000 colaboradores particulares y 1.500 empresas e instituciones. ¿Qué representan para ustedes las subvenciones públicas?

R - Es una ayuda importante. Nos permiten avanzar los proyectos de desarrollo dando pasos grandes hacia adelante. Hoy, tenemos unos hospitales de referencia, en los que hacemos tratamientos a la tuberculosis, al SIDA, partos asistidos, etcétera. Esto es gracias a colaboraciones importantes que hemos tenido de asociaciones que nos han permitido avanzar el proyecto. Sólo con las cuotas de nuestros socios, no podríamos haber hecho estas inversiones que hoy se benefician miles y miles de personas.

P – Para acabar, ¿asistimos a una criminalización de las ONG humanitarias? ¿La crisis del Open Arms lo ha confirmado?

R - A nivel humano, esto es difícil de entender. Hay personas que arriesgan su vida para encontrar una vida mejor. ¿Cómo se puede permitir que estas personas mueran ahogadas? Tampoco hay una varita mágica que diga que se salgan de aquí, que vayan a un sitio o a otro y puedan crear una fuente de bienestar sin problemas. No lo sé. Sí sé que no podemos permitirnos que haya personas que se ahoguen en ansias de buscar la libertad. Es algo que no entendemos. También es cierto que, cuando miramos la historia en tramos cortos, vemos que esto es un caos, que esto no hay quién lo solucione. Pero, cuando miramos la humanidad en tramos más largos, de 50 años, sin duda la humanidad está mejor ahora que 50 años atrás. Cuando miramos las cosas en tramos cortos, quiero pensar que no vemos su trayectoria en claridad. Como persona, no entiendo todas las decisiones que vayan en contra de la humanidad. No puede haber soluciones que no sean humanas.