La enfermedad de Crohn es una afección crónica del tracto gastrointestinal, caracterizada por una respuesta inmune anormal que causa lesiones inflamatorias en diversas partes del sistema digestivo. A diferencia de otras enfermedades inflamatorias intestinales, como la colitis ulcerosa, la enfermedad de Crohn puede afectar a todas las capas del tracto gastrointestinal y presentar áreas de inflamación intercaladas con tramos sanos. Además, esta enfermedad puede desencadenar manifestaciones extraintestinales en áreas como las articulaciones, la piel y los ojos, lo que la hace aún más diversa y compleja.

Los síntomas de la enfermedad de Crohn varían según el segmento del tracto gastrointestinal afectado, la intensidad de la inflamación, el patrón de la enfermedad y la edad o el género del paciente. Los más comunes incluyen dolor abdominal, diarrea y pérdida de peso. A veces, se presentan síntomas generales como anemia y afectación de la esfera psicosocial, lo que impacta significativamente en la calidad de vida de los pacientes en términos sociales, laborales, familiares y sexuales.

Causas y factores de riesgo

Aunque no se conocen la totalidad de las causas exactas de la enfermedad de Crohn, se cree que interacciones complejas entre factores genéticos, ambientales, la microbiota y el sistema inmunológico desempeñan un papel en su desarrollo. Entre los factores de riesgo se encuentran el tabaquismo, la higiene ambiental, el consumo de alimentos procesados y el uso de antibióticos.

Llegar a un diagnóstico de la enfermedad de Crohn es un desafío que no pasa por una única prueba definitiva. Por ello, tratamos de conocer más de esta enfermedad y sus retos con las doctoras Almudena Calvache Rodríguez y M. Carmen López Martín, de la Unidad de Enfermedad Inflamatoria Intestinal del Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro, integrado en la red pública madrileña (Sermas).

“Debido a que muchas enfermedades digestivas cursan con síntomas similares a la enfermedad de Crohn, llegar al diagnóstico de certeza no es fácil en un número elevado de casos, ya que no existe una única prueba patognomónica que nos dé el diagnóstico definitivo”, nos explica la doctora Calvache.  “Este diagnóstico se realiza en base a varios factores, comenzando con una historia clínica detallada que permita plantear un diagnóstico de sospecha, junto con la realización de exploraciones complementarias que apoyen esta sospecha inicial, tales como estudios endoscópicos, pruebas de imagen, toma de biopsias y analíticas de sangre y heces con biomarcadores”, aclara.

El tratamiento de la enfermedad de Crohn

El tratamiento de la enfermedad de Crohn se adapta a cada paciente y depende de varios factores, incluyendo la intensidad de la inflamación, la ubicación de la enfermedad, el patrón de comportamiento y la presencia de otras enfermedades asociadas. Los tratamientos incluyen salicilatos, corticoides, inmunosupresores y fármacos biológicos.

“No debemos olvidar el tratamiento quirúrgico, que, aunque cada vez es menos frecuente en enfermedad inflamatoria intestinal debido a los grandes avances en los tratamientos médicos, y sabiendo que en ningún caso es curativo, aún está indicado en un número no despreciable de pacientes que no responden a los tratamientos previos, o presentan complicaciones que deben ser abordadas quirúrgicamente”, nos señala la doctora López. “En estos casos seleccionados, la cirugía tiende a ser lo más conservadora posible, evitando así largas resecciones intestinales”.

A largo plazo, el tratamiento de la Enfermedad de Crohn ha evolucionado y ya no se busca solo frenar los síntomas, sino también la remisión endoscópica para atajar las complicaciones futuras. “Hace años el objetivo que nos marcábamos era la remisión clínica, es decir, que el paciente se encontrara sin síntomas o que estos fueran leves. A día de hoy nuestras exigencias son mayores y queremos conseguir la remisión endoscópica, incluso a veces histológica, porque se ha observado que teniendo la inflamación controlada hay menor riesgo de brotes y complicaciones a medio y largo plazo”, señalan las expertas del hospital valdemoreño.

La dieta en la enfermedad de Crohn

La dieta juega un papel crucial en el manejo de la enfermedad de Crohn, “ya que la enfermedad inflamatoria puede favorecer el desarrollo de malnutrición proteica y déficit de micronutrientes”, apunta la doctora Calvache. “Se deben evitar dietas restrictivas, aconsejando siempre el consumo de dietas variadas y equilibradas que incluyan frutas, verduras frescas, pescado, aceite de oliva, carnes magras…, y no restringir el consumo de productos lácteos, principal fuente de calcio”, explica la experta.

Además, como es habitual en el afán de avanzar hacia una medicina individualizada, especialmente en las afecciones crónicas y graves, es fundamental atender a las circunstancias personales de cada paciente. “Algunos pacientes pueden presentar intolerancias alimentarias que son difíciles de demostrar e inconstantes. También pueden existir situaciones especiales en aquellos pacientes con resecciones intestinales extensas, en las que sí estaría recomendada una dieta pobre en grasas, pacientes con estenosis en los que habría que restringir la ingesta de fibra o realizar una dieta pobre en residuos”, incide la doctora López.

Prevención de la enfermedad

Las complicaciones más graves de la enfermedad de Crohn incluyen estenosis, resecciones intestinales extensas, fístulas de alto débito y enfermedad perianal compleja. La inflamación no controlada también aumenta el riesgo de eventos trombóticos.

Las principales recomendaciones para prevenir la enfermedad están relacionadas con las causas conocidas hasta ahora y que son ajenas a la derivada genética. “Es fundamental intentar llevar un estilo de vida saludable, evitando el consumo de tóxicos como el tabaco, evitando la toma de antibióticos innecesarios o eludiendo dietas ricas en grasas y azúcares refinados que puedan alterar la microbiota intestinal”, explican las doctoras del Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro.

“Para prevenir el riesgo de brotes es de gran importancia una buena adherencia al tratamiento médico, sabiendo que incluso a veces, a pesar de un buen cumplimiento, se van a producir fracasos terapéuticos con pérdida de respuesta al tratamiento y/o formación de anticuerpos frente a algunos de los fármacos”, aclara la doctora López, quien añade que “en pacientes que han sido intervenidos quirúrgicamente, insistimos en el abandono del hábito tabáquico, ya que está demostrado que aumenta el riesgo de recurrencia de la enfermedad”.

Variables que afectan a la enfermedad

Existen diferentes variables que afectan en la aparición y la evolución de la enfermedad, en función de la edad del diagnóstico, el género o, por ejemplo, si se está embarazada. “Los pacientes en los que la enfermedad aparece a edades más tempranas, o presentan enfermedad perianal asociada, o desarrollan un patrón fistulizante, el riesgo de que haya complicaciones a medio y largo plazo está aumentando, por lo que a día de hoy está indicado intentar controlar cuanto antes la enfermedad con fármacos más agresivos desde el principio, que hace tan sólo unos años se utilizaban cuando habían fracasado los primeros escalones de tratamiento”, explica la doctora Calvache

En el caso de los niños, la enfermedad inflamatoria intestinal pediátrica está más relacionada con factores genéticos y aparece con una frecuencia ligeramente mayor entre los varones, mientras que en la edad adulta su aparición es más equilibrada. En el caso de los niños, la aparición suele darse en la edad puberal, cuando se evoluciona hacia la madurez mental y con una influencia psicosocial de la futura edad adulta, por lo que esta enfermedad puede “condicionar, por lo tanto, múltiples alteraciones en la esfera física, psíquica y social”, advierte la doctora López

Sobre las diferencias de género, se ha observado que “en mujeres son más frecuentes las manifestaciones en las articulaciones, piel y ojos, mientras que en los hombres son más comunes la afectación de la columna vertebral (espondilitis) y la colangitis o afectación de las vías biliares”, ilustra la doctora Calvache. Además, a largo plazo es más frecuente la aparición de cáncer de colon entre los pacientes masculinos, mientras que las mujeres sufren mayor frecuencia de depresión y fatiga, al margen de que haya o no presencia de anemia.

Durante el embarazo en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), es esencial que la paciente se comunique con sus médicos y programe visitas conjuntas con el ginecólogo y el gastroenterólogo. No se debe suspender ni modificar el tratamiento por cuenta propia. En caso de que la paciente esté en remisión de la EII durante el embarazo, no se ha observado un mayor riesgo de problemas graves en el recién nacido. Sin embargo, si la EII está activa durante la gestación, existe un mayor riesgo de parto prematuro, retraso en el crecimiento fetal y bajo peso al nacer, aunque no se ha encontrado un mayor riesgo de anomalías congénitas. Por lo tanto, se recomienda planificar el embarazo durante un período de remisión de la enfermedad, ya que la evolución de la EII durante el embarazo está más relacionada con su estado al concebir que con el propio embarazo, y el control adecuado de la enfermedad es crucial para evitar complicaciones.

El futuro de la medicina con la Enfermedad de Crohn

Las nuevas tecnologías están teniendo un impacto positivo en el abordaje de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII). En particular, se han observado avances en varios frentes. La telemedicina ha experimentado “ascenso muy significativo de las consultas telemáticas, mejorando así el acceso de los pacientes a su equipo médico y de enfermería, siendo este mucho más rápido y directo, y evitando así en numerosas ocasiones visitas innecesarias al hospital”, explica la doctora López.

Se han desarrollado plataformas interactivas con información médica confiable respaldada por sociedades científicas nacionales e internacionales, así como aplicaciones para pacientes que mejoran la adherencia al tratamiento y permiten la monitorización de síntomas, involucrando más al paciente en la gestión de su enfermedad, lo que impacta positivamente en la eficacia de los tratamientos y la evolución de la enfermedad.

“Además, las herramientas de inteligencia artificial aplicadas en el campo de los procedimientos endoscópicos en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal tienen un futuro muy prometedor a la hora de detectar lesiones y realizar biopsias dirigidas, mejorando la detección precoz de lesiones potencialmente peligrosas”, explican las expertas del Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro.

Cómo afrontar la noticia

Es completamente normal sentirse abrumado al recibir un diagnóstico de una enfermedad crónica como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) “porque la palabra crónico impone mucho, y porque los profesionales médicos solemos dar mucha información difícil de procesar, que a la vez genera muchas dudas y preguntas”, explica la doctora Calvache, “pero les insistiría en que no deben preocuparse en exceso, porque poco a poco, y con ayuda de su equipo médico y de enfermería, van a ir entendiendo lo que les pasa, y toda esa información que damos al principio les va a ayudar a comprender y aceptar la enfermedad, aprendiendo a detectar los primeros síntomas de un posible brote y, por tanto, van a poder desarrollar los mejores recursos para enfrentarse a ella.

“Es muy importante, además, que sean conscientes de la relevancia que tiene una buena adherencia al tratamiento para mejorar la evolución y el pronóstico de la enfermedad, y que si buscan información lo hagan en las plataformas oficiales y avaladas por las sociedades científicas, y por supuesto que confíen y contacten con su equipo médico ante cualquier duda o problema que les vaya surgiendo, esté o no relacionado con la enfermedad, porque estoy segura de que les ofrecerán siempre las mejores opciones a su alcance”, concluye la experta del Hospital Infanta Elena.