Fue cruelmente paradójico que fueran los vídeos de las cámaras de la Ciudad de los Niños de Córdoba las que grabaran el 8 de octubre de 2011 a un hombre que entre pose errática y rostro agobiado, transitaba de un lado hacia otro por esa zona. Antes, este individuo había asesinado a sus hijos, Ruth y José, y ahora intentaba buscar una coartada escenificando y disimulando su impostada preocupación, preguntando por los pequeños a las personas que había en el parque y gimoteando unas falsas lágrimas. Se trataba de José Bretón, el individuo que después fue condenado a 40 años de prisión por el asesinato de sus dos hijos. Un crimen del que ahora se cumplen diez años y que mantuvo en vilo a todo el país durante meses y a la Policía indagando y estudiando todos los detalles y aspectos del caso durante meses.

Este psicópata sanguinario quería ser Jack Nicholson y en su casa le hallaron la novela de El Resplandor de Stephen King, llevada al cine por el actor de Nueva Jersey como protagonista. Bretón estaba obsesionado con dos de sus películas. Por eso la policía decidió denominar el caso como Operación Resplandor. Ahora Bretón podrá soñar con otras películas clásicas, pero no de Nicholson, films tales como La Roca o Alcatraz, ya que cumple condena de cuarenta años en la prisión de Herrera de la Mancha. Pero además de esa obsesión cinéfila tenía otra muchísima más compulsiva y sádica: vengarse de su ex esposa, Ruth, por haberse separado de él. En las investigaciones se pudo averiguar que Bretón era también un celópata que se hallaba obsesionado con que su esposa tenía un amante, una falsedad solo existente en la mente turbia de este asesino.

Un ex soldado en Bosnia intentando engañar a la Policía

El Tribunal Diocesano de Huelva anuló el matrimonio canónico de Ruth Ortiz con José Bretón el 17 de octubre de 2017 accediendo a la petición de nulidad solicitada por su ex mujer el 25 de febrero de 2013. El tribunal eclesiástico se basó para anularlo en la incapacidad de Bretón para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio por su estado mental psíquica y por “error doloso padecido por la esposa”.

Bretón, ex soldado en las tropas españolas destacadas en la guerra de los Balcanes en Bosnia, intentó desde un primer momento engañar a la Policía con el embuste de que otra persona había secuestrado a sus pequeños en esta zona de Córdoba, al lado del puente sobre el Guadalquivir, donde se ubica el barrio del Parque Cruz Conde y el parque de la Ciudad de los Niños. Desde el inicio no cuajó la treta de Bretón a pesar de poseer una mente perversa y un grado de inteligencia con un cociente intelectual de 121.

El asesino de Ruth y José había drogado y luego matado a los pequeños para finalizar quemándolos en una sádica y casera pira funeraria en una finca de Las Quemadillas, una zona a las afueras de Córdoba. El objeto de ese fuego que llegó a alcanzar los 1.200 grados centígrados, similar a un horno crematorio, era el de hacer desaparecer cualquier muestra de los restos humanos. Tras un error en el informe forense que atribuía los restos óseos encontrados a animales, tuvo que esperarse un año hasta que el reputado científico Francisco Etxeberria demostrase que lo hallado eran restos de seres humanos.

Matar a dos ruiseñores

Unos asesinatos, unos crímenes que “mataron a dos ruiseñores” y que conmocionaron a toda España dejando muy tocada a la sociedad española. En aquel momento un amigo de Bretón, ya ex amigo, nos comentaba que a pesar de ser un tipo extraño nadie pensaba que fuera capaz de cometer tan horrendo doble filicidio. Aquella fuente nos comentaba perplejo, entonces, que Bretón había engañado a todos pues, tras un careta de persona trabajadora y seria, se escondía un asesino capaz de matar a sus dos hijos, unas criaturitas de 6 y 2 años en aquel momento, de manera metódica, premeditada, estudiada y fría. Todo por hacerle daño a su esposa, por darle donde más le dolía para vengarse por el proceso de separación del matrimonio. Fue la macabra presentación en sociedad de la violencia vicaria, un término por entonces desconocido, pero que recientemente ha añadido episodios tan dolorosos como el asesinato de las niñas Anna y Olivia en Tenerife a manos de su padre, Tomás Gimeno.

Tras protagonizar en la cárcel una huelga de hambre -de la que salió ganando kilos- porque no le dejaban leer ni el As ni el Marca, provocó algún intento de suicidio “fracasado”. La lectura ahora en la prisión de Herrera de la Mancha de Stephen King ha sido sustituida por sus conversaciones con “compañeros” de cárcel como Miguel Carcaño, en prisión por el crimen de Marta del Castillo o Sergio Morate, asesino de su exnovia Marina y su amiga Laura. Las buenas yuntas…