La máxima fiesta del fútbol de clubes, la final de la Champions League, se ha visto empañada este sábado por los episodios que se vivieron momentos antes del encuentro que enfrentó a Real Madrid y Liverpool. El partido comenzó con 36 minutos de retraso, siendo este el menor de los problemas de lo que sucedió en los aledaños del Stade de France y, sobre todo, de lo que podría haber pasado.

Con los hechos, que se saldaron con 68 detenidos, más de 200 heridos y, sobre todo, mucho miedo, las miradas siguen focalizadas en la mala gestión por parte de la UEFA y el fallo del despliegue en la seguridad parisina.

Varios hinchas intentaron saltar la valla de control del primer anillo, algunos sin entrada lo consiguieron, delincuentes acudieron con el único pretexto de atracar a aficionados… un verdadero desastre que se da, para más inri, con el Campeonato del Mundo de Rugby y los Juegos Olímpicos de 2024 en el horizonte.

Llegados a este punto y dado que muchas de las críticas apuntan a la seguridad del país vecino, ElPlural.com ha contactado con el Ministerio de Interior para conocer cómo se organiza la seguridad de eventos de este tipo en nuestro país.

Varias reuniones y un control “muy, muy específico”

La fuente encargada de responder a este medio explica que la Comisión Antiviolencia se reúne “con un par de semanas de antelación”. De dicho organismo forma parte el Consejo Superior de Deportes y el Ministerio de Interior. “Allí se analizan todos los eventos y estudian sus características (los participantes, dónde se celebra, el tipo de hinchada, si se prevé que acudan aficionados sin entrada…). Después damos el aviso al instante y si el evento es de alto riesgo se ponen una serie de controles mucho más reforzados”.

Nuestro país demostró ser capaz de organizar en apenas dos días la final de la Copa Libertadores, en 2018, que enfrentó a Boca Juniors y River Plate, considerado de alto riesgo y, aunque no pudo evitar que se produjeran algunos altercados, el encuentro se pudo desarrollar con normalidad y sin mayores problemas. Así, España ha sido la anfitriona en los últimos años también de finales de Champions, en el Wanda que enfrentó a Tottenham y Liverpool, y de la Cumbre del Clima (2019). A esto hay que añadirle los Madrid-Barcelona, Madrid-Atleti, Betis-Sevilla y otros partidos emblemáticos de nuestro país en los que es frecuente que algo pase más allá del terreno de juego. “Riesgo cero no existe, pero somos un referente mundial”, añaden desde el Ejecutivo.

Asimismo, cuando el encuentro -de fútbol o cualquier celebración- es declarado de alto riesgo “la Delegación del Gobierno correspondiente y la subdelegación, si es una comunidad autónoma pluriprovincial, convocan con cierta antelación una reunión (la segunda) en la que están todos los agentes”. Es decir, y además de los mencionados, la Policía Nacional, las policías locales, la Guardia Civil si tienen que participar, etc

“Aquí se reúnen todos los elementos de análisis y todos los cuerpos y se recaba un análisis de información. Se hace un primer avance de cuántos efectivos van a participar por parte de todos los cuerpos y todos los servicios de emergencia; y se hace un primer diseño” a partir del cual se hacen planes “muy, muy específicos” que engloban la siguiente información: los despliegues que se van a tramitar, se embolsan con las entradas extranjeras, se prepara una fan zone, se intenta embolsar a la hinchada contraria para que vayan todos juntos…

Sobre la cuestión de los anillos, en España, expresan desde Moncloa “nadie se puede acercar a esos círculos si no tiene entrada”: “Además se evita que se junten hinchadas y durante todo el partido hay una vigilancia en coordinación con los dispositivos que tenga el estadio”. El control a la salida, cuentan “es también muy meticuloso y las entradas no se juntan”.

Con todo esto, nuestro país se sitúa a la vanguardia de seguridad en eventos no solamente deportivos; y es que aunque a veces los cuerpos y fuerzas no han podido evitar que ocurran cosas lamentables, el control en este sentido es de los más cuidadosos del continente.