Marcos Chicot ha vuelto a las librerías con un nuevo asesinato en la Grecia clásica, en esta ocasión platónico y nunca mejor dicho. 'El asesinato de Platón', que sigue a 'El asesinato de Pitágoras' -la novela que se autoeditó y que se convirtió en todo un fenómeno en Amazon-, y 'El asesinato de Sócrates' -que le convirtió en finalista de los Premios Planeta 2016-,  y, aunque se podría considerar un spin off de la anterior ya que hay personajes comunes, es completamente independiente.  Ha tardado cuatro años en construir esta intriga con la que busca principalmente entretener y acercar la filosofía del que considera "el pensador más brillante" de la historia a la hora de analizar los problemas políticos. Sin embargo, su novela no es un tratado filosófico, es una intriga de ficción muy bien documentada que transporta al lector a una convulsa época de la Grecia clásica, con tensiones y luchas de poder entre Tebas, Esparta y Atenas. La protagonista es Altea, hija de Perseo y su brillante discípula, que logró abrirse camino en un mundo de hombres. Aunque en aquella época las mujeres vivían a la sombra de los hombres, Chicot sí ha buscado una referencia real para construir esta parte de la historia ya que hubo una mujer que formó parte de la Academia.

"La pandemia ha puesto de manifiesto lo mal que funciona nuestro sistema político"

PREGUNTA.- Cuando te convertiste en finalista del Premio Planeta decías que echabas en falta a un Sócrates dentro de la política. ¿Has conseguido encontrar algún Sócrates o algún político que se le acerque en estos últimos cuatro años?
RESPUESTA- Todo lo contrario. He encontrado a Platón y creo que es el pensador más brillante a la hora de analizar los problemas políticos, que son absolutamente parejos a los que tenemos en la actualidad. Platón luchaba contra los demagogos igual que lo haría ahora y en esta época, especialmente en la pandemia, se ha puesto de manifiesto esa podredumbre y lo mal funciona nuestro sistema político, muy alejado del sistema ideal, que nos planteaba Platón, en el que tenían que gobernar los más capacitados, no para convencer, sino para gobernar. Él decía, que gobierne la justicia y no la corrupción, que gobierne la razón, y no la retórica de los demagogos, que gobierne el conocimiento y la sabiduría, y no la ignorancia o la necedad.

P.- Tal y como lo cuentas, alguien podría pensar que se trata de un tratado filosófico...
P.- Ves a Platón en la portada y da mucho miedo un libro de filosofía. Ese miedo también lo tuve con las anteriores novelas, pero los lectores descubrieron que se trataba de otra cosa, de disfrutar en cada página y, además, aprender. Platón es el mayor filósofo que tenemos en la antigüedad y se trata de comprenderle a través de escenas amenas, de traición, de ambición, de generosidad, de amor, de religión y de caídas. Son 25 años en los que unos personajes evolucionan, otros se hunden, toman decisiones que los van degenerando moralmente y otros, al revés, se van redimiendo. Creo que la gente va a disfrutar con estos personajes como si vivieran allí. Cuando abran las páginas, se van a enganchar y ya no van a querer que acabe. Como en una buena serie. Al final, que un libro sea extenso no es malo, todo lo contrario, cuanto más tiempo leemos, más disfrutamos.

'El asesinato de Platón' es una novela independiente de las dos anteriores

P.- Este libro, en realidad, es una especie de spin-off del asesinato de Sócrates, ¿no?
R.- Es una historia independiente aunque hay cierta relación. Todo lo que ocurre en las tramas, lo que se va desarrollando incluso políticamente, es otra época, donde aparece esa potencia emergente que es Tebas, que puede amenazar la supervivencia de Esparta y de la propia Atenas, es independiente, al igual que Platón, que es un personaje muy redondo y no hace falta nada más para comprenderlo que a sí mismo. El vínculo está en que es discípulo de Sócrates y sus enseñanzas parten de lo que aprendió de él, aunque evoluciona y apunta a todos los campos de la filosofía. En la parte de ficción, la protagonista es Altea, a quien vimos nacer justo al final de la anterior novela, surgen un par de sagas familiares, una en Atenas y otra en Esparta, y aquí las vemos evolucionar. Pero se puede leer antes de la anterior, es una historia independiente.

P.- ¿Qué puede encontrar el lector en asesinato de Platón?
R.- Va a encontrar al personaje más fascinante de la historia y una vivencia, convirtiéndote en personajes muy variados. Te vas a convertir en esclavo, pero también en gran gobernante, en un artista, un comerciante, un filósofo, y no solo a través de Platón, sino a través de la Academia, de la propia Altea, la gran protagonista. Hay también escenarios diversos: un mercado de esclavos, vamos a consultar al oráculo de Delfos, vamos a ver a propio Platón metiéndose en un mercado de esclavos, vamos a ver las guerras entre Atenas, Esparta, Tebas... Vamos a ver las inquietudes, los anhelos que tenían allí los hombres y las mujeres, la vida en el conjunto de la ciudad, la vida entre las ciudades... En definitiva, intento mostrar el escenario completo de la Grecia clásica y también aparece algo que no había tocado en la anterior novela y que me gusta mucho, que es la gastronomía. 

P.- ¿Tienes ya entre manos tu siguiente proyecto?
R.- La verdad es que hay varias ideas, pero prefiero que madurren a su ritmo hasta que haya una que me atrape. Una evolución natural sería Aristóteles, quien junto a Sócrates y Platon, configuran los tres grandes maestros que tiene la humanidad en lo intelectual y en lo moral. En el caso de Aristóteles tenemos al padre de la ciencia, al gran científico y daría continuidad al conjunto de la Grecia clásica.

"¿Por qué no escogemos a los mejores para gobernar? Al final, escogemos a los mejores para convencer"

P.- ¿Un buen escenario para una novela, por ejemplo, sería el de la pandemia del coronavirus?
R.- Necesitaríamos, si no un Platón, que no lo tenemos, al menos su planteamiento. ¿Por qué no gobierna la razón, por qué no gobierna el conocimiento, por qué no gobierna la justicia, la orientación al bien común? Esto es algo que es casi incomprensible. Platón pone unos ejemplos muy buenos, que muestro en la novela, cuando dice: "¿Por qué a un médico lo escogemos por su conocimiento, por su capacidad, por su experiencia, en definitiva, porque es el mejor para ejercer la medicina, es el que mejor nos viene a nuestra salud?"  No lo elegimos por votación popular, pero a los gobernantes sí lo hacemos así. ¿Por qué no escogemos a los mejores para gobernar? Al final, escogemos a los mejores para convencer. Normalmente, las características que tiene una persona que es la mejor para convencer son precisamente las contrarias de las que serían las mejores para gobernar. Ese es el problema que tenemos, y que se ha agudizado tremendamente, sobre todo en una buena parte de las democracias occidentales con esta situación, con esta pandemia. La novela no está escrita para la pandemia, pero sí es cierto que la última revisión, la que he hecho desde marzo, me ha llevado a pensar que llevamos 2.500 años diciendo cuáles son los problemas y cuál es la manera de enfocar esos problemas, y no hemos avanzado prácticamente nada. 

P.- Si permitiésemos que gobernara sólo una élite intelectual vetaríamos de las esferas de poder a la mayoría de la población, con lo que ello supondría para la igualdad...
R.- Es una crítica que se hace al pensamiento platónico, pero hay que rascar para ver qué decía en detalle. Lo que busca es el bien, el bienestar de todos los ciudadanos, de todo el pueblo. ¿Quién tiene que gobernar? El que tenga más capacidad, formación, más aptitud moral y, desde luego, orientado al bien público. Platón dice que no deben gobernar los que tengan ambición de riqueza y ambición de poder. Tienen que gobernar los que tengan ambición de bien común y de bienestar del pueblo. No lo estoy comparándolo con una democracia perfecta, estoy comparando la realidad de las demagogias actuales. Platón plantea métodos de formación adaptados a su situación, a su contexto, a su época. En la situación actual, no nos hablaría exactamente con las mismas palabras, pero sí sería una premisa inamovible un gobierno de razón y de justicia de los más capacitados.

"Un demagogo intenta convencer apelando a las emociones más virulentas: al temor, al miedo y al odio"

 

P.- Quizá el problema no este ahí, sino en la educación de todos, para saber elegir adecuadamente a los que nos gobiernan.
R.- Eso es lo que se va perdiendo, todo aquello que nos enseña a pensar. Hoy en día tenemos una sobrecarga de estímulos, con internet, los whatsapps, las redes sociales... Es una locura, nunca nos paramos a pensar y solo reaccionamos. Lo que nos enseñan Platón y Sócrates es párate, cuestiónatelo todo y decide por ti mismo. Piensa. Si todos hiciéramos esto, todo sería de otra manera. Ya lo decía Platón, la masa no puede filosofar. Cuando te diriges a un grupo, estás apelando a sus emociones y un demagogo intenta convencer apelando a las emociones más virulentas: al temor, al miedo y al odio. Si consigues activarlos, la gente deja de pensar y si basas tu poder en esas emociones, vas a tener que perpetuarlas. Este es el desvío de la mala democracia. Quevedo lo expresaba con mucha contundencia: "Pueblo idiota es la seguridad del tirano". Realmente, la anulación del pensamiento crítico es lo que hace más fácil que nos gobiernen los malos gobernantes.

P.- Dejaste un trabajo estable para dedicarte a la literatura. ¿Se puede vivir de la literatura en este momento?
R.- Se puede vivir de ello, pero cada vez es más difícil. Tenemos una doble crisis, la económica, que se ha agudizado con la pandemia, y la crisis de la piratería. Es una lucha contra los elementos, y casi parece contra el destino, pero merece la pena. Y esta novela me resulta muy gratificante., tengo la gran fortuna, hoy en día, de que mi familia viva de ello, y mi intención es seguir haciéndolo.

P.- ¿Has vendido más ejemplares durante la pandemia?
R.- No,se ha leído más. Me ha escrito mucha gente que ya tenía el libro anteriormente, y decía que ahora se lo había leído, había tenido más tiempo para leer. Lo que se ha dejado de vender de libros de papel, se ha ido sobre todo a piratería, no a la compra de e-books. El problema es que esto no tiene una fácil vuelta atrás.

P.- Claro, ahí también habría que hacer una labor importante de educación y responsabilidad por parte de todos. Es como robar en un supermercado. Se está robando tu creación.

R.- Sí. Mucha gente no lo ve así o no lo quiere ver así. Es muy platónico. Él apelaba a la responsabilidad individual, es decir que teníamos que analizar nuestros actos y tomar decisiones por nosotros mismos. La moral tenía que partir de uno mismo. No había obligación ni religiosa ni impuesta por las leyes. Yo me encuentro a gente conocida que me dice alegremente "oye, que me he descargado todos tus libros". Si lo pensaran, por lo menos, no me lo hubieran dicho, pero si me lo dicen tan alegremente, es porque les parece estupendo. Están ahí y los han cogido, como quien coge un canapé de una bandeja. 

P.- ¿En la España actual qué crees que se necesita más, escritores, psicólogos, economistas?
R.- Depende. Yo tengo que romper aquí una lanza a favor de los escritores. En esta época de pandemia, poder disfrutar, evadirse un poco y entretenerte tiene un valor añadido. Pero también me temo que vamos a necesitar muchos psicólogos, debido al stress postraumático por parte de toda la sociedad.

P.- ¿Qué te han enseñado los clásicos? ¿Te ha cambiado la vida el contacto con ellos?
R.- Indudablemente me han hecho pensar. Ellos se plantean las grandes cuestiones y se hacen las grandes preguntas. Hoy en día, por arrogancia o desconocimiento creemos que no tienen nada que contarnos y realmente, ellos son los que, de una forma brillante y absolutamente pura, sin contaminación previa, se enfrentan a los grandes problemas. Las respuestas, en muchos casos, no son las más acertadas, pero existen las grandes preguntas en cuestiones morales, en cuestiones éticas, etc. Ahí la tecnología no nos sirve de nada. Es más, nos aleja de estas cuestiones. En muchos casos, nos hace dejar de pensar. Lo que han hecho, sobre todo, es hacerme pensar mucho más y profundizar mucho más.