Nórdica Libros acaba de publicar las 'Memorias de una novelista' de Virginia Woolf en una edición de poco más de cincuenta páginas que nos sumerge en una lectura ágil no carente de crítica. A partir de la supuesta biografía de una novelista, la señorita Willatt (que escribe la señorita Linsett) Woolf nos deja entrever lo que ella misma perseguiría en sus trabajos posteriores: cómo la biografía y la ficción se dan la mano. Estas dos figuras protagonistas, Linsett y Willatt se mezclan en un relato donde la crítica a las convenciones de la época tampoco pasa de largo.

De nuevo, Woolf apunta a los límites sociales que constriñen la vida de las mujeres y el cómo no seguir determinadas normas condiciona la vida de estas. A partir del relato de vital de la señorita Willatt, no muy halagador, se establece una relación entre biógrafa y biografiada que nos recuerda a la propia Woolf. ¿Cuánto podemos saber de una persona a través de su biografía? ¿Cuánto hay de ficción y cuánto de realidad? ¿Cómo la sociedad de finales del XIX condiciona la vida de unas y otras?

'Memorias de una novelista' pertenece a una primera etapa de Woolf, diez años antes de publicarse 'La señora Dalloway' y trece antes que 'Orlando', en las que esta tímida aproximación a la biografía ficcionada será ya completa.

Las mujeres siempre nos hemos querido contar a nosotras mismas, aunque no tuviéramos las herramientas o el espacio necesario para hacerlo. Genealogizarnos forma parte de un activismo por mantener la memoria de las que ya no están. En estas 'Memorias de una novelista' Woolf nos marca ese camino: si bien la señorita Willatt o la señorita Linsett no existieron, sí lo hicieron sus espíritus y su mensaje: lo necesario que es contar las vidas de otras y las propias, escribirnos, dejar constancia de nuestras experiencias para ser reconocidas también con nombre propio.