Dentro del complicado mundo de la alergia, en el que el sistema inmunológico juega tiene un papel protagonista, existe un fenómeno fascinante y, a la vez desafiante: la reactividad cruzada. Se trata de un intrigante mecanismo que puede provocar que una persona alérgica a un alérgeno pueda también reaccionar ante otro aparentemente distinto y sin ninguna relación, al menos aparente. Así, algunos casos habituales son que personas con alergia a las gramíneas -como el trigo o la cebada- puedan sufrir reacciones alérgicas a los frutos secos. O que aquellos que sufren la peligrosa alergia al látex tengan reacciones similares cuando se comen un plátano o un tomate.

“Puede parecer que se trate de magia pero este hecho está documentado plenamente en el campo de la Alergología”, nos explica la doctora Mar Fernández Nieto, doctora en el servicio de Alergología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Por supuesto, existe una explicación científica, y la explicación se encuentra en que muchos alérgenos tendentes a provocar reacciones alérgicas comparten estructura proteica, mayoritariamente, con algunos alimentos, por ejemplo.

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¿Qué es la Reactividad Cruzada?

La reactividad cruzada ocurre cuando el sistema inmunológico de una persona alérgica identifica erróneamente dos alérgenos diferentes como si fueran el mismo. Esto se debe a que los alérgenos comparten estructuras moleculares similares o secuencias de aminoácidos, lo que confunde al sistema inmunológico, provocando una respuesta alérgica. En términos más simples, es como si el sistema inmunológico confundiera dos llaves diferentes por tener dientes similares, intentando abrir la misma cerradura con ambas.

Científicamente, este fenómeno se explica por la especificidad de los anticuerpos IgE, que son los responsables de las reacciones alérgicas. Estos anticuerpos se unen a los alérgenos específicos, pero si dos alérgenos tienen estructuras parecidas, el anticuerpo puede unirse a ambos, desencadenando la reacción alérgica. Este proceso es un testimonio de la complejidad y, a veces, de la imprecisión del sistema inmunológico humano.

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Las alergias cruzadas pueden manifestarse en una variedad de contextos, incluyendo alimentos, polen, y látex, entre otros. Algunos ejemplos notables incluyen:

  • Polen y alimentos: Una de las reactividades cruzadas más comunes es entre el polen de ciertos árboles y frutas o verduras. Por ejemplo, personas alérgicas al polen de abedul pueden tener reacciones a manzanas, peras, cerezas, zanahorias, y almendras, un fenómeno conocido como Síndrome de polen de abedul- frutas. “Estos casos son más frecuentes en Europa del Norte”, apunta la doctora Fernández.
  • “En el Mediterráneo, es más habitual la alergia cruzada del polen de las gramíneas con frutas y frutos secos”, señala la experta de la Fundación Jiménez Díaz. Las gramíneas representan el 20% de la cubierta vegetal del planeta y son la principal fuente de la alimentación humana, así como un gran motor económico. Entre estas plantas, que provocan alergias primaverales, están las gramíneas y pueden provocar alergias cruzadas con, más frecuentemente, las frutas rosáceas como el melocotón, el níspero, la nectarina, la manzana, la fresa, la pera.
  • Látex y alimentos: Aquellas personas con alergia al látex pueden reaccionar a alimentos como el aguacate, el plátano, el kiwi, el tomate y la castaña.
  • Ácaros del polvo y mariscos: Los ácaros del polvo y los mariscos comparten una proteína, la tropomiosina, lo que puede causar reactividad cruzada entre ambos

Prevenciones y diagnósticos

La prevención de las alergias cruzadas implica, en primer lugar, la identificación precisa de las alergias existentes, lo que puede lograrse mediante pruebas de alergia. Sin embargo, el paso previo para acudir a una prueba de este tipo es haber sufrido una reacción alérgica que nos ponga sobre la pista. “Desde picor oral, lingual, urticaria, hinchazón de la cara, labios, asma o anafilaxia”, señala la doctora Fernández-Nieto, como principales síntomas.

El diagnóstico molecular es la prueba más fiable para detectar las alergias. Un proceso que se realiza con la sangre del paciente para detectar las proteínas concretas responsables de la alergia de un paciente. Este sistema, válido tanto para alergias a alimentos como para alergias ambientales, permite conocer mejor el riesgo de reacciones graves y afinar más con la composición de las vacunas.

Una vez identificadas, se recomienda evitar no solo los alérgenos conocidos sino también aquellos potencialmente cruzados La educación sobre los alimentos y productos que pueden desencadenar reacciones es crucial, así como el aprendizaje de leer etiquetas y preguntar sobre los ingredientes al comer fuera del hogar.

Tratamientos para los síndromes de reactividad cruzada

El tratamiento de los síndromes de reactividad cruzada puede variar según la gravedad de la reacción. Las opciones incluyen:

  • Antihistamínicos: Para tratar síntomas leves a moderados.
  • Corticosteroides nasales o inhalados: Para alergias respiratorias.
  • Adrenalina: Para reacciones alérgicas graves, es esencial tener a mano un autoinyector de adrenalina

“Para los síntomas respiratorios de la alergia a los neumoalergenos, además del tratamiento sintomático, está recomendada la inmunoterapia (vacunas) que mejoran la evolución de la enfermedad”, señala la doctora del Hospital Fundación Jiménez Díaz. “En relación con la alergia alimentaria, existen algunas opciones de inmunoterapia con vacuna que pueden ser eficaces para el síndrome de reactividad cruzada con pólenes y frutas en los que la proteína implicada es la PTL (proteína transportadora de lípidos)”, apunta Fernández.

“Desgraciadamente, para los demás casos, la prohibición alimentaria es el único tratamiento y la prescripción de portar adrenalina en autoinyector para tratarse el propio paciente en el caso de una alergia grave”, subraya la alergóloga de la Fundación Jiménez Díaz. “Es fundamental conocer que los alimentos sólo se prohíben si el paciente presenta síntomas con su consumo; aunque las pruebas en piel o sangre sean positivas sólo se prohíben si no hay tolerancia al alimento en cuestión”.