Dormir bien y un número de horas adecuado es más importante de lo que pueda parecer. Entre un 20 y un 30%  de personas en todo el mundo padece insomnio de forma crónica. Y el 95% de la población adulta ha tenido algún episodio de insomnio durante su vida. A pesar de estos datos solo un 5% visita al médico por esta causa. El insomnio es un trastorno del sueño, el más frecuente, y tiene una trascendencia para la salud de las personas y su vida social muy importante. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dormir un mínimo de seis horas al día para que el rendimiento físico y mental pueda ser bueno a lo largo del día. La OMS recuerda que dormir no es un placer sino una necesidad del cuerpo humano a la que hay que prestar mucha atención.

La falta de descanso puede tener consecuencias graves para la salud como generar problemas gástricos, incremento del apatito o desequilibro del rendimiento. La falta de sueño también provoca reducción de los reflejos, una capacidad de concentración baja o mayores posibilidades de ansiedad y depresión. Son todos factores que hay que tener en cuenta. A la hora de abordar este problema habrá que estudiar, ante todo, cuáles son las casusas que producen insomnio. Puede que el insomnio sea solamente una consecuencia de una enfermedad mayor como algún tipo de enfermedad crónica, como la fibromialgia, el asma o la insuficiencia cardíaca. Pero puede que el insomnio responda a problemas psiquiátricos relacionados con la ansiedad y la depresión, puede que sea la respuesta a unos horarios laborales complicados o a una falta de higiene en el lugar del sueño. Sea como sea es importante tenerlo en cuenta e intentar solucionarlo. 

Las personas que más probabilidad tienen de padecer insomnio son los ciudadanos divorciados, viudos o desempleados, todos ellos cargan con contextos que aumentan la ansiedad y por tanto pueden generar dificultades para dormir. También las personas con enfermedades digestivas, respiratorias o cardiovasculares. Los ancianos tienen más probabilidades de padecerlo, también los sedentarios y los que llevan a cabo una vida estresante. El consumo de alcohol, tabaco o drogas también aumenta las probabilidades de tener insomnio.  

Para afrontarlo existen nuevas terapias que nos ayudan a conciliar el sueño y a solucionar nuestros problemas de insomnio. Los medicamentos no siempre son la mejor solución para dar respuesta a este problema ya que causan adicción y solo nos ayudan a dormir no a solucionar el problema que está detrás de la falta de sueño. Algunas de estas terapias son la luminoterapia, una práctica que basa su teoría en la relación entre las horas de sueño y las horas de luz: se duerme cuando no hay luz y se está activo cuando la hay, por tanto, pasar la mañana en un espacio cerrado y mal iluminado puede comportar que nuestro cerebro responda con problemas de insomnio. El perfil de trabajos que hay hoy en día y las condiciones de los puestos de trabajo explican en muchos casos por qué la gente padece este trastorno.  

Esta terapia se basa en realizar baños de luz natural que ayudan al cuerpo a recibir la luz natural que le falta debido al ritmo de vida y a las tareas que se llevan a cabo. Cuando los ritmos naturales se consiguen equilibrar el cuerpo responde de forma positiva y el insomnio tiende a desaparecer. Sin duda son prácticas revolucionarias que buscan una solución lo más natural posible para dar respuesta a un problema que va más allá del mismo insomnio.