Javier Enríquez Romero, hijo del ex número dos del Comité Técnico de Árbitros (CTA), José María Enríquez Negreira, admitió ante la Agencia Tributaria que es “socio del FC Barcelona desde los 15 años”. Así queda patente, de hecho, en una de sus cuentas en Caixabank, en la que figuran cargos mensuales del propio club en concepto abonament (abono en castellano), según publica El Confidencial. También confesó que forma parte de la Agrupación de Veteranos de la entidad, entrenando dos veces por semana con el equipo y disputando partidos con otros miembros del colectivo de exjugadores.

Nadie hasta el momento había mencionado el vínculo -más allá de lo presuntamente profesional- entre el hijo de Negreira y el cuadro catalán. Javier Enríquez Romero, para el que LaLiga ha reclamado su imputación en el Barçagate, confesó ante la Agencia Tributaria que es socio del FC Barcelona desde los 15 años. Es decir, engrosa la masa social culé desde el año 88. Un hecho que ni tan siquiera abordó Joan Laporta durante el show en forma de rueda de prensa del pasado lunes, cita clave en la que se presuponía que arrojaría luz sobre el caso Negreira, pero no fue sino un ejercicio de trilerismo, resucitando el debate del Madrid como “equipo del régimen”.

Laporta no fue capaz de explicar la relación de Negreira sénior con el club. Es más, sostuvo su defensa con los informes que su hijo sí había elaborado y presentado en las oficinas del Camp Nou, aunque estos no fueran objeto de la investigación en cuestión. Lo cierto es que en aquel 1988, el padre de Enríquez Romero aún se pateaba los campos de Primera División, para catapultarse hasta la vicepresidencia del CTA cinco años después. El excolegiado  no soltó el puesto hasta junio de 2018, cuando Luis Rubiales logra la victoria en las elecciones a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y pone fin la era Ángel María Villar.

Cargos recurrentes

Según la información publicada por El Confidencial, en el sumario del caso Negreira queda reflejada la confesión de Enríquez Romero. Ante Hacienda, confesó su relación con el FC Barcelona. En aquel momento, los funcionarios de la AEAT investigaban por qué sus empresas y la de su progenitor recibieron facturas astronómicas por parte del club catalán. De hecho, en algunas de esas sociedades, padre e hijo intercambiaron cargos, amén de compartir accionariado.

Enríquez Romero explicó ante Hacienda que engrosó las categorías inferiores del FC Barcelona en las temporadas 91-92 y 92-93, además de ser “socio desde los 15 años”. En este sentido, justificó a su vez que forma parte de la “Agrupación de Veteranos del Barça, entidad sin ánimo de lucro que cobra a sus socios exjugadores aproximadamente 75 euros anuales”. El primogénito de Negreira aseguró que “entrenan dos días a la semana y juegan partidos amistosos o en homenajes”.

Acto seguido, Enríquez Romero subrayó que “a nivel laboral, lo único que hacía que tuviera relación con el FC Barcelona era un breve informe arbitral que hacía por encargo de su padre”. De este modo, admite que Negreira fue clave para cimentar sus vínculos con la entidad blaugrana. Ante Hacienda, explicó que estos documentos “describían el estilo del arbitraje”, además de “recomendaciones de comportamiento y algún dato estadístico recogido de Internet de partidos anteriores”.

En la causa judicial se recogió un extracto de los movimientos bancarios de Enríquez Romero, correspondientes a una cuenta terminada en 3399, según informa El Confidencial. En este caso, se hallaron también ingresos del FC Barcelona por importes más pequeños en relación al dinero generado por cesiones del abono al club para revender su asiento a terceros. Estos ingresos coinciden en el tiempo con partidos en el Camp Nou.

En los estatutos de la entidad reflejan los motivos por los que la institución tiene potestad para retirar la categoría de socio a un aficionado. La decisión la toma la Comisión de Disciplina, al interpretar que un seguidor ha incurrido en una fracción grave o muy grave, reguladas en los artículos 73 y 74 de los estatutos. Entre estos motivos se encuentran “acciones u omisiones de los socios contrarias a la ley que tengan trascendencia pública o causen perjuicios materiales o a la imagen del club”. No obstante, también queda estipulado que las infracciones graves prescribieron el año pasado.

El hijo de Negreira concluyó su vinculación profesional con el FC Barcelona en 2018. El final de su relación laboral coincide en el tiempo y en el espacio con la de su padre. El club optó por prescindir de los servicios del excolegiado cuando la llegada de Luis Rubiales a la RFEF supuso una renovación integral del CTA. En cualquier caso, el primogénito de Negreira cobraba el informe a miles de euros. Por tanto, los investigadores consideran que estos documentos, que jamás pasaron por el vestuario, no eran sino una pantalla para enmascarar los 7,3 millones de euros que cobró el padre por presunta influencia en el colectivo arbitral.