"No queda otra, necesitamos comer". Son las palabras de una de las chicas que tras la llegada de la nueva normalidad ha vuelto a salir a las calles para ejercer la prostitución. Según cuenta, ella suele estar siempre en los alrededores de la calle Desengaño, detrás de la Gran Vía de Madrid.

A pocos metros se encuentra la calle Montera. La céntrica calle madrileña que conecta la Puerta del Sol con Gran Vía es uno de los principales focos de la prostitución en el centro de Madrid. En ella la explotación sexual volvió en la fase 2. "Ahora se ponen sobre todo por la tarde y de noche, no hay tantos clientes", señala un comerciante de la calle.

Raúl trabaja en un estanco ubicado en la calle Montera. Su negocio, al igual que los supermercados, no cerró durante el estado de alarma. "La prostitución no ha parado", cuenta,. "Han seguido como siempre, ellas están aquí siempre, pero han bajado los clientes", señala. "Está todo igual".

A pocos metros, en la calle Desengaño, detrás de Gran Vía, una mujer nigeriana lleva en la calle desde que empezó la fase 1. "No salía de casa porque no podía", cuenta admitiendo que no ha tenido ingresos durante los meses más duros de la pandemia. "Ahora salgo porque tengo que comer, aunque siempre llevo mascarilla", explica admitiendo que el número de clientes ha bajado considerablemente y que solo acuden los habituales. Sin embargo, reconoce que cuando se va con un cliente a veces le piden que se quite la mascarilla. "Tengo que hacerlo", dice.

La Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP)  ha seguido muy de cerca la situación de las mujeres prostituídas y sus proxenetas. La asociación cuenta que la trata de seres humanos no ha desaparecido durante la pandemia. Denuncian que durante la pandemia han detectado 13 zonas abiertas (zonas industriales y polígonos), 36 espacios cerrados (clubs situados en autovías y carreteras) y 122 zonas invisibles (pisos donde las mujeres son prostituidas) donde se ejercía la prostitución. Además, según denunciaban, el 80 por ciento de los pisos seguían en activo.

La situacion de las mujeres prostituídas durante la pandemia ha sido, y es, delicada, ya que gran parte están en situación administrativa irregular y no tienen acceso al sistema público de salud, no conocen sus derechos en caso de enfermar. Además, muchas de ellas viven en pisos y clubs y tienen que pagar una cantidad diaria por permanecer allí, así como por la manutención. Por tanto, muchas no notifican los síntomas que tienen, y tienen miedo de salir a la calle por si son detenidas e identificadas como inmigrantes irregulares, lo que podría suponerles un decreto de expulsión o una multa, que vendría a aumentar la deuda que tienen con el proxeneta.

"No solo se han activado nuevos lugares donde las mujeres están siendo esclavizadas, si no que se han activado o reactivado aquellos lugares que se habían cerrado porque estaban más controlados por Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado", cuenta a ElPlural.com Rocío Mora, directora de APRAMP.

"Nuestro trabajo no ha sido prevenir en tiempos de Covid. Nosotros nos hemos encontrados a mujeres aisladas, que ejercen de manera clandestina la prostitución, que siempre hay detrás de ellas un beneficiario que está sacando el máximo rendimiento", explica Mora. Insiste en que "ninguna mujer nos dice que quiere estar en esa situación", por ello desde APRAMP acuden a los lugares para "conocer de primera mano y en su voz su situación, y son situaciones que reclaman claramente la salida de esa situación".

"En pleno estado de alarma, al igual que no nos hemos movido ningún ciudadano hay puteros que se han movido", cuenta. "Hay que señalar a sus victimarios, que son los puteros", afirma Rocío Mora.

Respecto a las llamadas recibidas durante la pandemia, Mora cuenta que se han disparado las llamadas al teléfono 24h. "La propia sociedad, que está viendo como están trasladando a las mujeres, como están en pisos particulares donde están ejerciendo doblemente esa violencia que ya habíamos denunciado es la que llamaba", cuenta. "Aquí no ha habido el mascarilla o no mascarilla, sino sufrir las demandas que el putero paga y hacer en pandemia o no lo que quieran con el cuerpo de una mujer".

"Todo el mundo decía que se iban a cerrar los lugares donde estaban esclavizadas y no ha sido así", cuenta Mora. "Aunque nos hagan creer que los clubs están cerrados, toda la actividad de la explotación sexual está exactamente igual o peor, como hemos dicho hoy al Ministro del Interior con datos, explica señalando las webs de contactos como el foco de entrada a la prospitución. "En un año solemos atender a 1.500 mujeres, durante la pandemia hemos llegado a atender a 4.500", argumenta para entender el estado actual de la trata de seres humanos en España.

La falta de ingresos suma nuevas prostitutas

Debido al confinamiento son muchas las personas que no han tenido ingresos y se han visto avocadas a la prostitución. Las webs de contactos se llenan de anuncios de mujeres que practican sexo a cambio de dinero por necesidad.

"Preveemos que no solo las mujeres que estamos detectando desde principios de año, sino las mujeres que ya estaban en una inserción socio-laboral, se van a ver presionadas por una crisis económica", cuenta. "Nosotros, al ser una asociación referente para ellas, estamos recibiendo ya llamadas de mujeres que quieren volver a encontrar un empleo y que no quieren volver a una situación de extrema vulnerabilidad y de explotación como es la prostitución y la trata de seres humanos", concluye Rocío Mora.