El pasado mes de junio, la empresa OceanGate saltó a la esfera pública después de que uno de sus sumergibles hubiera desaparecido en el Atlántico Norte, con cinco tripulantes a bordo.

Después de varios días de búsqueda, finalmente dieron por muertos a los exploradores: "Tenemos la certeza que nuestro CEO, Stockton Rush, Shahzada Dawood y su hijo, Suleman Dawood, Hamish Harding y Paul-Henri Nargeolet han, lamentablemente, fallecido", señalaron en un comunicado.

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Tras las primeras investigaciones, todo apunta a que la muerte de los pasajeros de Titan –que así se llamaba el sumergible en el que viajaban—fue una implosión que se dio cuando se estaban acercando a los restos del Titanic.

A causa de este fatal desenlace, la empresa ha dejado de estar operativa, aunque su nombre ha vuelto a salir en las noticias a causa de la nueva aventura empresarial de uno de sus fundadores: Guillermo Söhnlein.

Vivir en Venus para el año 2050: la idea del cofundador de la empresa del Titan

En una entrevista publicada en el digital Bussiness Insider, Guillermo Söhnlein ha explicado su intención de enviar una misión al planeta Venus de 1000 personas para el año 2050.

Una idea que ha llamado la atención, por un lado, porque parece a todas luces un viaje muy utópico pero es que, además, está organizado por el co-fundador de la empresa responsable del submarino Titan.

Ahora bien, hay que matizar que Söhnlein no trabaja en la empresa en el momento en el que el sumergible implosionó, ya que solo estuvo trabajando para ellos desde el 2009 hasta el 2013, año en que salió de la compañía.

En todo caso, parece que el espíritu aventurero que probablemente le llevó a fundar OceanGate sigue estando dentro de él y por ello continúa con este proyecto que mantiene esas ganas de explorar nuevos mundos. Ahora bien, de finalmente llevarse a cabo, la expedición no se haría hasta dentro de 27 años.

"Creo que me he sentido impulsado a ayudar a hacer de la humanidad una especie multiplanetaria desde que tenía 11 años", afirma en la mencionada publicación, añadiendo que desde edad muy temprana ha deseado “ser el comandante de la primera colonia marciana".

Y precisamente por esta idea se lanzó a la fundación de OceanGate ya que el y Stockholm-que murió en la implosión del Titan, "vieron la exploración submarina, y especialmente el uso de sumergibles tripulados, como lo más cercano que podíamos hacer para ir al espacio y promover esa visión sin realmente ir al espacio".

Pero, ¿se puede vivir en Venus?

Venus es conocido como un planeta “hermano” de la Tierra, pero eso no quiere decir que se pueda vivir en él. No en vano, en la superficie puede hacer una temperatura de más de 400 grados, todo ello sin olvidar que la presión es mucho mayor que en nuestro planeta, además de los terremotos, las superficies volcánicas y la toxicidad del ambiente.

Ahora bien, según una investigación de la NASA, en el cielo de Venus, a unos 50 kilómetros de la superficie, nos encontramos con una situación distinta: un entorno en que la temperatura va de los 20 a los 30 grados y luego que la presión atmosférica es similar a las zonas más altas de nuestro planeta.

De hecho, la compañía aeroespacial estadounidense diseñó el “Concepto Operacional Venus a Gran Altitud” (“HAVOC” por sus siglas en inglés), y que consistiría en la creación de una estación espacial sobre esa zona de la atmósfera venusiana.

Principales inconvenientes

En todo caso, si bien parece que esta idea ha sido descartada por parte de la NASA, ya que no entra en sus próximos planes ir a Venus, parece que la Fundación Human2Venus, de la que es responsable Guillermo Söhnlein, lo ha retomado.

Así pues, según se puede ver en su página web, es construir una nave –ya que fuera no se podría estar—a unos 50 kilómetros de la superficie, tal y como ocurría con los planes de la NASA. En todo caso, son conscientes de algunas de las desventajas que tiene este proyecto: y es que la atmósfera está principalmente compuesta de dióxido de carbono y las nubes son principalmente ácido sulfúrico. En este sentido, habría que diseñar algún tipo de aparato para poder respirar y además que estuvieran hechos con un material que fuera resistente a los ácidos.

En este sentido, parece que de momento queda mucho por investigar para que esta idea sea factible y segura. Aunque lo que sí que parece seguro es que a Söhnlein parece que no le tiemblan las piernas por emprender de nuevo en un proyecto tan singular, ni siquiera después de lo acontecido con el Titan. “Olvidaos de OceanGate. Olvidaos del Titan. Olvidaos de Stockton. La humanidad podría estar al borde de un gran avance y podría no aprovecharlo”, ha dicho.