Al Real Madrid siempre le ha pesado la losa o sobrellevado el sambenito de haber sido el “equipo del Régimen”, el club mimado por Francisco Franco y al que se ayudaba de una manera u otra por influencias políticas. En todo caso, sea cierto o no, la historia de Pedro Escobal puede ser para unos chocante al comprobar cómo se abandonó a una figura que brilló con luz propia en el campo de fútbol, pues no en vano fue capitán del Real Madrid, uno de los mejores clubes de fútbol del mundo, pero acabó muriendo solo y marcado por su oposición al franquismo, como relató la Revista Libero en el impactante reportaje que le dedicó en su primer número.

Pedro Escobal, futbolista riojano que en realidad se llamaba Patricio Escobal, nacido en agosto de 1903, llegó a ser capitán del Real Madrid Club de Fútbol. Aunque riojano, estudió bachillerato en Madrid y terminó después la carrera de ingeniero industrial. Se afilió al partido de Manuel Azaña, Izquierda Republicana, gracias a la influencia, entre otros, de Santiago Bernabéu (paradójicamente el mítico presidente del club y símbolo de las buenas relaciones con Franco).

Tan solo cuatro días después del Alzamiento franquista, un coche de la policía se desplazó por la mañana a la finca de la familia de su mujer. Con engaños, pues le dijeron que volvería para comer, le acusaron en el Gobierno Civil de Logroño de ser hostil al “Glorioso Movimiento Nacional y enemigo de los fines que persigue”. Mientras otros compañeros de filas fueron fusilados, Escobal logró salvarse merced a su fama como destacado miembro del Real Madrid.

El franquismo no se atrevió a fusilarlo

Ello no le privó de ser encarcelado. Las horribles condiciones de su cautiverio en prisión le causaron una grave tuberculosis que le acompañaría penosamente toda su vida. Una tuberculosis que le afectó durante año y medio en una situación lamentable en un camastro infecto y con sobresaltos continuos cada vez que entraban soldados en la cárcel y llevaban al paredón a otros presos. Tan grave se tornó su estado de salud que en junio de 1937 fue recluido en un lugar solo para enfermos desahuciados. No fue ejecutado por los sublevados porque incluso el propio franquismo no se atrevió a fusilarlo por la impopularidad que le hubiera significado. Como escribió el historiador británico especialista en la Guerra Civil española, Paul Preston, “el escándalo que podía desencadenar su muerte” fue la causa de su salvación tras pasar por prisión.

Trayectoria futbolística

Le apodaban “El Faquir” por su fama de galante, seductor, culto y gran conversador cuando fichó en 1920 por el Real Madrid, como recordó La Rioja. Con el equipo de la capital, Escobal debutó a los 18 años en Oporto y fue canterano en el Colegio del Pilar. Fue capitán del equipo blanco durante la década de los 20 y jugador de la Selección en los Juegos Olímpicos de París 1924, compaginando con sus estudios de ingeniería industrial. Sin embargo, a pesar de esa gloria solo restringida a una élite reducida de futbolistas, fallecería en 2002 en Nueva York, en el exilio, abandonado, solo y olvidado por el club blanco de sus amores. Un olvido en España que en EEUU no lo fue sino que, antes al contrario, terminó siendo condecorado por su exitoso trabajo en calidad de ingeniero y por su labor en la mejora del alumbrado del barrio de Queens.

A punto de ser fusilado cuatro veces

A los pocos días del Alzamiento franquista de julio de 1936, el jugador, acusado de masón, de auxilio a la supuesta rebelión republicana y de haber contribuido a la quema de conventos en Madrid, fue detenido. La acusación de haber participado en el incendio de templos se reconoce totalmente falsa si tenemos en cuenta un detalle cómo fue que Escobal logró que un grupo de monjas huyeran de la quema de iglesias en Madrid. Sin embargo, el futbolista riojano fue condenado a treinta años durante los que estuvo a punto de ser fusilado cuatro veces pero sobrevivió.

Detención

Su compromiso político lo plasmó afiliándose a Izquierda Republicana e ingresar en una logia masónica de Logroño. Tras su nombramiento como ingeniero municipal de Logroño y una pugna relacionada con esta designación, fue detenido. En la noche de su detención circulaba una lista para fusilar en la que aparecía su nombre. A punto de llegar su hora final ante los fusiles uno de los guardias le empujó con violencia hacia atrás y entre risas del pelotón de ejecución un soldado le dijo: “Esta noche no". Este siniestro aspecto se conoce porque el mismo Escobal lo narró en el libro, Las sacas, que escribió denunciando a los responsables de las fechorías, torturas y malos tratos de los que fue objeto durante sus años en la cárcel. El libro se publicó en Nueva York en 1968 y los primeros ejemplares entraron en España de manera clandestina escondidos en los barcos por marineros de izquierdas llegados desde el otro lado del charco. Las sacas constituye un retrato atroz de las pésimas condiciones de vida en la cárcel así como una denuncia, con datos, nombres y apellidos de los represores franquistas de su tierra, La Rioja.

Escobal, portada de la histórica revista Gran Vida en diciembre de 1926. Biblioteca Nacional
Escobal, portada de la histórica revista Gran Vida en diciembre de 1926. Biblioteca Nacional
 

Viaje al exilio, enfermo y triste

Con una enfermiza situación física por la infección de su columna tras las duras condiciones de su estancia de tres años en la prisión, este hombre de una enorme fuerza física y de 1,90 de altura, navegó triste y débil a su exilio obligado. Partió junto a su esposa e hijo al exilio desde la localidad vizcaína de Portugalete a bordo del barco Magallanes. Ya no volvería a España excepto n un esporádico viaje de ida y vuelta para el entierro de su madre.

“Me cago en Franco y en usted” a Millán Astray

Tuvo que ser el fascismo italiano quien le salvara de la muerte segura. Se dio la circunstancia de que el general italiano Gastone Gambara, representante de Mussolini enviado a España paraa hacerse cargo del ejército fascista que ayudó a Franco, tomó como residencia una casa perteneciente a la familia de la esposa de Escobal. Tras llegar este caso a su conocimiento consiguió que las autoridades españoles le conmutaran la pena de prisión por un confinamiento en Vizcaya. La anécdota que muestra la firmeza de convicciones de Escobal fue la respuesta que el capitán del Real Madrid le dio al todopoderoso Millán Astray, fundador de la Legión, cuando este general y favorito del dictador le visitó con la idea de sacarle de la cárcel si renunciaba a sus ideas. “Me cago en Franco y en usted”, fue la respuesta que recibió el temible general.

Futbolísticamente, Escobal alcanzó la gloria al llegar a ser capitán del equipo blanco y participar en 1924 como miembro de selección española en los Juegos Olímpicos de París. A la vuelta regresa a Logroño y juega un tiempo en el equipo local. Luego vuelve a Madrid y se alinea en el Racing. En 1930 de nuevo juega una temporada más en el Real Madrid hasta su retirada en Logroño en 1934. Su compromiso social lo llevó también al fútbol ya que fue impulsor de un sindicato de futbolistas para profesionalizar a los jugadores y que este deporte dejara de ser de “jóvenes burgueses”, como explicó Revista Libero en su reportaje.

Condecorado por su trabajo en Queens

Escobal en su exilio pasó por Cuba y finalmente se afincó hasta el final de su vida en Nueva York. Como ingeniero se encargó del proyecto de iluminación del barrio de Queens. De tan alta profesionalidad fue su labor que recibió el reconocimiento del Ayuntamiento neoyorquino.

Solo regresó a España una vez para el fallecimiento de su madre, pero Escobal murió solo y sin el recuerdo de su club ni su país a los 98 años. Para nada sirvieron el dolor sufrido, el exilio y la cárcel padecida por tener unas ideas distintas. Para nada sus triunfos deportivos ni haber sido el líder de uno de los mejores equipos del mundo y símbolo nacional. Patricio Escobal yació muerto y abandonado en una morgue de Nueva York varios meses hasta que alguien le dio sepultura. La Dictadura vencía por segunda vez a al hacer desaparecer su memoria y su carrera deportiva.

Desde el club solo se le recordó en un simple y corto comunicado en la página web de octubre de 2005 en las que se recordaba que se editaba un libro escrito por Pedro Escobal, “capitán del Real Madrid”.