La Inteligencia Artificial está cambiando todos los ámbitos, pero en el educativo está generando aulas que funcionan en dos tiempos. Mientras los alumnos tienen muy integrada ya esta tecnología, para la mayor parte de los docentes es una asignatura pendiente.
Esto ha abierto en la actualidad una lucha por tratar de detectar las "trampas" de los estudiantes, pero la batalla real que queda por delante es cómo integrar la IA en la educación.
Este sector está experimentando un cambio sin precedentes, que no solo está transformando la forma de aprender, sino también la relación entre docentes, alumnos y materias. "La mayoría del profesorado tiene menos conocimientos en IA que sus propios alumnos", advierte Amanda Martínez, directora de formación de Learning Heroes, un centro universitario online especializado en tecnologías disruptivas en español.
Lo corroboran distintos estudios, como el informe 'La Situación de la Educación Superior en España 2025', elaborado por Instructure, que señala que el profesorado califica con un 5,2 su conocimiento sobre IA. Panorama similar ofrece el informe Global AI Faculty Survey 2025, publicado por el Digital Education Council, que recoge que el 80% del profesorado a nivel internacional considera que sus instituciones aún no ofrecen guías claras sobre cómo usar la IA en la enseñanza, y solo un 6% está plenamente satisfecho con los recursos formativos disponible
Solo un 28% de los profesionales en el mercado ha recibido hasta ahora formación específica.sobre IA, la cual, aunque puede facilitar mucho el día a día, sigue siendo percibida como una tarea pendiente.
Una nueva brecha educativa
"Estamos ante una nueva brecha educativa: no de acceso, sino de comprensión, acompañamiento y oportunidades", enfatizan desde Learning Heroes.“La tecnología avanza más rápido que nuestra capacidad de enseñarla. Los alumnos ya utilizan herramientas de IA para crear vídeos, contenidos o resolver problemas, mientras muchos educadores aún no han podido explorarlas", expone su directora de formación, que añade que "esa es la brecha real: la emocional y la pedagógica”.
Esta experta en innovación en la educación, subraya que "educar con IA no significa delegar, sino reinventarse". "Tenemos una oportunidad única para hacer de la tecnología una herramienta al servicio del propósito educativo”, enfatiza.
“La IA puede liberar tiempo, inspirar ideas y fortalecer el vínculo con los alumnos y las familias, pero para eso hay que entenderla y formarse", aclara. "No se trata de sustituir la figura del docente, sino de recuperar el sentido más humano de educar usando la tecnología como aliada”, apunta.
Sin embargo, lograrlo no va a ser fácil. Hay mucha resistencia por parte del profesorado, que tiene miedo al cambio. Así lo corrobora a ELPLURAL.COM una catedrática universitaria, que señala la necesidad urgente de cambiar el modelo. "Hay muchas asignaturas que no tiene sentido estudiar tal y como se hacía hace 40 años", asegura. "No tiene sentido oponerse a la inteligencia artificial. Hay que integrarla y eneñarles a los alumnos a manejarla", precisa, insistiendo en que "se abre un nuevo mundo de posibilidades".
Urge formar a los docentes
En este contexto, resulta imprescindible que los docentes reciban formación accesible y contínua. "La capacitación en IA debe dejar de ser un complemento para convertirse en parte esencial del desarrollo profesional de los educadores", afirma Martínez, que defiende que "es necesario que los programas de capacitación sean accesibles, prácticos y adaptados a las distintas realidades del sistema educativo". "Solo así los profesores podrán sentirse seguros, motivados y capaces de guiar a sus alumnos en un entorno cada vez más digital e imprevisible", sostiene.
Asimismo, apunta la importancia también de enseñar a los alumnos, no solo a usar este tipo de herramientas, sino a comprender el impacto social, cultural y emocional que tienen. "Más allá de aprender a usar herramientas como ChatGPT o sistemas de generación de contenido, los estudiantes deben comprender qué hay detrás de la IA: sus sesgos, sus límites y su impacto", argumenta.
"La escuela tiene un papel clave para enseñar pensamiento crítico y responsabilidad digital", defiende esta especialiasta en inovación en la educación, que invita a "fomentar un uso ético y creativo de la tecnología" de manera que se prepare a los jóvenes "no solo para adaptarse al cambio, sino para liderarlo desde una mirada humana y consciente".
Por último, Martínez resalta que la tecnología no ha de "despersonalizar el aprendizaje", sino que ha de servir para "reforzar la empatía, la motivación y la conexión entre docentes y estudiantes". "El avance tecnológico no debería alejarnos de lo que hace valiosa la educación: la relación entre personas. En un contexto donde los algoritmos pueden personalizar contenidos, los profesores siguen siendo insustituibles como referentes emocionales y guías de sentido. Humanizar la innovación significa recordar que la tecnología solo tiene valor si amplifica lo mejor de nosotros.", zanja.