Julian Assange, periodista australiano y fundador del portal WikiLeaks, ha sido nominado al Nobel de la Paz de este 2024 a proposición de una diputada noruega. Un hito en su carrera que se ha producido tan solo unas horas antes de que comience la vista por el caso de revelación de informaciones secretas por la que le acusan de haber cometido hasta 18 delitos. En este proceso, el Tribunal Superior de Londres decidirá sobre su extradición a Estados Unidos y dos posibles escenarios a los que se enfrenta.
Assange, Nobel de la Paz
"Assange ha revelado crímenes de guerra occidentales y contribuido a la paz. Si queremos evitar la guerra, debemos conocer la verdad sobre los daños que provoca", ha declarado al periódico Dagbladet Sofie Marhaug, diputada de la formación de izquierda Rojo -de ideología cercana al comunismo- y política noruega que ha propuesto al fundador de WikiLeaks para el premio Nobel de la Paz de este año. Marhaug ha defendido que Assange -al que tilda de "prisionero político"- debería ser homenajeado por su "contribución a la paz" y no perseguido.
A juicio de la diputado, "Occidente grita cuando otros países hacen eso, pero no quiere atención cuando ocurre en nuestra esfera". "Dándole el Nobel de la Paz a Assange, el Instituto Nobel enviaría un mensaje claro de que no aceptamos la doble moral", ha sostenido la noruega, que ha añadido que "la vista contra Assange pone bajo presión toda la libertad de prensa y expresión, y es obviamente un enorme problema democrático".
Cabe destacar que cualquier miembro del parlamento noruego puede impulsar nominaciones a este premio -el único que se entrega en Oslo en vez de en Suecia-. La última galardonada es la activista iraní Narges Mohammadi, también encarcelada en la actualidad, y este premio ha reconocido la labor, entre otros, de personas como Martin Luther King, Mijail Gorbachov, Aung San Suu Kyi o Nelson Mandela, así como de instituciones como la Cruz Roja o la Unión Europea.
La vista de su extradición a EEUU
La candidatura de Assange a este galardón se ha producido unas horas de que el periodista se enfrente a su polémica judicial. Precisamente va a presentar entre este martes y este miércoles ante el Tribunal Superior de Londres el que podría ser su último recurso legal en el Reino Unido contra su extradición a Estados Unidos. La justicia norteamericana le acusa de 18 delitos de espionaje e intrusión informática por las revelaciones de WikiLeaks, por lo que puede enfrentarse a penas de casi 200 años de cárcel.
Así, al medio día de este 20 de febrero, dos jueces londinenses tendrán que decidir si Assange debe ser extraditado o no a Estados Unidos, que persigue al periodista por la publicación en 2010 y 2011 de informaciones que mostraban que el Gobierno del país había violado los derechos humanos en Irak y Afganistán. Organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado la persecución que consideran que pone en peligro tanto la vida del propio Assange como el derecho a la libertad de expresión.
Assange ha recibido también el respaldo de gobiernos como los de Australia o México. Ahora serán los jueces Victoria Sharp y Adam Johnson -a petición de la defensa del australiano- quienes revisen en estos dos días la decisión tomada por el magistrado Jonathan Swift en junio de 2023 para denegarle el permiso de seguir recurriendo en este país y validar su extradición. Estos tendrán que escuchar a los representantes del activista y a la Fiscalía británica, en representación de la Justicia estadounidense, para tomar una decisión.
El periodista, que podría estar presente en la audiencia de este miércoles, se encuentra en prisión preventiva en la cárcel de alta seguridad londinense de Belmarsh desde que fue detenido a petición de EEUU tras su expulsión el 11 de abril de 2019 de la embajada de Ecuador en Londres, que le retiró el asilo. Este se había refugiado en esta sede en el año 2012 después de que se produjera una detención inicial en la capital británica dos años antes a instancias de Suecia.
Un doble escenario posible
Ante esta situación judicial, Assange afronta dos posibles escenarios. Uno en el que los magistrados le autoricen a recurrir las partes de su caso que hasta ahora su defensa no ha abordado o que ratifiquen la decisión de Swift de prohibírselo, por lo que se activaría el mecanismo de entrega a EEUU. Lo primero iniciaría un nuevo juicio mientras en el segundo supuesto sus abogados solicitarán inmediatamente medidas cautelares de urgencia al Tribunal Europeo de Recursos Humanos (TEDH) para detener la extradición al tiempo que elevarán un recurso ante la corte europea.
Con todo, la defensa no descarta que el Gobierno británico, que tramita la legislación precisamente para poder obviar esas órdenes del TEDH, se movilice para intentar eludir esas medidas. En el dictamen del pasado junio, Swift dio por buena la autorización de extradición firmada el 17 de junio de 2022 por la entonces ministra del Interior, Priti Patel. En caso de que el Tribunal Superior también la acepte, se entiende que debería ser reafirmada por el actual ministro del ramo, James Cleverly.
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