El agua de Barcelona corre peligro. El Govern y las empresas operadoras advierten de que, de seguir la situación de sequía, la Ciudad Condal se avecina a un escenario inédito. A pesar de las precipitaciones de la pasada semana, no es suficiente, pues se necesitaría 10 veces más cantidad de agua en los embalses para evitar que el agua de grifo de la ciudad de Barcelona pudiera llegar a no ser potable este verano. La contaminación concentrada en los embalses por el bajo caudal de agua podría superar los indicadores que establece la ley.

Se acerca la época de calor, y eso complicará la sequía que vive Cataluña. La época de riego de la agricultura, donde la demanda de agua es mayor, está seriamente amenazada, al igual que la calidad del agua que abastece a Barcelona. El pasado fin de semana, los embalses vivieron un respiro con las precipitaciones que hubo. El volumen recuperado da un mes extra de márgen, pero puede no ser suficiente para evitar que el agua de los grifos de la ciudad deje de ser apta para el consumo

Estos son los factores que amenazan el agua de Barcelona

Hay varios motivos por los que el estado del agua de Barcelona estaría en peligro. Los expertos apuntan a que, debido a que baja menos agua de los embalses, los contaminantes están más concentrados. La alta cantidad de materia orgánica, lodos o desinfectantes puede ser un impedimento para el tratamiento del agua de embalses y acuíferos: "puede ser que no se logre potabilizar todo el agua", explica Miren López de Alda, investigadora del CSIC.

Hasta ahora, las plantas que potabilizan el agua de la Ciudad Condal, han podido tratar todo el volumen que les llegaba. Sin embargo, la sequía, sumado a las obras de mejora pendientes en varias de ellas, como la de Cardedeu, podrían complicar esta labor al llegar el verano. Las empresas y la Generalitat se preparan para la posibilidad de que el agua de grifo de Barcelona supere los límites establecidos en el Real Decreto 3/2023. De ocurrir, no se podría catalogar como potable.

El agua no será potable, pero no supondría un riesgo para la salud

La amenaza de la sequía pone en jaque el agua de la ciudad de Barcelona, así como de los alrededores de la capital catalana. Las localidades del sistema Ter-Llobregat, los dos ríos que abastecen de agua a Barcelona, también se preparan para la posibilidad de que el agua de grifo se considere como no potable. La Agència Catalana de l'Aigua y las empresas operadoras intensificarán las supervisiones para detectar posibles incidencias en el tratamiento.

El Departament de Salut de Barcelona ya ha tratado este tema en algunas reuniones. El escenario de que el agua de la ciudad no sea potable les sitúa ante una situación nunca antes vista. El protocolo a seguir es el de informar a la población de los riesgos y el estado real del agua que sale por los grifos de sus casas. A pesar de recibir la etiqueta de "no apta para el consumo", beber agua de grifo en Barcelona, no supondría "peligro sanitario para la población", asegura López de Alda. El experto explica que se tendría que desconsiderar como potable por superar los "umbrales marcados por la ley, por ejemplo en cloruros o trihalometanos".

Los ayuntamientos de Barcelona y del resto de municipios afectados deberán hacer llegar la información a sus habitantes. Se deberá desaconsejar el consumo de agua de grifo, así como su uso para cocinar.