No hay fuerza que pare a la marea morada; no hay coronavirus que frene al feminismo. El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es ese día en el que se reivindica el papel de la mujer en la sociedad, día también en el que se lucha por la igualdad de derechos, de libertades y de oportunidades. Esta manifestación ya es un hito en la historia de la humanidad y en la lucha de las mujeres. Cada año bate nuevos records de asistencia y es una prueba más de la fuerza y el poder feminista, pero también sirve para reflexionar acerca de los avances logrados y para pedir los cambios que aún quedan por conseguir.

Si la convocatoria de 2019 supuso la consolidación de aquel fuerte impulso que se reveló como un auténtico estallido por la igualdad y los derechos de las mujeres en 2018, la edición de este 2020, a pesar de la amenaza de la expansión del coronavirus, ha sido la contundente confirmación de que este movimiento no va a parar. Desde aquel 8M de 2018, donde la participación en las marchas se volvió multitudinaria y se recogió en las hemerotecas como la primera huelga de mujeres en España, la lucha por la igualdad y los derechos de la mujer se colocó en primer plano, introduciéndose el feminismo en los discursos públicos y la discusión de género en los ámbitos tradicionalmente masculinos.

Carteles, pancartas, posters, camisetas, pins… todos ellos con un elemento común: el color morado. Las calles de toda España se han inundado de estos elementos, cantando y reivindicando una misma causa, la igualdad. En la capital se estima que la asistencia ha rondado las 120.000 personas, según los primeros sondeos, un número inferior comparado con los 350.000 de 2019. Aún así, esta ha sido una manifestación donde se ha respirado un ambiente de sororidad, unidad y reivindicación en el que todas luchan por la misma cuestión, y no es otra que la de acabar con ese patriarcado que oprime a la mujer en todos los aspectos de la vida y le quita el poder de ser realmente quienes son.

Manifestación 8M Madrid

A lo largo del recorrido, que ha transcurrido desde Atocha a Plaza de España en Madrid, se han escuchado infinidad de cánticos, unos más graciosos, otros más contundentes y serios, pero todos entonados al unísono y con fuerza. Algunos de los más sonados han sido: "Ni sumisas ni pasivas, mujeres combativas", "Nos violan en manada y la justicia no hace nada" o "De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste". En los lemas de las pancartas que han desfilado por las calles se han expuesto frases tan originales como: "Prefiero que me mate el coronavirus al machismo", "Soy la puta ama y no de casa", "Soy la artista, no la musa" o "No hay peor virus que el patriarcado".

Falsas definiciones

El feminismo no es la superioridad de la mujer que muchos quieren hacer ver y creer a la sociedad; el feminismo es la lucha por la consecución de la igualdad entre el hombre y la mujer, en la que ningún género esté por encima del otro. "Como feministas, nos oponemos con firmeza al neoliberalismo salvaje que se impone como pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas. Somos antimilitaristas y estamos en contra de las guerras. Somos antirracistas porque formamos parte de una sociedad diversa, multicultural, con una trayectoria de convivencia de diferentes personas y culturas desde siglos", así se explica en el manifiesto que se ha preparado para la edición de este año por la Comisión Feminista 8 de marzo Madrid, que tiene como lema 'Con Derechos, sin barreras, feministas sin fronteras'.

Tras dos años consecutivos en los que, además de celebrarse la gran manifestación, se convocó huelga general para que las mujeres hicieran un parón en sus puestos de trabajo y sus estudios, esta edición ha llegado sin esta convocatoria. Eso sí, en las últimas semanas se han organizado diversas jornadas reivindicativas y antirracistas, talleres de educación sexual, carnavales con visión de género y marchas nocturnas en la medianoche de este 8 de marzo. Otra notable diferencia en la manifestación de Madrid es que no se ha contado con la declaración institucional que se venía haciendo cada año en favor de la igualdad, debido a que el grupo parlamentario de Vox ha impedido que el Ayuntamiento la haga. Por la misma razón, la capital tampoco tuvo declaración institucional en el Día Internacional contra la Violencia de Género.

Manifestación 8M Madrid 3

Obstáculos políticos

Con el desembarco de la ultraderecha en el Congreso de los diputados el pasado mes de noviembre, consiguiendo asiento para 52 diputados, se han puesto en peligro los ideales y las ganas de igualdad. Los discursos de odio, antifeministas, homófobos y xenófobos se han convertido en ejes fundamentales de su identidad, y estos se han interiorizado en varios sectores de la población. "Pensado por y para la extrema izquierda", así ha tildado Vox este Día de la Mujer en su manifiesto 'No hables en mi nombre'. Es en este texto donde han explicado su forma de conseguir la igualdad: "Educando en el respeto entre hombres y mujeres, no adoctrinando en la desigualdad. No quiero que los recursos públicos de todos los españoles vayan a pagar una agenda política que se impone a todos en nombre de las mujeres".

También ha influido en la fuerza de inserción en la sociedad de estos pensamientos el apoyo, o cese, de los otros partidos de la derecha española a Vox para conseguir su apoyo y así gobernar en varias Comunidades Autónomas y Ayuntamientos. El Partido Popular y Ciudadanos se han prestado a aceptar medidas que ponen en peligro los avances igualitarios, tanto en la educación como en la justicia, que se han conseguido desde la implantación de la democracia en España. Intentos de bloquear o revertir normas fundamentales como la Ley contra la Violencia de Género para convertirla en una "ley de violencia intrafamiliar", acabar con una sanidad pública en la que se contempla el aborto y donde la transexualidad tiene cabida o instaurar un pin parental para tener la autorización expresa de los padres para que los niños participen en talleres en los que se traten valores éticos, sociales, cívico-morales o sexuales, son solo algunas de las medidas más controvertidas de Vox y a las que el colectivo feminista no piensa ceder. Es por eso que el feminismo ha reaccionado ante la presencia de miembros de Ciudadanos en la manifestación, a los que se les recibió con gritos, abucheos y empujones, hasta el punto que tuvieron que abandonar la marcha.

El camino nunca ha sido fácil y nunca lo será, pero con las ganas y la fuerza se irá comiendo terreno a quienes van en contra de los valores y las metas feministas. Han sido muchos los logros conseguidos a lo largo de la historia, pero todavía quedan demasiados. Con la constancia de todas las mujeres, y la concienciación de los hombres, algún día llegará esta plena igualdad. Ese día supondrá la victoria de las tantas mujeres que han luchado por ello, pero también la de las que se han quedado en el camino y no las dejaron seguir en la lucha.