CiberCaixa Penitenciarias, una iniciativa del programa de Personas Mayores de la Obra Social la Caixa, está de celebración por sus diez años de puesta en práctica de su lema “Nuevas tecnologías para nuevos comienzos”. 

Los voluntarios del programa van a los centros penitenciarios y enseñan informática a los internos, les explican cómo hacer un currículum o el funcionamiento del correo electrónico. Y no son voluntarios cualesquiera, sino, quizás, las últimas personas que te esperarías ver en una cárcel: personas mayores.

Según señala el sociólogo Enrique Arnanz Villalta, que lleva una década a la cabeza de las CiberCaixa Penitenciarias en centros penitenciarios y centros de inserción social, “las prisiones no son un parking de personas, un sitio donde dejar a la gente olvidada. Para mí, son como un hospital de personalidades, lugares donde enseñar a la gente a no cometer el mismo error dos veces”.

Las ganas de los voluntarios
"A los internos les sorprenden las ganas de vivir de los voluntarios que, pese a la edad, están ahí con ellos cada día; y les sorprende el cariño y la paciencia con que les tratan”, añade el sociólogo, en declaraciones recogidas por Miradas con Alma, de Caixa.

“La relación con los voluntarios mayores es tan limpia y tan horizontal”, prosigue Enrique, “que se convierte en un espacio de confianza en uno mismo y en los demás, y que hace que más de un interno descubra dimensiones de su vida que ni conocía”.

Por encima de todo, las CiberCaixa Penitenciarias buscan que, cuando estos hayan cumplido su condena, tengan en su mano todos los recursos necesarios para poder volver a cogerle el ritmo a la vida. Y esto implica, sin lugar a dudas, un dominio de las nuevas tecnologías. “Actualmente no saber informática te deja sin herramientas para vivir, trabajar o relacionarte con los demás. Salir de la cárcel sin saber manejar un ordenador sería toparse con una gran barrera social”, apunta Enrique. Aunque a ritmos distintos, la vida -tanto dentro como fuera- sigue. Y debemos dar a todos las mismas opciones para que nadie se quede atrás.