De manera que vuelvan ustedes a la rutina sonriendo. Vuelvan a su centro de trabajo, si aún lo conservan, y no experimenten esa típica incapacidad de adaptación después de estas jornadas de asueto. Abandonen los malestares psicológicos, si alguien los tiene, y dejen esa onda sensación de vacío o de estar atrapados que produce molestias físicas.

Si no han perdido su empleo, vuelvan a trabajar dando saltos de alegría, con hambre, ganas y motivación. Siéntanse personas con suerte. Hayan estado en un lugar u otro o aunque no hayan estado en ningún lugar, regresen satisfechos y con entrega a la monotonía diaria. No se dejen atacar por las garras del famoso síndrome, que, como ya hemos dicho, disminuye porque el personal que todavía trabaja se siente afortunado en estos tiempos que corren.

Si algunos de ustedes son componentes del numeroso paro nacional, nada de malestares. Ni nerviosismos ni indiferencias. No permitan que les invada la depresión. Busquen una tarea bien remunerada si no la tienen… Y celebremos entre todos el festival de recortes con gaseosa sin burbujas. A festejar la notable subida del IVA y a aplaudir a nuestros estimables caudillos. No olviden su abnegación. Liquidan todo y nos arruinan para sacarnos de una crisis más profunda que ayer, pero menos que mañana.

En todas partes se cuece lo suyo. Lisístrata convenció a las mujeres griegas para que no tuviesen relaciones íntimas con sus esposos y amantes y presionar así de cara a la negociación de la paz en tiempo de guerra. ¿Se debe hacer lo mismo para forzar otro modo de salir de esta recesión con tendencia a cronificarse? Evidentemente, la mujer no tiene por qué sentirse como ese oscuro objeto del deseo. Como una muñequita linda o como una recompensa o un castigo para el varón.

El teatro y la vida no son exactamente iguales, si bien ambas cosas se unen. Quiere decirse que la temática de la comedia de Aristófanes se ha convertido en realidad varias veces. Las mujeres africanas de Togo se declaran en huelga de piernas cruzadas como forma de insumisión femenina. Piden que dimita el presidente de su país y quieren empujar a sus parejas para que se movilicen más contra dicho sujeto. En defensa de los derechos civiles.

Las féminas liberianas, también en África, tomaron medidas similares durante la guerra civil de Liberia vivida hasta 2003. Consiguieron sus pretensiones. Ha habido huelgas de sexo en Kenia, Turquía, Colombia o Filipinas. En Bélgica, en febrero de 2011, se propuso una huelga de este tipo con la intención de presionar, ya que la nación llevaba 241 días sin formar un nuevo Gobierno.

Expuso Chumy Chúmez en una de sus ácidas viñetas: “Los muslos unidos jamás serán vencidos”. ¿Deberían unirse todas las mujeres de la UE?... Siempre pueden existir otras estrategias que se podrían airear contra los constantes abusos, con el objetivo de ir hacia una dirección mucho más humanizada y en la que los ciudadanos salgan de la oscuridad y dejen de ser el saco de los golpes de las incompetentes autoridades.

Desgraciadamente, la mujer está al servicio del hombre en distintas zonas del mundo, incluyendo el continente africano. Sobre todo la que pertenece a la clase más baja. La gran mayoría de mujeres en muchos casos. Otra cosa es el sexo abierto, compartido y en condiciones de igualdad de género.

Ya ven. En todos los lugares cuecen habas. Muslos femeninos y masculinos necesitan unión frente a los ejemplares que estrangulan a las personas. Dejemos de sostenerles con nuestra directa o indirecta complicidad. Todos a una como en Fuenteovejuna. La creciente austeridad nos ahoga y no crea empleo. La situación precisa respuestas con equilibrio. Pero las reglas de los inquisidores no circulan por ahí. Los perdedores tienen que ser los de toda la vida. ¿Hasta cuándo?

Marc Llorente es periodista y crítico de espectáculos