Propósito de enmienda, dentro de lo que cabe, y seguir batallando en los entrenamientos y en los encuentros correspondientes. Lo peor no es caer, sino no levantarse. Se fracasa pero la lucha continúa y habrá que permanecer al acecho para no hundirse más en las tinieblas. La afición lo exige.

El PP tiene la sartén por el mango para arrear con ella. A los de siempre, por supuesto. Rajoy afila el poderío de sus grandes tijeras y recibe la ovación de aquellos gladiadores que alzan la mano diciendo “los que van a sacrificarse más aún te saludan”.

La fiel infantería de la derecha extrema lanza cohetes. Los seguidores circunstanciales van a estar muy atentos a las jugadas para ver qué ocurre. Por si tienen que gritar o cambiar de camiseta. Y los adversarios deberán poner en marcha un férreo marcaje en el terreno de juego. Un partido político gana, muchas personas pierden.

El PSOE tiene que aprender la lección, mejorar y superarse con el gran objetivo de romper ciertos esquemas y de que los ciudadanos sean los auténticos vencedores, no la golfería reinante ni los tragaldabas mercaderes internacionales, a quienes lo único que les atrae es el lucro en cualquier momento y ocasión.

En Génova 13 no para de sonar nuestro pasodoble Paquito el chocolatero. Casi nada. Rajoy debería proponer al tal Paco como ministro de Alimentación o de Cultura. Encaja muy bien en las directrices patrioteras, tradicionales y culturales del grupo popular.

Este señor ha arrasado en las urnas después de situar a Rodríguez Zapatero en el origen de todos los males. Podremos ir viendo que esto no ha sido así en realidad pese a la discutible gestión de la crisis por parte del ahora presidente del Gobierno en funciones.

A Rajoy se le verán más claramente que nunca las triquiñuelas empleadas para su asalto a La Moncloa tras seducir a los electores que se han dejado persuadir por un feriante que no va a hacer el milagro de multiplicar los panes y los peces. Al revés. Recortar los pocos derechos sociales que quedan vivos.

Es verdad que siempre se necesitan reformas. Siempre y cuando estén al servicio de la ciudadanía y de una calidad democrática que promete diluirse del todo, prácticamente, con Rajoy en el pedestal. El mal sueño de la recesión tiene una tétrica segunda parte en manos de este hombre y de sus tutores. Una pesadilla antes y después de Navidad.

El nuevo Ejecutivo puede estar coleando en vísperas de una Nochebuena amarga para la mayoría. Unos no podrán tomar pastillas de turrón y otros pueden sufrir indigestiones con tanto polvorón azul antes de entrar en un 2012 duro, duro. Para la gente de a pie, desde luego, según las reglas establecidas que parecen inmutables.

Hay retos pendientes que también tendría que asumir Rubalcaba si hubiera obtenido el éxito, aunque de otra manera en el mejor de los casos. La Administración Pública está muy gruesa y debe ponerse a régimen para adelgazar. Los parásitos de alto copete sobran. O los acentuados privilegios de la clase política.

Los empresarios enarbolan sus tesis. Las “rigideces” del mercado de trabajo impiden que las pequeñas empresas puedan crear empleo. Lo cierto es que se crearon muchos puestos con la misma “rigidez”. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se pretende apretar un poco más las clavijas a los trabajadores y darle una vuelta de tuerca a la reforma laboral. A los jóvenes se les condena a la precariedad y todos tan felices.

Es imprescindible un nuevo modelo productivo, basado en la educación y la innovación, que frene a los especuladores y fabrique empleo. El dinero no fluye, el fraude fiscal va a lo suyo sin problemas… Las arcas están “vacías”, afirma la señora Aguirre acusando al PSOE. Lo dice la presidenta de una de las comunidades autónomas más endeudadas junto a la comunidad que sus colegas valencianos manejan a su antojo.

Así son estos personajes. Rajoy quiere un país a imagen y semejanza del espíritu de la derecha extrema que él está liderando con la soberbia del aznarismno y de la caverna mediática, empresarial o religiosa. Los días 7 y 8 de diciembre le examinarán Merkel y Sarkocy en Marsella. Ahí expondrá los planes económicos que ha venido ocultando, lo que no le ha impedido un arrollador triunfo electoral.

Arrolladora victoria que la agencia de calificación Fitch quiere que sirva para arrollar a la población, incluyendo la que ha votado desesperadamente al PP, con un programa de reformas fiscales y estructurales ambicioso y radical que sorprenda positivamente a los mercados, es decir, a los inversores, y cumpla los objetivos de déficit.

En resumen, una recesión a la fuerza es el panorama perfecto para llevar a cabo las medidas favoritas de la estirpe de los truhanes que estafa y arruga a la colectividad. Ya se sabe. Unos ganan, muchos pierden.

Marc Llorente es periodista y crítico de espectáculos