¿Que a qué viene esta confesión? Porque se va a León. A su chalé presidencial de nuevo rico. Con su mujer de la cintura.  Hijas góticas de Obama negro. Románicas novias de blanco.  Pero hijas. A su chalé con piscina. Flores para regar de madrugada. Noches de música y libro. Footing por las mañanas. Con menos guardaespaldas. Con menos ETA en los talones. Por la Castilla dura de montes y tierna de espigas tiernas. Ex-para-siempre-siempre. Apellido estrenado, no comprendido, no asimilado. Es lo que hoy es. La equis escuece. Remite siempre al pasado. Como si ya nunca pudiera llegar a ser. Esposada la historia. Enjaulada en la lejanía brumosa que fue. Ex presidente. Jarrón chino, que dice Felipe. Para decorar a España, barnizar el recuerdo.

Se sentó en su chalé de nuevo rico. Hoy nadie me regala flores. Preguntarán las encuestas dentro de unos años. ¿Sabes quién es José Luis Rodríguez Zapatero?  Le suena a la señora que sale del Corte Inglés. Al que terminó la caña con tapa de cacahuetes. No sabría decirle. ¿Un actor tal vez? ¿Tal vez un presentador? Y el joven: ni idea.

Soldados de madres-llanto, de novias sin besos hondos, traídos desde una guerra injusta.  Mujer maltratada, pero con derechos.  Homosexual de la mano de su pareja. El dependiente en silla de ruedas empujado por un sueldo legal desde hace años. Parados de cuatrocientos euros-pan-y-aceite. Terrorismo enmascarado en su vergüenza, envolviendo el orgullo de las balas. Los grandes ladrones de la historia labrando miseria, pobres de guerras perdidas, parados, muchos parados, quietos e inmóviles como muertos. De rodillas ante Bush, ante Merkel, ante Botín y González. Trichet atornillando cuando faltaba poco para marcharse a su chalet de nuevo rico y piscina. Toxo y Méndez a lo lejos, como Nicolás Redondo y Camacho con Felipe. Memoria histórica para que los muertos no se queden tan solos, acunados en el nido caliente del recuerdo. Lo que quise hacer. Lo que hice. Lo que soñé. Lo que pude. La utopía. La miseria del quehacer egoísta que prohibe el paraíso.

Con el sueño perdido en los jardines de Moncloa. Se levantó a las diez esa mañana en su casa castellana. Austera, pero cómoda. Por el jardín el frío de enero, su primer enero de Reyes Magos tratados sin protocolo-Zarzuela Los periódicos. Un plante sindical por la privatización de un hospital. Esperanza suplanta a Mariano. Cospedal.  Primera de La Mancha. Rubalcaba despachando con el Rector Gabilondo. España recortada como los soldaditos de mi niñez para pegar en el álbum. Quise hacerla más hermosa. Fue más hermosa. Aunque al final triunfó aquel huracán calculado, bien calculado de los bancos desbancados. Les inyectamos dinero, aunque ellos habían inyectado miseria. Miles de españoles arrojados de sus casas. Puentes superpoblados de desahuciados. Cartilla de racionamiento casi. Como cuando Franco. Dicen que todos terminamos pareciéndonos. Mentira. Mentira de algunos historiadores, de algunos medios de comunicación, de algunos magos indecentes. Yo soy yo, demócrata, ciudadano, pueblo.

Al final fue el final. Vivo en mi casa de León. Junto a Sonsoles hermosa. Padre prójimo. Tomando café en algún bar cercano. Se está bien en el olvido. Es tibio como un beso de madre. Reconfortante el olvido en mi chalé de nuevo rico. Sigo siendo España, país, ciudadanía. Algún día sabrán que fui lo que pude ser, como todos. Como el del bar, el albañil, el aparejador. Soy pueblo. Me gusta ser pueblo, hacer pueblo. Procuré inculcarlo siempre, pero los bancos, la Merkel, el Sarkozy, el Rajoy, la crisis, las reformas…

Voy cumpliendo años. Un día seré viejo. Ex-presidente. Para siempre-siempre. Gozo y tristeza de ser lo que fui, aunque ya nadie me regale flores.

Rafael Fernando Navarro es filósofo
http://marpalabra.blogspot.com