El día cuatro de julio la Consejería de Educación ya ha publicado las instrucciones para el curso próximo y, como cabía esperar, van estas nuevas en la misma línea: si con las del año pasado hubo un profesor menos por cada dieciocho (entre cuatro y seis profesores menos por Instituto), con las de éste habrá uno menos por cada veinte (entre cuatro y cinco menos por Centro).

Total, que en estos dos años, en torno a tres mil profesores han dejado o dejarán de serlo, los Institutos estarán peor dotados y, lo que es más grave, los alumnos estarán peor atendidos.

Tanto hablar la Sra. Aguirre de excelencia en la educación, tanto presumir de los centros bilingües, tanto bombo en la creación de un Instituto para alumnos excelentes… para que al final todo se reduzca a un ajuste de plantillas y al deterioro general de la enseñanza pública. Ya ven, doscientos alumnos (los que accedan a tal Instituto de excelencia) tendrán una educación esmerada mientras los otros más de seiscientos cincuenta mil serán atendidos en condiciones precarias. Excelente.

Podrán pensar que estas medidas de recorte corresponden a la situación de crisis económica. Me parece, sin embargo, que más allá de la falta de dinero (no tenemos un puto duro, dijo hace poco la Presidenta de la Comunidad), hay una actitud ideológica ante, frente y contra la enseñanza pública, propia del neoliberalismo que exalta el gobierno de la Sra. Aguirre. A fin de cuentas, ya dijo la Sra. Figar –consejera de Educación y Empleo- en la mismísima Asamblea de Madrid que la enseñanza pública es subsidiaria.

Ante este panorama no es de extrañar que ya circule entre profesores, vía correos electrónicos, una convocatoria para plantarle cara a la situación.

En síntesis, lo que se propone son encierros pacíficos e indefinidos en todos los Institutos y Colegios públicos de Madrid a partir del mismo día uno de septiembre; la celebración de asambleas y claustros en todos los centros; la colocación de pancartas en las fachadas; y, por supuesto, informar de la situación a madres, padres y alumnos, y pedirles su apoyo y colaboración.

Ya sabrán todos ustedes que durante la visita del Papa a Madrid el próximo agosto, la Sra. Aguirre ha ordenado que todos los Institutos madrileños estén a disposición de la organización del evento para que se hospeden los jóvenes que vengan de fuera, así que no tendrá ningún problema en aceptar que seamos los propios profesores quienes nos hospedemos en ellos, aunque no sea para ver al Papa.

Jesús Pichel es profesor de Filosofía