Una monstruosidad; pero que ahí quedaba dicha. Había convertido unas actuaciones irregulares en la tramitación de unos EREs -de la que deben derivarse las correspondientes responsabilidades-, en un escandaloso y monumental reparto de un botín -”fondo de reptiles”, decían- de poco menos de 650 millones de euros entre bandidos socialistas y asimilados sindicalistas.
Hoy, esta misma dirigente ha interpuesto en los juzgados una querella por “calumnias” contra un adversario político por afirmar de ella que “quiere vender hospitales y colegios a sus amigos”. Efectivamente, se trata de Esperanza Aguirre, la lengua más afilada y viperina de España que va soltando sin contemplaciones su veneno, en ocasiones, a diestro, cuando sus compañeros se convierten en sus enemigos, pero, sobre todo, a siniestro, donde no deja títere con cabeza.
El querellado es Tomás Gómez, el candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid, quien ha osado decir en un cara a cara celebrado en “su de ella” televisión autonómica madrileña -es decir, la televisión que ella mangonea hasta el hartazgo; TeleEsperanza-, lo que es una evidencia conocida por todos los que quieran ver la realidad, que la presidenta madrileña realiza una política de privatizaciones que está poniendo en bandeja todos los recursos públicos madrileños -incluso el agua- a los sectores más poderosos de las finanzas del país.
Se ve que la piel de Esperanza es bastante más fina que la de los “bandidos socialistas y sindicalistas andaluces”. Pues ellos tienen que aguantar con estoicismo sus maledicencias y calumnias pero ella, al primero que se atreve a cantarle las cuarenta en su cara, lo emplaza en los tribunales de justicia a golpe de querellas criminales. Sólo de pensar que esta católica, neoliberal, populista, rancia y cavernícola política va a seguir gobernando la Comunidad donde tiene su sede el Gobierno de la nación y que lo hará, según todos los sondeos, por una mayoría apabullante se me pone la piel como a Pascual Sala.
¡Pero que acertado ha estado el presidente del Tribunal Constitucional al emplear esta expresión tan gráfica para manifestar su miedo/indignación antes las furibundas críticas que está recibiendo el Organismo que preside del centro, moderado y reformista Partido Popular!
Pero aún se le pone a uno más la piel de gallina cuando, habiendo decidido el Constitucional la legalidad de Bildu, disparan su artillería pesada contra el Gobierno, siendo la misma Esperanza Aguirre la que se atreve a decir que “si ETA está en las instituciones es porque así lo han querido los socialistas”. Al escuchar manifestaciones como ésta, uno advierte que a la falta de prudencia y responsabilidad política se le une un desconocimiento de los mecanismos del Estado de derecho, o lo que sería peor -que lo es seguro-, una interesada manipulación para desviar la atención de la ciudadanos -que desconocen en su mayoría las complejidades jurídicas- contra el adversario político; es decir contra el Gobierno de Zapatero.
Yo he de confesar, por mi parte, que desde hace ya bastante tiempo el estado de mi piel es el de la gallina. Pues voy a sincerarme; desde que Aznar consiguió la mayoría absoluta en marzo de 2000 mi piel no ha vuelto a su ser natural. ¡Y la que me espera, verdad!
Gerardo Rivas Rico es licenciado en Ciencias Económicas
Hoy, esta misma dirigente ha interpuesto en los juzgados una querella por “calumnias” contra un adversario político por afirmar de ella que “quiere vender hospitales y colegios a sus amigos”. Efectivamente, se trata de Esperanza Aguirre, la lengua más afilada y viperina de España que va soltando sin contemplaciones su veneno, en ocasiones, a diestro, cuando sus compañeros se convierten en sus enemigos, pero, sobre todo, a siniestro, donde no deja títere con cabeza.
El querellado es Tomás Gómez, el candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid, quien ha osado decir en un cara a cara celebrado en “su de ella” televisión autonómica madrileña -es decir, la televisión que ella mangonea hasta el hartazgo; TeleEsperanza-, lo que es una evidencia conocida por todos los que quieran ver la realidad, que la presidenta madrileña realiza una política de privatizaciones que está poniendo en bandeja todos los recursos públicos madrileños -incluso el agua- a los sectores más poderosos de las finanzas del país.
Se ve que la piel de Esperanza es bastante más fina que la de los “bandidos socialistas y sindicalistas andaluces”. Pues ellos tienen que aguantar con estoicismo sus maledicencias y calumnias pero ella, al primero que se atreve a cantarle las cuarenta en su cara, lo emplaza en los tribunales de justicia a golpe de querellas criminales. Sólo de pensar que esta católica, neoliberal, populista, rancia y cavernícola política va a seguir gobernando la Comunidad donde tiene su sede el Gobierno de la nación y que lo hará, según todos los sondeos, por una mayoría apabullante se me pone la piel como a Pascual Sala.
¡Pero que acertado ha estado el presidente del Tribunal Constitucional al emplear esta expresión tan gráfica para manifestar su miedo/indignación antes las furibundas críticas que está recibiendo el Organismo que preside del centro, moderado y reformista Partido Popular!
Pero aún se le pone a uno más la piel de gallina cuando, habiendo decidido el Constitucional la legalidad de Bildu, disparan su artillería pesada contra el Gobierno, siendo la misma Esperanza Aguirre la que se atreve a decir que “si ETA está en las instituciones es porque así lo han querido los socialistas”. Al escuchar manifestaciones como ésta, uno advierte que a la falta de prudencia y responsabilidad política se le une un desconocimiento de los mecanismos del Estado de derecho, o lo que sería peor -que lo es seguro-, una interesada manipulación para desviar la atención de la ciudadanos -que desconocen en su mayoría las complejidades jurídicas- contra el adversario político; es decir contra el Gobierno de Zapatero.
Yo he de confesar, por mi parte, que desde hace ya bastante tiempo el estado de mi piel es el de la gallina. Pues voy a sincerarme; desde que Aznar consiguió la mayoría absoluta en marzo de 2000 mi piel no ha vuelto a su ser natural. ¡Y la que me espera, verdad!
Gerardo Rivas Rico es licenciado en Ciencias Económicas
 
     
     
     
    