Transmitir credibilidad, esperanza y la urgencia del empleo son los objetivos básicos del aspirante. El medio ambiente, la igualdad o la guerra contra la corrupción constituyen también las líneas prioritarias de su proyecto político con el que piensa triunfar en 2012.

“Nos hemos comido la crisis y no la hemos creado nosotros”, ha dicho Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero la factura la pagan los indignados. La insurrección pacífica debe seguir hasta que salgamos decorosamente del túnel, suponiendo que pueda salirse.

El librito del berlinés Stéphane Hessel, ¡Indignaos!, estimula nuestra indignación ante la dictadura de los mercados, porque “la peor actitud es la indiferencia” mientras nos aplican los recortes. Los financieros salvan el bache que ellos mismos fabricaron. Las víctimas siguen con pulmonía y sin cuidados intensivos, con la única aspiración de pasar al resfriado crónico de siempre.

No parece posible aspirar a otra cosa, ya que, como afirma José Luis Sanpedro en el prólogo del pequeño volumen, “no se eliminan los paraísos fiscales ni se acometen reformas importantes del sistema”. Y es que los propietarios del dinero se adueñan de lo que es de todos y manejan realmente el poder.

Los gobiernos lo asumen. El totalitarismo, pues, existe de una forma u otra. Así que la ética, la justicia y la libertad tienen descosidos por todas partes y el atropello funciona a toda máquina. Hay al menos diez razones por las que conviene estar en guardia frente a la crisis económica, política y social.

Otro libro, Reacciona, nos ofrece estas respuestas con una idea clara: la necesidad de tomar postura y actuar, de concienciarnos y despertar con un mismo rumbo. La defensa de “la dignidad, la democracia y el bien común” a través de firmas como las del citado Sanpedro, Federico Mayor Zaragoza, Garzón o Rosa María Artal.

“Es tiempo de acción, de participación, de no resignarse”, puntualiza Stéphane Hessel en el prólogo. La oscura situación actual requiere proyectos de futuro, abrir mejores caminos. Todo ello debe ser irrenunciable y tiene que estar muy por encima de las ambiciones de los más poderosos.

La coordinadora de Reacciona, Rosa María Artal, anhela “un futuro para todos con mimbres constructivos, diferentes a los que se están tejiendo”. Es verdad. Sólo una ciudadanía informada y responsable puede impedir los abusos que se disfrutan.

Las propuestas aprobadas por los indignados de Sol buscan la regeneración del sistema político y económico. Se resumen en unas pocas ideas esenciales. El Movimiento 15-M, naturalmente, acoge las opiniones y las sugerencias de cualquier ciudadano.

Abogan por la eliminación de los privilegios de la clase política. Defienden el reparto del trabajo fomentando las reducciones de jornada y la conciliación laboral hasta que se acabe el desempleo estructural. La seguridad en el empleo, el restablecimiento del subsidio de 426 euros…

El derecho real de acceso a la vivienda, unos servicios públicos de calidad, el control a las entidades bancarias… Entre otras cuestiones, el aumento impositivo a las grandes fortunas, no permitir el fraude, potenciar las libertades y la democracia participativa, o la reducción del gasto militar.

Por su parte, el Banco de España circula por otros derroteros. Solicita un mercado laboral más flexible, que el Ejecutivo pase de las centrales sindicales, ante el fracaso del diálogo social, y el cumplimiento del plan de reducción del déficit. Eso sí, a costa del vecino exclusivamente.

Alfredo pretende triunfar y los populares se sienten ya triunfadores. No dudan en fotografiarse comiendo pepinos, a propósito de la crisis de éstos, o en hacer lo que haga falta con tal de sumar votos. El grupo de Rajoy ejerce sus responsabilidades riéndose de las personas, productores y consumidores, de los “chabolistas” o escenificando sandeces con su inconfundible y barato populismo.

El Partido Popular y los individuos afines componen esa raza de sujetos que aprovecha las dificultades colectivas en beneficio propio. Les importamos un rábano. O un pepino.

Marc Llorente es periodista y crítico de espectáculos