Hay mucho de perverso en todo esto, mucho de paternalismo de sacristía, mucho de resentimiento y de desprecio a los ciudadanos: votan a favor de ese daño que el propio Rajoy reconoce, pero por nuestro bien; nos empobrecen, pero porque eso es bueno para España, y la alternativa, dicen, sería un mal peor. Si la policía se lía a porrazos con los ciudadanos (hace daño) es para mantener el orden (para salvaguardarlo). Y si se blinda el Congreso es para proteger su inviolabilidad, porque es mejor prevenir que curar, según el brillante argumento de su presidente.
Cualquier día de estos saldrá cualquiera de esa mayoría soberbia recordándonos que quien bien te quiere, te hará llorar. Todo huele cada vez más a rancio.
Jesús Pichel es filósofo