Cuando en mayo de 2010 la Unión Europea (UE) amenazó al Gobierno socialista con la intervención de nuestro país y Zapatero reaccionó tomando las primeras medidas de recortes sociales, el patriótico PP, que debió interpretar esta amenaza como una señal de la diosa germánica para acceder anticipadamente al poder, le dijo a la diputada de Coalición Canaria (CC), por boca del hoy ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, que lo mejor sería dejar caer a España y que luego ellos -el PP- la levantarían. Lo confesó el pasado jueves, desde la tribuna del Congreso de los Diputados, la que en su día fuese la destinataria de estas palabras y portavoz de CC, Ana Oramas.

La verdad -todo hay que decirlo- que no ha pillado por sorpresa esta revelación, pero aunque era algo que se intuía -quizás no hasta este extremo- por el virulento, desleal y sectario comportamiento en la oposición de esta fuerza política durante uno de los peores momentos por los que ha podido atravesar España en la historia reciente -y sigue atravesando- se hace bastante duro confirmar, de forma tan explícita y cruda, esta apreciación sobre los que actualmente te están gobernando -o ¿mandando?-.

Al día siguiente de esta confidencia de la diputada canaria, Cristobal Montoro, en ausencia de la vicepresidenta de Gobierno, de viaje en USA para dar explicaciones a los mandamás económicos mundiales -que cuando lo hacía Zapatero era tachado de servil y sumiso-, hizo de portavoz del Gobierno en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. En esta personación ante los periodistas en nombre del Ejecutivo y adoptando una actitud diametralmente opuesta a la que amparaban hace sólo dos años cuando iban de salvadores en solitario, porque ahora buscan desesperadamente el apoyo de amigos y de enemigos, el ministro ha declarado que -y es literal- “la solución a la crisis se llama euro y UE. Somos euro, España es euro y de la crisis se sale haciendo más euro y más Europa. No estamos solos, tenemos detrás a Europa, un proyecto de integración europea, que va a responder como siempre ha respondido cuando un país se comporta leal y fielmente”.

Este pasado sábado el inefable Montoro ha dejado de cantar en la ducha el “Y viva España” y  su personal de servicio doméstico ha sido testigo de los falsetes -aquí no ha habido variación- en la interpretación ministerial de un “Ojos verdes” que, al igual que ocurriera con la canción anterior, su letra ha sido adaptada a su particular estado de ánimo y de pensamiento y ha sonado así: “En el quicio de la mancebía, miraba encenderse la noche de Europa. Pasaban los euros y yo sonreía, hasta que en mi puerta paraste el control. Serrana me das ajustes y yo te dije gaché. Ay ven y tómame mis Bankias y yo reformas te daré. Dejaste el control y fidelidad te ofrecí y fueron dos verdes luceros de Europa tus ojos pa' mí”.

El dirigente popular habrá cambiado de canción pero hay que reconocerle que tanto la que cantaba hace dos años como la que interpreta ahora son de rancio sabor español. ¡Y viva España!, don Cristobal, y ¡arriba los ojos verdes de Europa!, verdes como la albahaca, verdes como el trigo verde que se han clavaíto en nuestro corazón.

Gerardo Rivas Rico es licenciado en Ciencias Económicas