Frente al incómodo mandato de la caridad, la hospitalidad o el amor al prójimo de las religiones de El Libro, el karma se refiere a una relación causa/efecto estrictamente espiritual. Lo que hacemos determina nuestra condición, y por consiguiente, el mañana. Lo que somos es el resultado de nuestro ayer en una sucesión de vidas. El karma define el lugar que ocupamos en la historia cósmica: Si un niño es esclavizado o una niña prostituida desde la infancia, Buda no duda: hizo méritos en otra vida para tal castigo. El Budismo no siente pasión alguna por transformar la sociedad, ni existe inquietud humanista del hombre, respecto a su entorno social.

Lo esencial del budismo es impersonal, un estado de libertad, la búsqueda de una paz interior, más que un salvador personal. Es cierto que este revestimiento puede practicarse, sin el ejercicio o la identificación budista, del mismo modo que puede practicarse la ética o la solidaridad, sin un compromiso judío, cristiano o islámico. Los budistas no desarrollaron argumento alguno respecto a las implicaciones económicas, políticas o sociales, necesarias para transformar la sociedad. Alegar (incluso razonablemente), la incoherencia o hipocresía del resto de religiones, en sus fundamentos prácticos, no modifica la esenciadel budismo.

Alex Vidal es licenciado en derecho, escritor vocacional y autor del blog Crónicas de la Razón Práctica