A estas alturas de la gestión del desastre de la Dana es incontestable que los responsables políticos de la Comunidad Valenciana tomaron malas decisiones que han elevado la gravedad de las consecuencias de un fenómeno climático que no era evitable, pero si previsible.

Al calor de esta evidencia, las redes sociales se han llenado de salvadores que se constituyen como agentes que actúan para sustituir al Estado y a los políticos. Uno de los que más notoriedad ha alcanzado en esta semana es el influencer Ángel Gaitán; seguir sus videos y sus anuncios de cómo actúan “para ayudar” evidencia los enormes peligros de sustituir al Estado por estos personajes.

La acción más relevante de las adoptadas ha sido convertir la distribución de ayuda en un concurso de influencia en redes, con un video en tik tok anunciaba que enviaría dos convoyes de ayuda a los municipios que fueran más votados en redes sociales.

¿De verdad queremos que la decisión de a quién, cuándo y cómo ayudar ante una catástrofe de estas dimensiones dependa de los likes cosechados en una red social donde abundan los bots y cuentas falsas? Imaginemos que esta realidad distópica, sin estado, ni impuestos, ni políticos, actuara en la siguiente DANA; ante los anuncios de crecidas de ríos e inundaciones se enviarán mensajes de alerta si se consigue un millón de likes en una cuenta de algún gurú de las redes sociales, y una vez iniciado cualquier inundación o consecuencia dramática, se mandaran equipos de recate a los afectados que más donaciones hagan a través de alguna red social que obtendrá cuantiosos beneficios por el uso de su plataforma para esta lucha ciudadana por los equipos de rescate….

Por no hablar de la imposibilidad de controlar a estas personas y sus acciones sin estado. En esta semana la policía ha denunciado indicios de fraude en una de las webs de supuesta recogida de ayudas para los afectados, siendo clausurada preventivamente ante estos indicios. Si no existe policía ni justicia que vigile a estos estafadores ¿Quién nos va a proteger de sus engaños?

¿De verdad creemos que, con todos los errores cometidos en esta crisis, nos iría mejor sin estado, ni impuestos, ni políticos? Volviendo al plan sin fisuras de la competición en redes por los convoyes de ayuda, una vez cerrado el concurso y anunciados los ganadores, habrá dos pueblos de la zona afectada que recibirán el material y equipos que se ha prometido, ¿y el resto de los pueblos afectados? Nunca recibirían nada.

Por no hablar de la enorme labor, insustituible ni pagable al margen del estado, de todas las instituciones que actúan de forma previa y que, aunque no se oyeran sus advertencias, tenían conocimiento y equipos preparados para saber lo que estaba pasando en los ríos y en el clima. ¿Qué magnate mediático de tres al cuarto va a invertir su propio dinero en sostener una agencia de meteorología que nos advierta de las alertas climáticas? ¿y en base a qué criterios científicos se articularían? Hace años que no veo el programa de Iker Jiménez, pero en sus inicios, cuando sólo hablaba de fenómenos paranormales, no me pareció nunca que el rigor científico fuera uno de sus fuertes.

En estos días, además de los errores políticos, también hemos visto el despliegue de equipos de rescate, médicos, psicólogos, militares especializados en emergencia que han salvado vidas, recuperado fallecidos para que sus familias puedan darles una digna sepultura, están limpiando calles y reconstruyendo caminos, en definitiva, un enorme dispositivo que está caminando a una lenta pero imparable recuperación de las zonas afectadas. En los próximos meses, además, habrá miles de funcionarios tramitando ayudas económicas para tratar de paliar las pérdidas, recuperar negocios y recomponer, hasta donde se pueda, las vidas cotidianas.

Nada de todo esto sería posible sin nuestros impuestos que sostienen el Estado, y sin las leyes, normas e instituciones que garantizan que, más tarde o más temprano, las ayudas lleguen a todos por igual, que ningún pueblo se quede sin asistencia porque no cosechó los suficientes apoyos en redes sociales.

Además, y no es menor, todo lo que se invierta, todas las actuaciones que se realicen, todos los medios que se empleen serán rastreables y conocibles, porque eso también es el Estado de derecho, que cualquiera pueda conocer lo que hacen sus gestores.

Sin duda, sería de agradecer que los que se han equivocado en sus decisiones asuman su responsabilidad sin que sean obligados a ellos, pero aún en el peor de los escenarios, estará en manos del pueblo valenciano salvarse de que les sigan gobernando los irresponsables que no han estado a la altura.

Dicho todo esto, ayudaría a combatir esta loca anti política, y sería muy reconfortante, que los ministerios y demás instituciones que se están desplegando en la acción de ayuda informen de en qué, cuando y por qué están trabajando, porque no hay mejor arma contra la desinformación que la información veraz y la transparencia.

boton whatsapp 600