Las relaciones entre el Partido Popular y los independentistas catalanes (y los independentistas en general) nunca ha sido especialmente buenas. Ataques, insultos, cuestionamientos sobre su legalidad, afirmaciones capciosas y reproches al resto de partidos que conviven con ellos en el espectro político han marcado las directrices de los 'populares' a lo largo de los años, a excepción de aquellos momentos en los que los han necesitado y han hablado "catalán en la intimidad". 

Sin embargo, este historial de desplantes puede caer en saco roto ahora que el PP precisa el apoyo de Junts para investir a Feijóo como presidente. La formación azul ha asegurado que "no descarta" negociar con el prófugo independentista. La hemeroteca es, a veces, muy dura, y en este artículo haremos un repaso a la que tiene el PP con los catalanistas.

Remontándonos a 2016, en una entrevista en la Cadena SER, Feijóo, cuando todavía era presidente de la Xunta de Galicia y dirigir el PP le quedaba todavía muy lejos, apuntó que el Gobierno central no podía "negociar con la pistola del separatismo encima de la mesa". "Eso no lo hicimos con ETA, y aquella era una pistola que mataba, y acertamos", añadió el político gallego, obviando dos cosas: en primer lugar, que el Ejecutivo de José María Aznar sí que se sentó en una mesa de diálogo con los terroristas, y en segundo lugar, que el independentismo catalán no había tomado medios violentos a los que aludir como "la pistola del separatismo".

Dos años más tarde, en 2018, el PP presentaba en el Congreso de los Diputados una solicitud de comparecencia urgente ante el pleno del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para que "informara de sus supuestos pactos con partidos radicales, independentistas y proetarras” que, según la formación entonces liderada por Pablo Casado, le permitieron ganar la moción de censura y llegar al Ejecutivo.

Así se expresó el entonces secretario general del grupo parlamentario popular, José Antonio Bermúdez de Castro, que criticó duramente la decisión del Gobierno tomada en su primer Consejo de Ministros de levantar el control previo de los pagos de la Generalitat de Cataluña. “Hoy hemos empezado a conocer el precio por apoyar la moción de censura”, afeó, en su día, Bermúdez de Castro.

En 2019, el PP señaló a la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, por ir a visitar a Carles Puigdemont a Waterloo en un intento de buscar la interlocución. "No se puede ir a visitar a un prófugo de la justicia. No podemos actuar como si Puigdemont fuera un líder político con capacidad de interlocución", argumentó Alejandro Fernández, presidente del Partido Popular de Cataluña. A su vez, añadió que la decisión de Arrimadas, en el marco de la campaña electoral, "tenía claros elementos populistas, y Puigdemont es el campeón mundial del populismo".

También en 2019, el Partido Popular y Ciudadanos recurrieron ante la Junta Electoral Central la candidatura de Puigdemont y de los exconsejeros Toni Comín y Clara Ponsatí a las elecciones Europeas del 26 de mayo de aquel año. El PP enarboló que no estaban en "uso de sus derechos políticos" porque no podrían ejercer el cargo para el que se estaban presentando, además de alegar que "no son ni electores ni elegibles por no figurar en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA)", que es el que les correspondía por residir fuera de España, independientemente de las razones que les llevaron a ello.

El caso de Pegasus

Más próximo en el tiempo que los anteriores ejemplos se encuentra la utilización que hizo el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, sobre el caso Pegasus, para señalar a Pedro Sánchez 

Feijóo protagonizó el foro El Debate con..., desde donde receló de la estrategia de Sánchez sobre el caso de espionaje internacional. El gallego acusó al jefe del Ejecutivo de utilizar el Estado como “moneda de cambio” con el mero objetivo de “tranquilizar” al bloque de la investidura ante el espionaje a líderes y activistas independentistas con la aplicación israelí. De hecho, quiso añadir que, en cualquier otro país europeo, la “lógica” empujaría a pensar “si se puede seguir así”, inmersos en una situación de “cierto caos”, aludiendo a la brecha entre PSOE y Podemos en el seno del Gobierno.

"Se está comprometiendo la seguridad nacional. El Ejecutivo descansa sobre fuerzas que “no protegen al Estado”, afeó. A su vez, cabe recordar que en el reciente debate 'cara a cara' entre el líder popular y Sánchez en Atresmedia, Feijóo mintió a este respecto, asegurando que la investigación del caso había quedado paralizada por la falta de colaboración de Sánchez, cuando en realidad se detuvo porque Israel no quiso cooperar en el proceso.

También en 2022, la secretaria general del PPCuca Gamarra, exigió la comparecencia en el Congreso del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para que explicara sus "compromisos personales con los prófugos de los que depende". El Grupo Popular pidió esas aclaraciones en sede parlamentaria después de que Puigdemont asegurase que, durante su estancia en Bélgica, recibió visitas de miembros del PSOE en diversas ocasiones para generarle "expectativas de un buen trato, vía reforma del Código Penal y un indulto siempre y cuando accediera a comparecer ante el Supremo".

"Sus compromisos son personales con los prófugos de los que depende. Y los españoles deben conocerlos", afirmó Gamarra en un mensaje en su cuenta oficial de Twitter. "Prófugos" con los que, en el contexto actual, el PP no se cierra a negociar.

El PP llegó incluso a tocar el extremo de la ilegalización de los partidos soberanistas cuando, en 2020, la Cámara Baja fue testigo del enfrentamiento entre los diputados Rafael Mayoral, de Unidas Podemos, y Ana Beltrán, del grupo popular. El dirigente de la formación morada reprochó a sus homólogos que “bailen el agua” a los que quieren socavar la democracia, en referencia a la extrema derecha.

“Se está poniendo en riesgo el pluralismo político. Se quieren ganar el Gobierno ilegalizando a la mitad de partidos de la Cámara. El mismo partido que dijo que hacía falta un Gobierno de emergencia nacional. ¿Eso cómo se llama? Y mientras tanto, los señores del PP y de Ciudadanos le siguen bailando el agua a los que van contra la democracia. Nosotros, ERC, Junts, PNV, ¿cuántos estamos en esa lista de partidos a los que ilegalizarían?”. Ante esta pregunta, además de la risa en la bancada popular, se pudo ver a Beltrán murmurar: “Todos”.

Siendo conscientes de esta hemeroteca, resulta difícil de creer que el PP se abra, tras tantos años de distanciamiento y desplantes, a una negociación con los independentistas catalanes y Carles Puigdemont. Ahora que Feijóo puede beneficiarse de los siete votos del partido soberanista, cambia totalmente el diálogo, y los que eran prófugos de la justicia y la pistola del separatismo, ahora son posibles socios de investidura.