Las aguas bajan revueltas en Moncloa. La caída de los Presupuestos Generales del Estado para 2024, motivado por el adelanto electoral, dibujó las primeras grietas serias en la coalición. Sumar se sintió agraviado ante la decisión “unilateral” del ala socialista del Ejecutivo. Los magentas reclamaron al menos un “intento” para sacar adelante las cuentas públicas para este ejercicio. Es ya una batalla perdida, pero que abre una nueva ventana en la relación entre las dos fuerzas políticas, enfrascadas ahora en un tira y afloja por la reciente proposición de ley de proxenetismo, registrada por el PSOE en el Congreso. Una grieta que se ensancha ante la “intención de parálisis” que le atribuyen al socio mayoritario.

Sumar entregó la cuchara en el conato de batalla que plantearon tras la renuncia de Pedro Sánchez a tramitar el proyecto presupuestario para este ejercicio. Los socialistas capearon el temporal justificando que el ciclo electoral entorpecería unas conversaciones que, pese a estar avanzadas, no fructificarían. El socio mayoritario de la coalición asumió con naturalidad la prórroga de las cuentas públicas, postergando todos los “avances” en las negociaciones al próximo 2025. Desde Moncloa argumentan que el todo el trabajo realizado hasta ahora no ha sido en vano, sino que es un “punto de partida” para el siguiente curso. Los magentas desaprobaron la unilateralidad del presidente del Gobierno, aunque ya han aparcado esta narrativa.

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Parálisis legislativa

Superado el debate interno de los Presupuestos, en Sumar la preocupación crece en torno a la agenda legislativa del Ejecutivo. Creen que la superprimavera electoral es un acicate para que el PSOE meta cloroformo a la hoja de ruta social. Ven una “intención de parálisis” inequívoca en los socialistas, justificada con arreglo a las últimas propuestas de sus socios en Moncloa. “No cuestan ni un duro”, se quejan voces magentas. Entienden, a medias, que dejen caer las cuentas para el 2024 siempre y cuando se mantenga una “agenda ambiciosa”. Sin embargo, a su modo de ver, no es así.

Desde resortes magentas asumían desde el primer minuto que tendrían que ejercer esa postura de contrapeso que le fue tan cara a Podemos en la anterior legislatura; si bien es cierto que en los primeros cien días de gobierno no ha habido atisbo de un discurso duro hacia sus socios. Tampoco ahora. La estrategia de Sumar no replica la receta morada, pero tampoco guardarán silencio y asumen que tendrán que “tirar y apretar”. “No estamos viendo esa agenda ambiciosa. No vemos voluntad de arrancar”, lamentan en el seno del Grupo Plurinacional.

Afean en privado que sus socios en Moncloa caigan en la autocomplacencia y posterguen todo el calendario parlamentario para después del trío de elecciones para retomarse tras el verano. Estas mismas fuentes precisan que un Gobierno se sostiene con “avances” y llenando de razones al “pueblo progresista” de que “mereció la pena” el voto el pasado 23 de julio. No obstante, el debate parlamentario se ha enquistado en el “y tú más”. El despliegue legislativo se ha diluido entre “amnistía, Ayuso y Koldo” y eso es un reflejo de que “no va bien”.

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El tablero catalán

Con todo, no niegan que las elecciones, especialmente las catalanas, supongan una sacudida a la actividad parlamentaria. Una campaña electoral “dificulta las cosas”, pero de cara al futuro más inmediato. Lo que no entienden en el Grupo Plurinacional es que las posiciones de “máximos” del periodo preelectoral se impongan a la hoja de ruta que “ya está prevista”. “No debería haber problema”, exponen los magentas, que no entienden la “renuncia” de sus socios a “no hacer nada” por la complejidad del tablero político catalán.

Fundamentalmente en términos de expansión de derechos, como las ampliaciones de permisos de paternidad o de dependencia. “Discute otras cosas y si las fuerzas independentistas quieren dejar caer cuestiones sociales que lo hagan y lo expliquen”, comentan estas mismas fuentes, que en cualquier caso no encapsulan su decepción en una “batalla” entre Sumar y el PSOE. “Se trata de que empujen un poco”, rematan. Este pasado jueves, de hecho, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, verbalizaba en público el sentir de los magentas, urgiendo al socio mayoritario de la coalición a evitar el "barro" y la “bronca permanente” en el Congreso para centralizar esfuerzos en la “agenda social”.

Todo sigue su curso

El cambio de postura de Sumar, pese a no preocupar sobremanera, no encaja bien entre los cuadros socialistas. Desde el entorno del Grupo Parlamentario no entienden el giro retórico de sus socios, especialmente desde la caída de los Presupuestos Generales del Estado. Es más, insisten en que se ha llegado a este escenario por la negativa de los Comunes -dentro del paraguas magenta- a aprobar las cuentas públicas de la Generalitat. El proyecto presupuestario estaba empaquetado para tramitarse a la mayor brevedad posible, tras unos meses de “intensas conversaciones a muchas bandas”, pero todo se torció con el ‘no’ de Jéssica Albiach al acuerdo suscrito por PSC y ERC.

Aún con la alteración del calendario con esta nueva cita con las urnas, desde el Grupo Parlamentario Socialista transmiten que nada ha cambiado. Es cierto, precisan, que con tanto proceso electoral se reduce el número de plenos. “No es cosa nuestra”, resumen en privado voces socialistas a ElPlural.com, subrayando que no hay nada paralizado ni “mucho menos” intención de frenar la hoja de ruta social de la coalición. Se amparan en las tres proposiciones no de ley presentadas hasta la fecha -amnistía, ELA y proxenetismo-, además de los articulados ómnibus, con “más de 1.000 enmiendas” que todavía se están escudriñando. “Si algo decae no es por falta de voluntad, sino de acuerdo”, explican.

“No entendemos las quejas. No se ha parado nada”, redundan estas mismas fuentes, aunque sí comprenden que Sumar tenga que marcar “perfil propio”. Con todo, entre los cuadros socialistas no hay el más mínimo resquicio de preocupación. Tampoco con la ley contra el proxenetismo, registrada por el PSOE este mismo martes y que se topado también con la oposición de los magentas. Un articulado que “es de sobra conocido”, pues en su grueso es el mismo que el de la pasada legislatura, con ligeros matices. Sin embargo, pese a ello, no ha escapado a los reproches de todas las sensibilidades que componen la plataforma que encabeza Yolanda Díaz, que acusan a sus aliados de plantear un debate que no sólo “divide” a su grupo, sino también al feminismo.

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