Begoña Villacís se dedicó el pasado fin de semana a tomar el pulso de los biorritmos electorales, pero quizás con una fuerza desmedida. Su órdago a la grande presagiaba una victoria a título particular. Una suerte de bote salvavidas para alcanzar al transatlántico de Génova. Todo ello mientras su –de momento– actual partido está en su último estertor. No obstante, a juzgar por los últimos movimientos en público de miembros del Partido Popular, la vicealcaldesa se la jugó en el primer envite sin un solo rey en su mano. Maniobra a la desesperada, máxime cuando las fuerzas vivas del aparato conservador se niegan a acogerla en su seno públicamente. Al rechazo conservador se le suma el dejar hacer de la nueva dirección de Ciudadanos, que ha desautorizado a su principal “activo”, clímax de un harakiri político en cinco actos.

Las cartas ya están sobre la mesa y es momento de desnudar quién ha ido cargado y quien de farol. Villacís enseñó el viernes la patita, tal y como publicó el diario El País, al expresar en petit comité sus deseos de encabezar una “corriente interna en el Partido Popular”. Anhelo que tantas veces ha negado en el pasado, con un rosario de noes que resguardaban a un que ansiaba con asomarse al exterior. Tanto es así que, ya de perdidos al río, refrendó el domingo en las páginas del diario El Mundo, donde animaba a sus compañeros a “arriesgar”, empujada por el “realismo” electoral, aunque ello suponga sacrificar la recién esculpida tipografía del nuevo Ciudadanos.  

Primer acto: el “never, never, never”

El camino hasta este ataque de sinceridad repentino de Villacís es tortuoso y no está exento de teatralidad. La vicealcaldesa ha extendido hasta la máxima expresión el famoso “never, never, never” que popularizó Florentino Pérez en la época de los galácticos. Las tres negaciones del empresario madrileño y presidente del Real Madrid se popularizaron a principios de este siglo XXI, cuando los medios de comunicación vinculaban los futuros del club de Concha Espina y de la estrella del Manchester United -por aquel entonces- David Beckham. El máximo mandatario blanco negaba la mayor ante la insistencia de los periodistas, hasta que el futbolista británico pisó el pasto del Santiago Bernabéu el día de su presentación.

Un camino similar emprendió la vicealcaldesa desde los primeros coletazos de la legislatura. Los primeros rumores nacieron después de que las urnas de noviembre de 2019 arrasaran a todo aquel que portara una enseña naranja. Las elecciones del 10N dejaron la sede de Ventas como un erial y las primeras espadas del emergente Ciudadanos aparecían entre las quinielas de futuribles de un Partido Popular ávido por absorber al espacio liberal y “aglutinar a todo el centro derecha” en torno a sí.

Desde entonces, la trayectoria de la número dos del Ayuntamiento de Madrid se ha ligado con el Partido Popular. Rumorología que la propia protagonista despachaba con constantes portazos. "No me iré al PP”, reiteraba con semblante serio en cada ocasión que emergía el más mínimo titular que jugueteaba con un cargo conservador que el ocupante del trono de Génova en cuestión -ya fuera el defenestrado Pablo Casado o Alberto Núñez Feijóo- le tenía reservado. Lo cierto es que las conversaciones se han acelerado entre ambas partes.

Segundo acto: reunión top secret con el PP

Las últimas manifestaciones públicas de Begoña Villacís resquebrajan la caja de los truenos mediáticas. A raíz de ellas, el diario El Mundo se hace eco, amparándose en fuentes de Génova, de una suerte de reunión entre bambalinas con el número tres del aparato del Partido Popular, Elías Bendodo. El ex consejero de Presidencia de Andalucía es uno de los hombres fuertes de Feijóo en la estructura conservadora y también el encargado del scouting a los miembros de Ciudadanos para culminar el proceso de absorción.

El dirigente andaluz del Partido Popular pidió a su interlocutora que, antes de dar el “paso”, dialogara con su socio en el Ayuntamiento y candidato conservador a la Alcaldía de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y también con la presidenta de la sucursal popular en la región y líder del Ejecutivo autonómico, Isabel Díaz Ayuso. Entre tanto, en Génova ya avisaban que o acelera el traspaso a sus filas “o nada”, dado que daban por hecho que “cruzó el Rubicón” con sus declaraciones del viernes.

Tercer acto: pulso a Ciudadanos

Lo cierto es que Villacís ya ha enmendado la plana a la VI Asamblea General de Ciudadanos. El cónclave liberal que asentó las bases de la refundación y ungió a la nueva dirección bicéfala del partido, también debatió sobre la política de pactos ante la inminencia de las elecciones. Con la vista puesta en el 28 de mayo, los liberales dirimieron sus posturas en la Ponencia de Valores, Estrategia y Acción Política no hace ni dos semanas.

De ahí surgió una estratagema que prohibía taxativamente alcanzar acuerdos preelectorales con ninguna fuerza política, abocando las negociaciones con otras formaciones a la investidura y composición de las cámaras y plenos. Es decir, conversaciones toda vez se conozcan los resultados de las urnas, lo que contrasta con la estrategia que ha planteado la propia Villacís. De hecho, tal y como explicó la portavoz política del partido, Patricia Guasp, solo hay cabida a esta opción en el caso de pequeños municipios y con plataformas localistas que se adhieran a las siglas liberales, pero bajo ningún concepto en plazas como Madrid y Barcelona.

Cuarto acto: portazo de Ayuso

Sin embargo, para desgracia de Villacís, con manifestar públicamente su deseo de adhesión al PP no es suficiente. La incorporación debía de contar con el visto bueno de una tercera persona: Isabel Díaz Ayuso. Según ha publicado recientemente el diario El Mundo, Feijóo delegó en su baronesa la decisión final y, a juzgar por sus últimas declaraciones, no acogería de buen grado el fichaje de un “activo” de los liberales.

“Lo mejor de ese partido ya se vino conmigo”, resolvió la presidenta de la Comunidad de Madrid este pasado lunes tras ser interrogada por los periodistas. Ayuso aludió implícitamente a rostros liberales como Marta Rivera de la Cruz, que forma parte de su gabinete en calidad de consejera de Cultura y Deportes, pero también del polémico Toni Cantó, a quien colocó ad hoc en la Oficina del Español para contentar a Génova. En resumidas cuentas, Villacís se ha visto en una encrucijada de difícil salida.

Quinto acto: Ciudadanos dejará que se retrate

El farol de la vicealcaldesa le ha llevado a una vía muerta. La que debería ser su valedora en el Partido Popular ha vetado su fichaje y lo ha hecho ante todos los españoles, pero su situación empeora al traspasar las defensas del cuartel general de Ciudadanos. Desde ahí, este pasado lunes, Patricia Guasp lanzó una advertencia a su principal “activo” municipal: “Si se presenta, será con las siglas de Ciudadanos”. Cortita y al pie. No obstante, evitaron un frente directo con Villacís, optando por dejarla hacer y que sea ella misma la que decida si se traga el sapo y se queda o adopta otra determinación.

En el plano interno, en Ciudadanos admiten tanto en público como en privado el valor que supone una figura como la de Villacís, amparándose en la gestión de estos cuatro años y su carisma. Pero nadie escapa al problema que se ha generado. Voces autorizadas del partido reconocen a ElPlural.com que “se ha pasado de frenada” y que “ha ido demasiado lejos” en su estrategia. De hecho, otras fuentes la sitúan fuera del partido. “Creo que se va a ir. No monta este lío para nada”, apunta un cargo de relevancia de la formación, quien también sugiere que el comportamiento de la vicealcaldesa está condicionado por la “escasa fiabilidad de sus encuestas”.