Ya hay fecha para la investidura del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. El reloj de la democracia ya se ha puesto en marcha. La Constitución no prevé un plazo máximo para fijar la primera sesión de investidura, pero sí establece un límite para la convocatoria de elecciones en caso de que el candidato no consiga una mayoría parlamentaria suficiente para llegar a la Moncloa. El día escogido es el 22 de julio, por lo que la primera votación sería el 23 y, en caso de repetición electoral, los comicios se celebrarían el 10 de noviembre.

El líder del PSOE tiene ahora 20 días para recabar el apoyo de otros grupos a fin y efecto de regresar a la Moncloa. Una tarea que se atisba harto complicada dado que ni siquiera tiene asegurados los votos de su principal socio, Podemos.

Sánchez ha cerrado la puerta del Consejo de Ministros a los morados, que siguen empeñados en forzar la cerradura. Los socialistas se han plantado: altos cargos o repetición de elecciones; ante lo que Iglesias no se achanta. El PSOE agita el fantasma de la repetición electoral como respuesta a la negativa de Podemos porque creen que así los morados cederán a sus exigencias; mientras estos creen que Sánchez va de farol y que retomará los contactos con el inicio del curso escolar.

Irene Montero anticipa que "el interés del PSOE es más una investidura fallida que un acuerdo de Gobierno" porque ni le han informado de la fecha antes que a los medios

Por más que lo nieguen, las discrepancias entre ambas formaciones tienen su génesis en los nombres propios. PSOE y Podemos ya elaboraron juntos unos Presupuestos que supusieron un trabajo de varios meses y que finalmente no pudo concretarse. En dichos acuerdos no solo se incluían tediosos e ininteligibles números, sino también líneas de actuación política, por lo que el acuerdo programático estaría prácticamente hecho salvo algunos flecos. El obstáculo es la integración de los morados Consejo de Ministros.

Desde Moncloa trasladan que no habrá segunda intentona y que si el secretario general del PSOE no es investido en la primera votación, que tendrá lugar el día 23 de julio, el sendero conduce irremediablemente a la repetición electoral, que sería el 10 de noviembre, porque no variarán ni un ápice su oferta.

Así, el PSOE juega la carta del temor morado a una nueva cita electoral, ya que entienden que Podemos saldría muy perjudicado mientras los socialistas superarían sus actuales 123 escaños gracias, entre otras cosas, al desplome de un Ciudadanos en horas bajas. Iglesias no acaba de creerse la advertencia y considera que se trata de una medida de presión.

Podemos ve lejana la posibilidad de que Sánchez convoque elecciones de nuevo y espera retomar contactos en septiembre tras una primera votación fallida.

Rivera no solo se enroca en el 'no', sino que volverá a dar plantón a Sánchez

La noche electoral, el pasado 28 de abril, parecía más seguro la conformación de un Gobierno de coalición entre socialistas y morados que a día de hoy. Tal es la relación que Irene Montero, portavoz parlamentaria de Podemos, asegura que Meritxell Batet, presidenta del Congreso, no le ha comunicado la fecha elegida antes de comparecer ante los medios. “Es una falta de respeto institucional innecesaria, síntoma de que el interés del PSOE es más una investidura fallida que un acuerdo de Gobierno”, ha denunciado Montero.

Rivera: ‘no’ y plantón

A pesar de la presión ejercida por los poderes fácticos, a la que se han sumado voces internas como Toni Roldán o Javier Nart, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, mantiene su rechazo.

Insiste en cerrar la puerta a la abstención y no solo eso, sino que volverá a dar plantón a Sánchez. Ya sorprendió negándose a reunirse con Sánchez en Moncloa en un encuentro discreto, después de que éste hiciera lo propio con Casado; y rehusará una vez más. “No tengo nada más que hablar” con Sánchez, ha espetado ante los medios de comunicación como respuesta a si acudirá a una posible citación, argumentando que “el presidente tiene que negociar con sus socios, yo no puedo hacer la labor de Sánchez”, ha dicho, y ha insistido: “Le pido que no pierda más el tiempo” ya que “tiene una mayoría posible, pero se tiene que poner a trabajar”.

Las cuentas del PSOE

La opción plausible y sobre la que Sánchez y su equipo trabajan es un acuerdo con Unidas Podemos aún por determinar. Pero entre ambos suman 165 escaños, lejos de los176 de la mayoría absoluta. Dos son las rutas que puede tomar el PSOE para reeditar Gobierno: bien con los partidos regionalistas o bien con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y JxCat.

Los presos de JxCat apuestan por la abstención, ERC no bloqueará la investidura y arrastrará a EH Bildu, con quien tiene un acuerdo de unidad estratégica

El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ya ha anunciado que su grupo parlamentario no bloqueará la formación de Gobierno, pero tampoco dará cheques en blanco. Unas palabras a priori vacías pero que rezuman claridad: Sánchez puede contar con ellos.

EH Bildu tiene firmado con ERC un acuerdo de unidad estratégica. Arnaldo Otegi así lo esgrimió para justificar que votarán en el sentido en que los hagan los republicanos catalanes en la investidura de Sánchez aunque el presidente ni les ha llamado ni tiene pensado hacerlo.

También se han abierto a la abstención los presos electos de JxCat, por lo que Sánchez podría aterrizar en la Moncloa con el respaldo de los independentistas, pero es bien sabido que no es partidario de dejar descansar la gobernabilidad del país en los partidos secesionistas.

Las vía regionalista

De entre los potenciales socios de Sánchez dentro del espectro de partidos denominados regionalistas, el PSOE podría sumar a PNV, PRC y Compromís sin despeinarse demasiado. De los tres el que más hará sudar a los socialistas será el grupo vasco. De hecho, Aitor Esteban salió de la reunión con José Luis Ábalos advirtiendo de que hoy por hoy no tienen sus votos y que la reunión no ha sido más que una toma de contacto en un clima “distendido y constructivo” que permita “explorar las posibilidades de avanzar hacia un entendimiento”.

Aún contando con los nacionalistas vascos (sin los independentistas) a Sánchez la aritmética parlamentaria sigue resistiéndosele. Se quedarían en los 173 escaños (123 PSOE, 42 Podemos, 6 PNV, 1 Compromís y 1 PRC). Solo existe una posibilidad de que esta fórmula sumara, y es en un escenario en el que los presos electos de JxCat no renuncien a su acta. Sánchez no saldría elegido en primera votación, pero en una segunda votación solo necesitaría más ‘síes’ que ‘noes’ y la abstención de partidos como EH Bildu o Coalición Canaria valdrían una investidura.

Esta opción no la baraja el PSOE puesto que, según fuentes internas consultadas por ElPlural.com, existe la posibilidad de que “JxCat cambie de opinión a última hora, renuncien al acta, firmen los nuevos, y adiós”. No se fían.

Por su parte, Ana Oramas (Coalición Canaria) ha advertido de que bajo ningún concepto apoyaría un Gobierno integrado por Podemos, con lo que el líder socialista tendría problemas con sus socios morados (más aún).