El líder de Ciudadanos ha comparecido en rueda de prensa este martes a las 12.30 horas en el Congreso de los Diputados. Durante la jornada, Albert Rivera ha rechazado la posibilidad de reunirse tanto con Pedro Sánchez de cara a la investidura del próximo 23 de julio como con sus homólogos de la derecha, Santiago Abascal y Pablo Casado, a fin de potenciar un posible entendimiento en Madrid y Murcia.

La situación en el seno naranja es convulsa. Mientras insisten en su negativa a retornar al centro político e insisten en su particular “no es no” al PSOE, la aritmética también se complica dentro del bloque de la derecha. Vox se niega a apoyar acuerdos exclusivos de PP y Ciudadanos siempre que no se reúnan con ellos y los incluyan en las negociaciones programáticas.

La actualidad naranja está rodeada por la crítica desde izquierda y derechas. Sobre su negativa a sentarse con Sánchez, Rivera ha cargado contra los socialistas, pidiendo que dejen “el teatro” y se pongan a trabajar: “El pacto de Navarra es el plan de la vergüenza. Simboliza la ruptura con el constitucionalismo después de pactar con Batasuna. Los que somos constitucionalistas sabemos quiénes quieren liquidar nuestro país. Hay una ruptura, un antes y un después tras el pacto navarro. Por ello, nos ratificamos: no tenemos nada que hablar con ellos”. Además, ha ido un paso más allá y ha evidenciado que su relación con Pedro Sánchez no es nada productiva: “No es el Rey. No asistiré a cuantas reuniones requiera”.

El desencanto de Ciudadanos con Ferraz es evidente. Además del portazo a mantener un encuentro, Rivera ha pedido la dimisión de Marlaska por fomentar el odio y poner en el centro de la diana a su partido durante la manifestación del Orgullo celebraba el pasado 6 de julio: “El ministro de Interior nos ha señalado y debe dimitir. Un ministro señalando a otros es un problema para la convivencia. Me niego a comprar la España de trincheras que quieren imponer”. “Vistas las imágenes deplorables, les anuncio que presentaremos un escrito ante la Fiscalía. No hace falta que les explique las escenas: todos los españoles han visto las agresiones y amenazas”, ha añadido.

A diestro y siniestro, Albert Rivera también ha tenido tiempo para enjuiciar las actitudes de Vox. A pesar de necesitar sus votos, la cúpula naranja se niega a incluir a los ultras en sus acuerdos programáticos, cerrados en exclusiva con el PP.

Preguntado sobre su falta de humildad al no querer reunirse con Abascal y escuchar sus demandas, al dirigente se le ha notado que los últimos ataques en su contra no han sentado nada bien: “Con insultos y ataques personales no se construyen gobiernos”, ha alegado, haciendo alusión directa tanto a los insultos proferidos desde el Twitter oficial de Vox a su persona (“lameculos” y “acojonado”) como a las últimas declaraciones de Rocío Monasterio (“ni Malú sabe dónde está Rivera”).

A pesar de ello, tiende la mano a los de Abascal y se muestra dispuesto a reunirse con ellos siempre que cambien de opinión: “No somos nosotros quienes votamos ‘no’ en Murcia”. A menos de 24 horas de la sesión de investidura de la Asamblea de Madrid, las conversaciones siguen sin ser fluidas y las críticas bidireccionales recibidas en las últimas semanas escuecen y dificultan el entendimiento.