Hace sólo un par de días recordábamos el ojo clínico de Mariano Rajoy a la hora de apuntalar a sus líderes regionales. Declaró su orgullo por andar un paso detrás, delante, pero siempre al lado de Camps. Puso como ejemplo del Gobierno que quería para España la forma de gobernar de Jaume Matas en Baleares. Alabó la gestión en Castellón de Carlos Fabra… Y eso sin olvidar sus ánimos a Luis Bárcenas.

A tres de los cuatro los ha tenido, o aún los tiene en la cárcel. Otro se sentaba hoy a declarar en un juzgado ¿Es que no quiere ver.., o es que Mariano Rajoy es así de ciego? ¿Los gafa?

Porque para José Manuel Soria, el ministro que hoy ha empujado a no sentarse en la mesa del Consejo de Ministros, también tuvo palabras de sentido ánimo cuando ya se le acusaba por su gestión: “Eres de primera categoría, un gran representante de Canarias y de España”, le alabó ante la enternecida sonrisa del aludido.

“Le han dado inmisericordemente, si te sirve de consuelo a otros también”, volvió a alabarle en otra ocasión, en la que, profético, concluyó: “pero lo cierto es que la verdad acaba imponiéndose”. Gran Rajoy.