El PP opta por ponerse de perfil en política internacional y no se pronuncia sobre las últimas decisiones del presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump. Mientras que Vox se ha alineado de manera rotunda con el líder norteamericano en lo que respecta, por ejemplo, a los aranceles, el responsable de la formación de Génova y el partido en su conjunto no dan una opinión.

Por el momento, los ‘populares’ no hablan acerca de las negociaciones del líder norteamericano y Vladimir Putin para la paz en Ucrania sin tener en cuenta al país invadido ni a la Unión Europea, ni contestan acerca de los aranceles hacia algunos productos europeos que ha aprobado Trump. Ni tampoco aclara si el Partido Popular respaldaría el gasto en Defensa para llegar al nivel que exige la OTAN.

Lo más lejos que ha ido Feijóo se encuentra en una entrevista al diario El Mundo de este lunes, donde el gallego se limita a señalar que España “tiene que defender los intereses de los españoles” y no “los electorales del Gobierno” o “un postureo que te dé votos”. “Tiene que llevarse bien con el Gobierno norteamericano, con independencia de quién esté en él (…) Ahora bien, España no puede quedarse de brazos cruzados cuando se afecta a sus sectores productivos y, además, de forma injusta”, emplazó, añadiendo que nuestro país “debe tener una posición común con la UE, porque solo desde la UE podemos hablar de tú a tú a EEUU”.

 Lo más lejos que fue pasa por pedir al continente “sentarse, dialogar, negociar y levantarse el último de la mesa”: “La UE no puede cruzarse de brazos si no se llega a un punto de consenso y equilibrio”.

La equidistancia, tónica habitual            

La estrategia del ex presidente de la Xunta en esta línea es habitual y lo ha demostrado en varias ocasiones, y es que Feijóo suele optar por no pisar demasiados charcos -aunque inevitablemente muchas veces esto le sale mal y termina haciéndolo- salvo que su posición sea absolutamente necesaria.

Un caso claro de este modus operandi se encuentra en el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), en lo que Feijóo mantiene un doble discurso en función del rédito que pretenda sacar, pasando siempre éste por atacar al Gobierno de Pedro Sánchez.

Lo último quedó igualmente palpable en su conversación con el medio de comunicación anteriormente mencionado, donde dijo que “el insulto, el exabrupto y la descalificación no llevan a nada” y que “por eso los líderes europeos son muy prudentes en su relación con Trump”, tachando al Ejecutivo español como “el más imprudente” porque “insiste y persiste en la confrontación”. “Es un irresponsable”, considera.

Diferentes opiniones en el PP

De forma un poco más directa pero sin traspasar muchas líneas habló el PP después de que hace escasos días el vicepresidente de EEUU, James David Vance, solicitara levantar el cordón sanitario a los neonazis. “No aceptamos que extraños intervengan en nuestra democracia”, mantuvo con el miembro de la Casa Blanca en toda una declaración de intenciones que encontró la respuesta del presidente de Francia, Emmanuel Macron, y de Alemania, Frank Scholz, entre otros.

La forma de pronunciarse de Feijóo lleva a que el resto del partido no siempre sepa cuál es la postura oficial de los conservadores. Las dudas quedaron al descubierto, entre otros momentos, cuando Esteban González Pons se dirigió en términos muy duros a Trump, llegándolo a calificar en un artículo como “ogro naranja” y "macho alfa de una manada de gorilas”.

El vicepresidente de los ‘populares’ europeos se topó con la réplica de Miguel Tellado, quien dejó claro que “no comparte” esa opinión: “Hay cosas en las que podemos coincidir con Trump y otras en las que no”. Una línea similar adoptaron otras voces de la formación, que mantienen que esas palabras de Pons están hechas “a título personal” sin seguir el “criterio” del PP, pero no explican cuál es ese “criterio”.

La ultraderecha sí se alinea con Trump

El Partido Popular sigue, por tanto, sin saber muy bien como contrarrestar el efecto Vox con una ultraderecha crecida y que sí se pronuncia a las claras hacia las decisiones reaccionarias del presidente de EEUU.

El propio Santiago Abascal aprovechó la sesión de control al Gobierno de la semana pasada para culpar a Pedro Sánchez de los aranceles de Trump, a la vez que se deshacía en elogios hacia la primera ministra italiana Giorgia Meloni, aplaudiendo que, a su juicio el país italiano se iba a salvar de las intenciones de Trump por una relación entre mandatarios. De hecho, el propio Abascal se subió en ese barco.

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