El 21D en Catalunya ha marcado un antes y un después en el devenir de la política española. Un punto de inflexión que puede subvertir el sentido hegemónico del Partido Popular. Los de Mariano Rajoy aseguran que “una cosa son las autonómicas y otras las generales”, pero las encuestas insisten en rebatir a los populares: Ciudadanos gana terreno hasta el punto de que, de celebrarse comicios estatales, sería la primera vez desde 1982 que el bipartidismo no consigue la primera plaza.  Albert Rivera se ve en La Moncloa, y ambos partidos pugnan ahora por erigirse como el buque insignia de la derecha española. En los últimos días el cruce de declaraciones entre las formaciones (dardos cargados de veneno) ha elevado el tono y la temperatura. ¿Por qué los naranjas cargan ahora con especial vehemencia contra los populares?

Este lunes Rajoy convocó a sus barones autonómicos y, además de tratar el nuevo plan de financiación autonómica, sobre la mesa estaba un asunto de vital trascendencia, cuestión de vida o muerte (y nunca mejor dicho): ¿Cómo recuperar la iniciativa política y frenar la sangría de votos hacia Ciudadanos)

Según el CIS, la sociedad española se declara "Conservadora", y Ciudadanos intenta robar este voto al PP

En los últimos días la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, ha acusado a Ciudadanos de “deslealtad sin límites” por intentar capitalizar el desgaste del Gobierno por su gestión del debate territorial. Y es que, Cataluña ha sido el detonante del cambio de tendencia de los naranjas. Las tensiones y distensiones entre Ciudadanos y PP siempre han estado a la orden del día, al fin y al cabo, batallan por el mismo espacio electoral (la derecha del tablero político). Albert Rivera siempre ha criticado a Rajoy por su ternura para con la corrupción, pero nunca había sido tan sustancialmente duro como esta semana, cuando el pasado martes aseguró que “España no se merece un presidente que tapa la corrupción” y que “no quiere luchar contra la corrupción. Es especialista en proteger a los corruptos”. Unas punzantes palabras que denotan un cambio en la estrategia: de la ofensiva pasiva, de posición; a la carga absoluta.

Lo que el CIS esconde

El pasado lunes 5 de febrero trascendió el primer barómetro elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en este 2018. Lo habitual, por su noticiabilidad, es hacerse eco de los datos relativos a la estimación del voto, los problemas de los españoles y la valoración de líderes. Pero si se bucea en las tripas del barómetro, uno se puede topar con datos que revelan los motivos que empujan a Ciudadanos a enarbolar una nueva estrategia y ganar terreno al PP.

No cabe duda de que la dureza de los naranjas con el Partido Popular responde a un razonamiento lógico realizado con la calculadora electoral en la mano: el objetivo es robarle votos. Pero, ¿por qué se ha acentuado hostilidad a raíz del desafío soberanista?

Con la ruptura del bipartidismo y la irrupción de nuevas fuerzas, las formaciones deben ocupar y delimitar su espacio en el tablero. Los flujos de voto se han de estabilizar. Pero cada espacio electoral tiene sus límites.

El 17,8% de los que votaron al PP el 26J, ahora optarían por Ciudadanos

Desde el Congreso de Ciudadanos celebrado a principios de 2017, los naranjas modificaron sus líneas maestras y comenzaron a presentarse ante la opinión pública como “el partido de los liberales”. Los adalides del liberalismo están de enhorabuena: según el último CIS, “Liberal” ocupa la tercera posición en la clasificación de cómo se definen políticamente los encuestados. La primera opción es “Conservador”, y la segunda “Socialista”.

En el CIS de octubre de 2017, el ranking lo lideraba “Socialista” con 12,2. “Conservador” ocupaba la medalla de plata con 11,9, seguido muy de cerca por “Liberal”, con un 11,3. ¿Cómo se ha visto modificado esto durante el desafío soberanista?

El último CIS refleja que la opción “Conservador” se ha disparado a la primera posición con un 13,2. “Socialista” queda relegada al segundo puesto con 12,3 y “Liberal” tercero con 12.

CIS de enero del año 2018.

Con estos datos sobre la mesa, se puede concluir que, a raíz del debate territorial, el conservadurismo se ha adueñado de la sociedad en detrimento del socialismo, y la opción liberal también gana enteros. Sin embargo, no los suficientes. Ciudadanos se lleva los votos liberales y el PP los conservadores, ambas opciones crecen, pero de manera desigual. En consecuencia, si Ciudadanos quiere sorpassear a los populares, no basta con recoger el voto de los liberales, sino que debe robar voto conservador al PP. ¿Cómo? Explotando la mancha más negra del PP: la corrupción.

El PP vive su lunes más negro desde 1982

Albert Rivera aprovecha cada vez que tiene delante un micrófono o una cámara para incidir: “España no se merece un presidente que tapa la corrupción. [Rajoy] No quiere luchar contra la corrupción. Es especialista en proteger a los corruptos”. De hecho, las negociaciones por los Presupuestos están paralizadas tras la imputación en Púnica de la senadora Pilar Barreiro, que parece haberse atornillado al cargo a pesar de que Ciudadanos exige su cese.

“Deben cumplir el acuerdo de investidura”, argumentan los de Rivera. Sin embargo, desde que se firmó el pacto, Ciudadanos ha tenido que tragarse más de un sapo, pero ahora, con los votos en juego, su dureza ha aumentado. Y con unas elecciones autonómicas y municipales a la vuelta de la esquina -en 2019-, los ánimos no parece que vayan a apaciguarse.

¿Es efectivo?

La respuesta es contundente: sí. Ciudadanos está capitalizando el debate territorial explotando la corrupción del PP. De hecho, el último CIS es revelador. El 17,8% de los que votaron al PP el 26J, ahora optarían por Ciudadanos. Un flujo de voto notable y que no se produce en sentido contrario: el 86,2% de los votantes de Ciudadanos en las últimas generales mantendría su voto y solo el 2,4% cambiaría a los naranjas por los populares. Lo llamativo es que los naranjas no solo le arrebatan votos a los populares, sino que varios cargos se han cambiado de filas: el PP de Cáceres se fuga en masa a Ciudadanos.

¿Qué esperar de PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos en el nuevo curso político?