El 21D en Catalunya ha marcado un antes y un después en el devenir de la política española. Un punto de inflexión que puede subvertir el sentido hegemónico del Partido Popular. Los de Mariano Rajoy aseguran que “una cosa son las autonómicas y otras las generales”, pero las encuestas insisten en rebatir a los populares: Ciudadanos gana terreno hasta el punto de que, de celebrarse comicios estatales, sería la primera vez desde 1982 que el bipartidismo no consigue la primera plaza. A la problemática electoral se le añade una arista más, la orgánica. Y es que, dirigentes del PP se empiezan a fugar con cierta asiduidad a las filas naranjas.

La mitad de los votantes del PP no volverían a confiar en el partido y Ciudadanos les roba un 23%, siendo la primera opción en votos

El punto focal de este flujo de tránsfugas se encuentra en Extremadura. El que fuera presidenta de la junta local del PP y predecesor de Elena Nevado en la dirección del partido en Cáceres, José Antonio Villa, ha anunciado que cambia su elástica azul por la naranja. Villa ha justificado que “considero que el PP ha perdido la línea ideológica y ya no me siento identificado con el partido”.

También se ha marchado Lázaro García, concejal que estuvo en el Ayuntamiento de Cáceres con José María Saponi (alcalde desde 1995 hasta el 2007).

Sus fugas se suceden a las de Javier Casado y Luis Fernando Gallego, quien también fue concejal con Saponi.

A todos ellos podría sumarse un nuevo rostro, el de Jerónima Sayagués, exsubdelegada del Gobierno. Francisco Piñero, coordinador local de Ciudadanos en Cáceres, ha confirmado que “estamos en conversaciones”, aunque aún no hay nada cerrado.

¿Crisis? ¿Por qué?

El detonante de la ciclogénesis del PP, tanto a nivel electoral como orgánico, fue el desafío soberanista. A juicio de Ciudadanos, Rajoy ha lidiado con tibieza, lentitud y poca firmeza durante todos y cada uno de los asaltos librados contra el independentismo. El PP se defendía subrayando que es lo mismo guantear que subir al rin (“gobernar es distinto de opinar”, eran sus palabras exactas”).

Albert Rivera ganó su particular pulso (al menos eso parece reflejar el marcador) y ha modificado el acople de fuerzas políticas. Una vez roto el bipartidismo, al igual que PSOE y Podemos luchan porque erigirse como buque insignia de la izquierda, lo mismo ocurre con la derecha. Antes, conservadores y liberales convergían en el PP, pero Ciudadanos modificó su discurso y, tras decir que eran un partido de izquierdas y luego de centro, ahora, utilizando figuras como Emmanuel Macron, se presentan como los liberales, asumiendo y fidelizando buena parte del electorado del PP, lo que ha provocado la tránsfuga de dirigentes. Tanto es así, que ya son 26 el número de afiliados a NNGG que también se han marchado a la formación naranja.