Resulta evidente que hay un empeño por parte de algunos medios de comunicación (sobre todo), aunque ya esté extendiéndose por todos, en hacer saber que Podemos se atomiza, se divide, se fragmenta, se rompe. Y de manera curiosa llama la atención esa bipolaridad del grupo Atresmedia, donde desde La Sexta se crea y alimenta a la criatura y desde Antena 3 se la destroza. Una llamativa bipolaridad que demuestra que se trata de contentar a todos los públicos y, en definitiva, de hacer caja. 

Desde Prisa, por su parte, no han tardado en llenar portadas de El País con los titulares de apocalipsis, división, enfrentamientos entre los "errejonistas" y los "pablistas". Lo de los anticapitalistas no es novedad. 

No cabe duda de que todo lo que pueda debilitar a Podemos de alguna manera genera excusas que tratan de justificar una gran coalición. Es evidente que dando a entender que, si en la formación morada no son capaces de ponerse de acuerdo y solventar sus problemas, difícilmente podrán hacer frente a un gobierno de coalición donde el diálogo y el entendimiento son básicos, es un argumento que pone en valor el entendimiento entre PSOE y Ciudadanos. O al menos, lo pretende.

Y para la evidencia de la estrategia, basta con prestar atención a Pedro Sánchez: cuanto más dialogante se muestra, poniendo la otra mejilla, pasando página sobre los desplantes que Podemos ha tenido respecto al PSOE (y difamaciones, sea dicho también), más claro queda el papel que hace en este teatro. La mano estará tendida, siempre y cuando Podemos esté dispuesto a sentarse en una mesa donde el documento principal ya está firmado; y por si esto fuera poco, el segundo documento que se envió a la formación morada vino a ser una burda copia del acuerdo con Ciudadanos, aunque presentándolo de otro modo. Una tomadura de pelo detrás de otra. 

Mientras tanto, pasa el tiempo y el Partido Popular parece tener muy claro que a Rajoy le quedan los días contados. Esto, sumado a las declaraciones que recientemente hizo Rivera (dando a entender que, si Rajoy desaparecía, todo era replanteable) abre nuevas puertas para esa coalición tan esperada por los mercados. 

Las principales caras visibles de Podemos son amigas desde hace años, parejas o ex parejas

Salvo Ciudadanos, nadie quiere ya que se repitan elecciones. Ni siquiera Podemos que, en estos días, conspiraciones contra ellos a parte, están viendo cómo dimiten miembros de su organización por doquier, cómo algunos de sus compañeros de viaje para estas pasadas elecciones ya han avisado de que si se celebrasen las próximas no repetirían a su lado y, además, a pesar de saber que si se unieran con Unidad Popular (Izquierda Unida) obtendrían posiblemente un millón de votos más, se niegan como siempre a plantear esta alianza. Es un hecho que, por mucho que traten de echar balones fuera para culpar de todos sus males al PSOE, la culpa de todo no la tiene Yoko Ono.

En todas las organizaciones siempre hay problemas, siempre hay tensiones, broncas monumentales, traiciones, mentiras, trepas, sumisos, palmeros, conspiradores. Negarlo es mentir descaradamente. Y a veces uno debería plantearse que las explicaciones que da, lejos de clarificar y apaciguar, podrían resultar la evidencia de lo que se denuncia supuestamente -por mucho que se empeñen en taparlo-: y es que en las declaraciones de Errejón, al explicar que no hay división entre Pablo y él, se hace alusión a su amistad desde los 19 años. Una colosal evidencia del funcionamiento de la formación morada donde las principales caras visibles son eso: amigas desde hace años, parejas o ex parejas. Amiguismo puro y duro, tal y como ha venido haciendo siempre la casta, esa endogamia del amiguete, la novieta y el exnovio.

Y así se justifican ante las críticas por la falta de democracia interna: evidenciando que efectivamente, por mucho click que hagan en internet los supuestos afiliados, al final, los que acaban manejando el cotarro son amigos desde la adolescencia; son novietes y novietas. Y los que no bailen al son, están fuera. 

Negar la evidencia solamente puede generar mayor atención en hechos que ponen de manifiesto que aquello que pretendía ocultarse cada vez tiene más visos de ser cierto.  Y en Podemos es comprensible que, con tan sólo dos años, estos errores puedan darse; pero donde no tienen perdón es en formaciones como el PSOE o el PP. 

La formación "socialista" repite hasta la saciedad que se han cerrado filas en torno a Pedro. Se empeñan en mentir manipulando los datos de eso que llaman "consulta" -que ha sido un timo y un insulto a la inteligencia-, pero mientras tanto, se saltan a la torera los estatutos y deciden retrasar la fecha del congreso hasta nuevo aviso. Fíjese el lector en que nadie ha puesto el grito en el cielo, y es que esta licencia se la permiten a Sánchez después de la firma con Ciudadanos. Le han consentido seguir aparentando que está vivo cuando todos vemos lo que hay. Lo mismo que le sucede a Rajoy: y cuantas más veces salgan las Sorayas de turno hablando de lealtad, de su candidato infinito, más claro queda que le quedan dos días al presidente. Sucede igual en el fútbol: cuando se habla maravillas del entrenador y se afirma que cuenta con la total confianza del club, a los dos días le cambian por otro. 

Por lo tanto, resulta absurdo decir que en Podemos están todos encantados y que lo que tienen es simplemente debate (por el mero debate no se dimite); como absurdo resulta hablar de unidad dentro del PSOE mientras no se atreven a convocar un Congreso ni a hacer una consulta con el mínimo rigor democrático; al igual que en el PP es lamentable ver a todas las comparsas disimulando. Todos hacen una cosa igual: criticar y perseguir a quienes dicen la verdad, apelando a la falta de lealtad con el proyecto, a la debilidad que están mostrando frente al enemigo. Se creen que desde fuera no nos damos cuenta, que pueden seguir engañándonos, aunque empiezan a ser conscientes de que ya no cuela y quizás por eso, no quieran que se repitan elecciones pues estos meses están resultando esclarecedores para verle el plumero a todos.