Durante más de una década, la Casa Real española estuvo envuelta en un entramado de pagos millonarios y chantajes destinados a proteger la imagen del rey emérito Juan Carlos I. Esta trama, conocida como la Operación Persa, involucraba pagos secretos para silenciar a la vedette Bárbara Rey, quien mantenía en su poder fotos, vídeos y audios que evidenciaban una relación extramarital del monarca. Estos documentos, de haberse filtrado, habrían supuesto un golpe mortal a la estabilidad de la Monarquía en los años noventa y primeros años del nuevo milenio.
Sin embargo, lo que comenzó bajo la presidencia de Felipe González y continuó con José María Aznar llegó a su fin con José Luis Rodríguez Zapatero. En 2004, cuando Zapatero asumió la presidencia del Gobierno, tomó la decisión de cerrar el grifo de los pagos a Bárbara Rey, poniendo fin a una práctica que había drenado fondos públicos durante una década. Estos pagos no solo comprometían el uso de dinero del Estado, sino que también alimentaban un esquema de encubrimiento que protegía al rey emérito de las consecuencias de su vida privada.
Felipe González y José María Aznar: complicidad silenciosa
La historia de la Operación Persa comenzó en los años noventa, bajo el mandato de Felipe González, cuando Bárbara Rey chantajeó al rey emérito, exigiendo dinero para no hacer públicos los documentos incriminatorios. El Gobierno socialista accedió a las demandas de la vedette, autorizando pagos que salían de los fondos reservados del Ministerio de Defensa y del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Entre 1994 y 2000, se entregaron más de 3,6 millones de euros en varias entregas para comprar su silencio, tal y como ha publicado este domingo El País.
Años más tarde, José María Aznar, aunque mostró su descontento con esta práctica, no hizo esfuerzos significativos para detener el flujo de dinero. Bajo su presidencia, los pagos continuaron hasta el año 2000, y aunque intentó distanciarse del rey emérito, permitiendo que el calendario de pagos siguiera su curso, el Gobierno continuó canalizando fondos para garantizar la discreción de Bárbara Rey.
El punto de inflexión: Zapatero pone fin a los pagos
La llegada de Zapatero al poder marcó un giro decisivo en esta oscura trama de chantajes y encubrimientos. El líder socialista decidió terminar con lo que consideraba un abuso de los recursos públicos para proteger aspectos privados de la vida del monarca. Bajo su dirección, el Gobierno dejó de pagar a la vedette en 2004, después de una década de desembolsos millonarios.
La decisión de Zapatero, motivada por el respeto a la transparencia y la separación entre la vida pública y privada de las altas esferas del Estado, cerró definitivamente el ciclo de la Operación Persa. A pesar de las preocupaciones de la Casa Real por posibles filtraciones, el Gobierno no cedió a nuevas presiones y los pagos fueron cancelados.
Zapatero y la transición hacia una Monarquía más transparente
La postura de José Luis Rodríguez Zapatero en la Operación Persa no solo puso fin a un sistema de chantajes y pagos secretos, sino que también marcó el inicio de un cambio hacia una Monarquía más transparente y responsable. Su decisión de cortar el flujo de dinero hacia Bárbara Rey fue un primer paso para poner límites a los privilegios del rey emérito y asegurar que los fondos públicos no se utilizaran para ocultar escándalos personales.
Con el paso de los años, el rey emérito se enfrentó a nuevos escándalos que, sumados a la presión pública, llevaron a su abdicación en 2014 y su exilio voluntario en 2020. Sin embargo, el corte de los pagos en 2004 supuso un hito en la reconfiguración de la Monarquía, poniendo fin a una década de encubrimientos que habían comprometido no solo la imagen de Juan Carlos I, sino también la confianza en las instituciones del Estado.