Estupefactos, sorprendidos, reticentes, enfadados… Muchos son los calificativos que describirían a la perfección el estado del Partido Popular tras la invitación de Ana Pastor a Quim Torra a comparecer en el Congreso. Pastor dio un golpe de efecto desligándose de la línea de la formación popular por voluntad propia, lo que ha agitado a sus filas. Actuó como tercera autoridad del Estado, lo que no implica que el presidente de su partido apoye firmemente su decisión.

Pablo Casado se enteró de las pretensiones de Pastor cuando lo hizo público, ya que él mismo ha reconocido a la Sexta que desconocía que fuera a invitar a Torra. La presidenta del Congreso realizó su oferta durante un desayuno informativo en el que Casado fue su telonero. ¿Y cómo ha sentado? Depende. Hay quien simplemente lo desconocía, como Andrea Levy; hay quien habla de “normalidad” democrática, como Teodoro García Egea; y hay quien lo critica, eso sí, en privado.

Pocas horas después del ofrecimiento, el president de la Generalitat daba el pistoletazo de salida al “otoño caliente” con una conferencia en el Teatre Nacional de Catalunya. La dureza marcó su intervención, en la que habló de persecución, de “vidas robadas” -en referencia a los “presos políticos”-, instó a “crear un nuevo primero de octubre” y aseguró que no cederán ni un solo paso y que el “punto de partida es la independencia”. Sus palabras rápidamente encontraron respuesta en el Gobierno, que convocaba una comparecencia en la que la portavoz Isabel Celaá insistió en que el Gobierno no permitirá que vuelvan a saltarse la Constitución: “Diálogo entre todos y todas las catalanas”.

Casado, quien endureció el argumentario del PP sobre el asunto secesionista a su llegada a la presidencia del partido, actuó rápidamente y su grupo parlamentario registró una PNL para que el Congreso condenara las palabras de Torra. Asimismo, el secretagio general del PP, Egea, criticó durante la mañana del miércoles que Pedro Sánchez recibiera a Torra en Moncloa y permitiera que paseara el lazo amarillo por el complejo, “un símbolo que insulta” a las instituciones españolas. ¿Cómo le sentaría que Torra paseara el símbolo amarillo también por el Congreso?

Desde el entorno de Pastor quitan hierro al asunto y, según publican varios medios de comunicación, aún no se ha trabajado en el formato de la visita. Pero sería un debate para que explicara su hoja de ruta para Cataluña, y por supuesto, sin votaciones. No obstante, Pastor no tiene la prerrogativa de impone el formato, ya que dicha potestad la ostenta la Mesa y la junta de portavoces.

El sector independentista ha visto con buenos ojos el ofrecimiento. Elsa Artadi, la portavoz de la Generalitat, y Joán Tardà, portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en el Congreso, han recogido el guante. Por su parte, el Gobierno es partidario de que Torra comparezca en la comisión de Política Territorial

En cualquier caso, el ofrecimiento no solo es un golpe de efecto de Pastor, sino que también implica un pequeño distanciamiento en el posicionamiento del PP con respecto a Ciudadanos. Y es que, Casado ya recriminó a Albert Rivera que además de quitar lazos amarillos había que aportar más, y la oferta de Pastor podría suponer ese plus.

La invitación de Pastor a Torra no es la primera que un cargo de notable relevancia del PP hace a un líder independentista. Carles Puigdemont solicitó acudir al Senado y Pío García-Escudero le invitó. No obstante, finalmente el expresident rehusó la oferta porque “ya tenían decidido el 155”.